Capítulo 14: Medicinas

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La noche transcurría con lentitud. Cada exhalación de aire que Sasuke dejaba escapar era una tortura para Naruto. ¡No estaba bien! Empeoraba a cada minuto y lo sabía, sin embargo... el hombre medicina de la tribu había intentado todo a su alcance, había probado absolutamente todas las hierbas medicinales, le había purificado... ya no sabían qué más hacer y la fiebre no disminuía.

- Deberías irte a dormir – exclamó su madre al entrar por la tienda.

- No. No voy a irme a la tienda sin él. Es mi esposo y éste es mi lugar, junto a él. No podría dormir sabiendo que sigue estando mal.

- No puedes hacer nada por él.

- Acompañarle.

- Ni siquiera está consciente, Naruto. Y aunque lo estuviera, es posible que la fiebre y todo lo que le ha untado el hombre medicina haga que tenga alucinaciones, es posible que ni distinguiera la realidad de la ficción.

- Aun así... quiero quedarme aquí con él.

- Konan ha mandado la carta pero... no sé si su hermano la recibirá a tiempo.

- Voy a ir mañana mismo al lugar de encuentro.

- No te expongas demasiado – intentó su madre que entrase en razón – no sabes si podría ser una trampa o si le seguirán.

- Lo sé, pero no me queda más remedio. O hago algo y lo llevo con los suyos para que lo curen, o morirá aquí.

Su madre se acercó a él, depositando un suave beso en la frente de su preocupado hijo. Podía ver a Sasuke allí tumbado, sudando a mares, delirando con la fiebre que no bajaba. Tan sólo pudo coger aquel trozo de tela y mojarlo en agua fría antes de colocárselo a Sasuke sobre su frente.

La tela de la tienda se abrió, dejando ver a Jiraiya vestido con sus ropajes de piel de bisonte, tan apropiadas para el frío invierno. El mismo Naruto ya había sacado también sus ropas de invierno aunque no había tenido tiempo de preparar algo para Sasuke.

- Yo iré a preparar las cosas para el viaje – comentó Kushina al ver al jefe de la tribu.

Ambos sabían que no venía con buenas intenciones. Había estado un par de días fuera de la tribu y querría hablar sobre ese asunto, sobre el motivo por el que se había llevado a Sasuke con su familia, sin consultarlo ni pedir aprobación alguna. Tampoco le cabía duda que ahora planeaba algo.

- ¿Cómo se encuentra? – preguntó intentando ser cordial antes que amenazante con el tema que le preocupaba.

- No muy bien. No responde a ningún tratamiento.

- Naruto... no puedes llevártelo y lo sabes.

- Volverá si es lo que te preocupa.

- No es eso... me preocupas tú. Podría ser una trampa, podrían estar esperando a que lleves a Sasuke para herirte a ti y ya he perdido un hijo en esta maldita guerra contra los blancos, no voy a perderte a ti también.

- Es mi esposo. También me duele haber perdido a mi padre, el sufrimiento por ello es mutuo. No es fácil mirar a mi madre pasear con esos ojos tristes por su pérdida pero... murió defendiendo a los suyos y yo defenderé también a los míos.

- Sasuke es...

- Sasuke es mi esposo, es de los nuestros y haré todo lo que pueda por salvarle.

- Has salido a tu padre – le contestó su abuelo con una ligera sonrisa – pero no puedo dejar que vayas.

- Sabes que iré igualmente.

Pequeño cuervo (Naruto: Naru-Sasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora