¡Besarle! Tan sólo podía pensar en eso mientras su mano agarraba el colgante que le había regalado en señal de gratitud. Sus tradiciones eran extrañas, desde el simple hecho de no conocer una palabra para decir algo tan fácil como un "gracias", sin embargo, Sasuke estaba adaptándose a su nueva vida, a todo. Le había regalado ese colgante sintiéndose plenamente en gratitud con ese indio de rubia cabellera que le cedía el derecho a marcharse a ver a su familia.
Un gemido tras otro salía de su garganta, agarrándose con una mano al poste tras él y con la otra, al colgante que colgaba sobre el cuello de un exhausto Naruto que seguía embistiéndole con fuerza y deseo. Esas últimas noches sin relaciones habían sido un suplicio para ambos, quizá más para ese rubio acostumbrado a obtener lo que deseaba y que había preferido intentar salvar ese matrimonio por las buenas sin exigirle nada.
Seguramente su padre seguiría diciendo que eran unos salvajes, unos bárbaros que cortaban cabelleras y se comían corazones, pero en el fondo, viviendo con ellos, Sasuke se había dado cuenta de que todo era muy diferente a como se planteaba. Era cierto que cortaban la cabellera a sus rivales, el mismo Naruto le había explicado que eran trofeos de guerra, adquiriendo la fuerza de los guerreros más fuertes y más honorables a los que se habían enfrentado.
Entendió enseguida que para lo que a los blancos les parecía "una salvajada", para ellos era todo un ritual de admiración, donde honraban al guerrero caído y lo veneraban por su fuerza, por ser un digno rival y contrincante. ¡Todo era diferente según cómo se viera! Y Sasuke lo entendía ahora.
Sus ojos se fijaron en aquellos labios que se entreabrían lanzando agotadores pero placenteros jadeos, en esos labios que se moría por probar y que, en cambio, nunca se había atrevido a pedirle ni a hacerlo. Ya Konan le había avisado que un beso era demasiado personal para ellos, ni siquiera en público solían hacerlo, era parte de un sentimiento que al parecer, no fluía entre ambos y Naruto ni siquiera pensaba en hacer.
En los últimos movimientos, los jadeos se habían intensificado para ambos. Sasuke apenas tardó en eyacular, manchando tanto el abdomen de Naruto como el suyo, intentando relajarse ligeramente después mientras ese rubio continuaba un poco más. Parecía estar a punto aunque no terminaba de irse, quizá motivado por el placer intentaba contenerse para sentirlo durante un poco más de tiempo pese a que le fue casi imposible, terminando unos minutos después de Sasuke.
Ambos descansaron unos segundos entre aquellas mantas de piel de búfalo. Naruto pensando en aquel instante en si tomaba la decisión adecuada, Sasuke, deseoso de poder ver a su hermano y preocupado por la decisión que su esposo estaba tomando. Quizá no era la más adecuada, ni siquiera tenía que haberse planteado aquello y, sin embargo, lo iba a hacer, iba a dejarle marcharse a ver a su familia fiándose de él, de la palabra de un blanco, de alguien de quien no deberían fiarse por las veces que les habían engañado.
- ¿Cuándo me acompañarás? – preguntó Sasuke dándole la espalda.
- Saldremos a la madrugada para llegar al alba.
- ¿Lo has hablado con Zorro furioso? – preguntó Sasuke refiriéndose a su abuelo.
- No tengo nada que hablar con él.
- Pero... él es el jefe de la tribu y...
- Si lo hablo con él, no dejará que te vayas – aseguró Naruto – es mejor que te marches primero y luego...
- No le sentará bien.
- Hablaré con él.
- No te escuchará, es cabezón.
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Pequeño cuervo (Naruto: Naru-Sasu)
FanfictionUn intercambio... eso había sido Sasuke Uchiha, le habían intercambiado por la vida de su hermano y ahora estaba atrapado en un poblado indio, con sus costumbres, con un nuevo idioma que no comprendía, con un esposo al que no podía entender, en una...