Capítulo 23: Pequeño cuervo blanco

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El poblado se podía vislumbrar ya en el horizonte. Los tres chicos traían carne suficiente para unos días y con la piel del bisonte harían abrigos, mantas y otros enseres que necesitasen. Las mujeres se ocuparían de ello mientras los hombres utilizarían los tendones del animal para sus armas.

La cabellera rojiza de su madre fue lo primero que observó Naruto al fondo. Parecía preocupada y lo sabía por la forma en que les esperaba allí de pie junto a la última de las casas, al otro lado de la empalizada que defendía el poblado. Seguramente los rumores de que los Sioux estaban regresando era lo que la había puesto en alerta.

- Qué bien que ya estés aquí, estaba anocheciendo – comentó Kushina con una sonrisa al ver a los tres llegar sanos y salvos.

- Lo siento, mamá, nos entretuvimos pescando. Aunque Sasuke odia el agua fría.

- No me extraña – sonrió Kushina – yo tampoco la aguanto y Naruto tampoco lo hacía de pequeño.

- Cierto – sonrió – supongo que ya me he acostumbrado.

- Recuerdo que su padre lo tiraba al río.

- Sí... recuerdo eso – dijo Naruto algo sonrojado.

- ¿Ha ido bien la cacería?

- Sí. Tendremos para unos días. Te hemos guardado la piel.

- Perfecto, podré hacer quizá alguna manta para vosotros o para Menma.

- Sería genial. Gracias, mamá. Y esto es para ti, sé que te gustan las "percas". He conseguido algunas.

- Las cocinaré hoy mismo – sonrió Kushina al recoger los pescados que su hijo le ofrecía – venid luego por mi tienda y cenaremos juntos.

***

Los cinco se habían reunido finalmente para tomar aquel sabroso guiso que Kushina había preparado con amor. Sasuke estaba inmerso en el sabor de aquella carne, sin percatarse apenas del tenso silencio entre el abuelo de Naruto, Kushina y su propio esposo. ¡Estaba muerto de hambre! Y le importaba poco lo que ocurría a su alrededor, tan sólo quería comer y saciarse.

No fue hasta cuando ya estaba terminando, cuando finalmente se dio cuenta de ese silencio y las furtivas miradas que todos los comensales se lanzaban los unos a los otros. Estaba claro que algo los tenía de esa forma, algo que les preocupaba realmente y que por algún motivo, no le querían contar.

- ¿Qué ocurre? – preguntó Sasuke al ver el panorama.

- Nada, cielo, sigue comiendo. Se ve que tienes hambre hoy – intentó sonreír Kushina para quitar tensión.

- Estaba todo delicioso – comentó Sasuke – pero quiero saber qué está pasando.

- Es sobre el tema de los Sioux – le aclaró Naruto – todos están un poco nerviosos de lo que podría pasar.

- Creo que voy a necesitar un poco más de información – les dejó caer Sasuke al no enterarse de mucho.

- Hay algunas alianzas entre tribus. Por lo general, los Sioux no hacen alianzas con nadie, excepto con sus propias tribus. El problema es que nosotros sí tenemos ciertas alianzas y es lo que mantiene a los Sioux alejados. Saben que atacar una tribu, llamaría a todas las tribus aliadas a las armas contra ellos.

- Pero eso es bueno, ¿no? – preguntó Sasuke.

- Nadie sabe el trato que hicimos con los tuyos – comentó Naruto – ni que me casé contigo. Bueno... a medias. Saben que me casé y que te apodan "Pequeño cuervo", pero nadie te ha visto ni nada por el estilo. Los indios son... muy suyos, no aceptarían a un blanco, ni una alianza como ésta.

Pequeño cuervo (Naruto: Naru-Sasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora