Capítulo 24: Asambleas.

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Esa mañana el sol resplandecía con fuerza en el cielo. Era un día perfecto para salir a cazar o para ir al huerto a cuidar las plantaciones, sin embargo, tenía que ir a la asamblea. No quedaba otra que enfrentarse al resto de las tribus, de exponer los acontecimientos a los que eran sus aliados. Sabía que muchas cosas podían salir mal, pero sólo esperaba tener la capacidad para convencerles a todos.

Sasuke observó a su esposo desde la manta de piel de bisonte. Se estaba lavando las manos y los brazos en uno de los barreños de agua antes de vestirse. Le notaba preocupado, pero era normal teniendo en cuenta lo que pretendía hacer. A él, que le habían enseñado a jamás cuestionar ni llevar la contraria al futuro jefe de la tribu, tan sólo podía pensar que no podría ayudarle. Todo consejo y ánimo que quisiera darle debería ser allí dentro de su casa, oculto de las miradas de los demás. ¡Claro que todos sabían que hablaban las cosas en la intimidad! Pero frente a los demás, Sasuke jamás diría nada que pudiera evidenciar al futuro jefe.

- ¿Sabes lo que vas a decir? – preguntó Sasuke algo nervioso también.

- La verdad es que no mucho – sonrió Naruto pese a los nervios – supongo que tendré que ir improvisando sobre la marcha.

- Sabes que no puedo ayudarte en esto.

- Me las arreglaré. Es mejor que te mantengas al margen por ahora. Aun así, quiero que estés tranquilo, yo no voy a permitir que te ocurra nada malo.

- Si no te escuchan... romperán la alianza y toda tu tribu podría ser presa de sus ataques.

- Lo sé. Pero es un riesgo que estamos dispuestos a correr. Hemos sido una tribu guerrera durante muchos años, estamos preparados para combatir si es necesario. Que ahora queramos asentarnos en un territorio no quiere decir que no pelearé hasta el final por lo que quiero y tú eres al que quiero en este momento. Aunque nos lleve a una guerra.

- Intenta no llegar hasta esa situación – intentó sonreír Sasuke – no quiero ser el causante del sufrimiento de tu tribu.

- Sasuke, todos estamos de acuerdo con esto. Tú eres de la tribu y cualquiera que se meta con alguien de la tribu responderá ante todos nosotros. No salgas hoy del poblado. Algunos guerreros se quedarán aquí por si acaso.

Naruto metió el dedo índice y corazón en un pequeño tarro con pintura negra y lo pasó bajo sus ojos, creando aquellas dos rayas que solían pintarse los guerreros cuando iban a batallar. Sasuke observó en silencio cómo terminaba de pintarse alguna otra parte del cuerpo y cogía sus armas para marcharse a la asamblea.

Con rapidez, se levantó de la cama, medio desnudo como aún iba aunque no le importó. Tan sólo quería demostrarle a su esposo que él siempre estaría allí a su espalda, que siempre podría contar con él y le esperaría justo donde estaba. Al escuchar cómo Sasuke se levantaba, Naruto se giró sin poder impedir cómo el moreno colocaba su mano tras su nuca y acercaba su rostro hasta besarle con pasión, colando su lengua y jugando con la de su esposo.

- No tardes – sonrió Sasuke, consiguiendo que finalmente Naruto sonriera con sinceridad.

- No lo haré. Sólo espérame. Dejemos esto para esta noche – comentó justo cuando soltaba su mano del trasero de Sasuke.

- Claro. Aquí estaré para cuando vuelvas. Ten cuidado.

Naruto cogió con algo más de fuerza las armas antes de salir por la puerta. No podía negar su preocupación al ver a su esposo marcharse. No conocía sus costumbres y menos lo que ocurría en aquellas reuniones, pero sí sabía algo y era que no se pintaba por nada, solía hacerlo antes de ir a cazar o como mucho, para algunas de sus festividades. No significaba nada bueno a menos que realmente fuera un ritual suyo.

Pequeño cuervo (Naruto: Naru-Sasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora