Capítulo 4: Noche de bodas.

15.6K 1.3K 354
                                    


A través de la tela de la tienda, podía ver aquellas figuras escalofriantes bailando alrededor de ellos. Pese a no poder verse nada por culpa de la tela, tampoco dejaba mucho a la imaginación. Era cierto que no identificaban con exactitud los detalles, pero incluso por sombras tras una tela, podían darse cuenta de lo que ocurría.

Sentía vergüenza, como nunca en su vida había sentido. Jamás imaginó que alguien sería capaz de hacer algo como aquello, pero también sabía que él no pararía y menos... porque ni siquiera le entendía cuando le hablaba. Todo era complicado y pese a que siempre había tenido mucho carácter, en esa tribu se sentía como si su vida dependiera de que aprendiera a controlar ese carácter.

Un gemido salió de sus labios al sentir cómo un dedo se introducía en él pese a que ese chico seguía jugando también con su lengua. Mordió la cuerda que apresaba sus muñecas y dejó que sus piernas temblasen, no podía impedirlo. Estaba a cuatro patas y pese a que sus rodillas se apoyaban con firmeza sobre la piel de búfalo del suelo, pensó que cederían ante ese temblor, un temblor que no parecía importarle al "Nueve colas" sino más bien todo lo contrario, parecía acrecentar su euforia.

No podía negar que había pensado muy mal de Naruto, más que nada porque pese a no conocer mucho sobre las tradiciones de los indios, sí sabía una... jamás se casaban con otros hombres, era algo terminantemente prohibido. ¿Por qué estaba entonces él ahí? ¿Por qué había aceptado romper sus propias normas por él? ¿Qué le habían ofrecido a cambio?

- Joder – susurró Sasuke sin poder evitarlo al sentir cómo introducía un dedo más en él.

Se negaba a sentir placer, no quería sentirlo de un bárbaro como aquel, de un indio que había matado a gente de los suyos, pero lo sentía igualmente por mucho que lo negase. No podía evitar que su cuerpo respondiese a los estímulos del rubio. Impotencia era lo que sentía, impotencia al sentir que no podía defenderse sin que quisieran matarle, que no podría salir de esa tribu, que sentía placer de un indio cuando no debería sentirlo sino repudiarlo.

No sabía lo que aquellos indios fuera de la tienda estaban gritando, no sabía por qué bailaban rodeando su tienda y mantenían la hoguera activa, pero sí sabía una cosa... Naruto se impacientaba cada vez más al escucharles, se excitaba y se volvía más pasional por segundos. La cuerda que mordía ya apenas hacía efecto y menos cuando sintió el tercer dedo con toda aquella lubricación de su lengua.

Otro gemido se escuchó, pero para sorpresa de Sasuke, esta vez no había sido él, sino Naruto. Se movía con cierta violencia y decidió apoyar la frente en el suelo para mirar bajo su cuerpo cómo Naruto se masturbaba con su mano derecha, mientras con la izquierda mantenía la cintura de Sasuke bien retenida con la cabeza metida en su trasero.

Un sonrojo subió a sus mejillas al verle. La escena era simplemente abrumadora, nunca imaginó que sería a la vez que vergonzosa, preciosa. Ese chico no parecía tener vergüenza de nada, seguía metido en su faena y gimiendo con suavidad a medida que su miembro iba despertando.

Su lengua empezaba a perder el ritmo, seguramente preso del placer que estaba sintiendo por su masturbación. Escuchar esa respiración alterada, sus jadeos y los espasmos de su cuerpo hacía que él también se excitase por momentos.

Sintió cómo el cuerpo de Naruto se separaba levemente del suyo y se posicionaba mejor colocando la punta de su miembro en posición. Entró con lentitud, abriéndose camino y salió un poco al notar la estrechez y cómo se quejaba Sasuke ante aquel leve empujón.

Volvió a empujar con suavidad, entrando y saliendo poco a poco, introduciéndola cada vez más hondo hasta que ese chico finalmente iba abriéndose más, dejándole el camino libre pese a las molestas punzadas de dolor que parecía tener. Una vez estuvo dentro, suspiró de placer, notaba la calidez de su cuerpo y el placer de la estrechez. Empezó a moverse con cautela, dejando que el cuerpo de aquel chico se acostumbrase a esa intromisión, acelerando poco a poco cuando veía que realmente podía hacerlo, cuando vio que el dolor iba desapareciendo lentamente.

Pequeño cuervo (Naruto: Naru-Sasu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora