Capítulo 3: El rapto.

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Las mujeres susurraban y sonreían en la tribu mientras terminaban de purificar a Sasuke en la tienda de Kushina. Uno de los ancianos llenaba todo el tipi con vapor mientras Kushina esperaba fuera a que todo terminase y ayudaba al resto de mujeres a preparar el gran banquete.

Escuchaba los susurros de las mujeres, hablando sobre el cuerpo de ese chiquillo blanco que habían traído y sonreía al oírlas. Una parte de ella estaba preocupada por su hijo, los hombres blancos habían llegado a sus tierras, arramblando con todo, echándoles de sus casas, de sus territorios, les habían llevado a la guerra, habían matado a su esposo y ahora... tan sólo le quedaba su hijo.

- ¿Te preocupa tu hijo? – preguntó una de las mujeres a Kushina.

- Claro que sí. Es un chico blanco, los suyos han matado a muchos de los nuestros sólo por los territorios y ahora... mi hijo va a casarse no sólo con un blanco, sino con un hombre. Jamás había ocurrido algo así.

- Naruto es fuerte, no le ocurrirá nada. Lo hace por la paz y lo sabes. Aun así... creo que hay algo más que te preocupa.

- Sí... me gustaría mucho odiar a ese chico pero... no puedo. Sé que todos aquí le miran con desconfianza y esas cosas, pero... creo que ese chico despierta en mi un sentimiento... no sé.

- ¿Maternal? – preguntó la mujer de al lado con una sonrisa.

- Exactamente eso. ¿Has visto lo que le han hecho? Íbamos a matar a su hermano y al final... llegaron a ese acuerdo, su propia familia lo vendió, prácticamente lo estaban sacrificando y todo para salvar al primogénito de su familia. Está solo, no entiende nada y su familia le ha abandonado, debe sentirse muy triste y solo. Ahora no tiene familia y se va a casar con mi hijo. Por mucho que me gustase odiarle... creo que está demasiado solo y me da lástima por lo que le ha tocado vivir.

- Esta noche pasará a ser de tu familia.

- No sé si ese chico está preparado para todo esto.

- Has criado bien a Naruto, sabrá controlar la situación. No le pasará nada. Fue el mejor en su rito de iniciación y lo sabes.

- Sí, todo saldrá bien – sonrió Kushina.

- Hola, mamá – sonrió Naruto dándole un beso a su madre.

- ¿Ya te has purificado?

- Sí. Tengo que ir a cambiarme para el "rapto" – sonrió – pero aún tengo un poco de tiempo por si necesitas ayuda.

- No, cielo, esto es cosa de mujeres – sonrió su madre.

Kushina miró a la espalda de su hijo a unos cuantos guerreros que pasaban por detrás, todos sonriendo y haciendo gestos sexuales sabiendo lo que se le avecinaba a su hijo, no pudo evitar sonreír y Naruto se giró a mirarles.

- Dale duro, Nueve colas – sugirió uno.

- Déjale seco – decía otro haciendo sonreír a Naruto, quien levantó la mano haciéndoles una señal como que les había entendido.

- Estás preocupado – dijo Kushina al ver cómo se giraba hacia ella.

- Ese chico no entiende nuestras tradiciones. ¿Qué crees que pensará del rapto?

- Lo entenderá, tranquilo. Es una tradición, sólo tienes que entrar ahí, cogerlo y llevártelo a tu tienda.

- Y follarlo. Vamos, mamá... ni conozco a ese chico, ni siquiera podemos comunicarnos.

Pequeño cuervo (Naruto: Naru-Sasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora