¡Sálvame Yuuri!

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Caminaba a lo largo de un pasillo tenuemente iluminado por una parpadeante luz lúgubre. No sabía dónde estaba, pero sentía mucho frío. No había nada además de la extensión sólida del pasillo, por lo que lo único que podía hacer era seguir caminando.

Después de un rato caminando escuchó a lo lejos lo que parecían ser gemidos. Mientras más avanzaba más incrementaba el ruido. Llegó hasta una entrada de dos puertas metálicas. Al contacto se sentía tan fría que por un segundo tuvo la sensación de que sus dedos se quedarían pegados a ella.

Al abrir lo deslumbró una potente luz, seguida de sonidos de patines raspando el hielo, personas gritando emocionadas, el eco de los comentadores y la melodía "Eros" distorsionada por la lejanía.
Al adaptar los ojos al ambiente éstos sonidos habían desaparecido.

Gemidos, más gemidos.

Estaba en la habitación de Yuuri, las luces estaban apagadas pero aún así podía distinguir perfectamente lo que pasaba. Yuuri se estaba cogiendo a Plisetski.

Cogían y jadeaban como perros en celo, Yuuri penetraba al otro chico con sensualidad, mientras Plisetski gemía con una expresión de embriaguez. Víctor miraba impactado la escena desde el marco de la puerta, con un nudo en la garganta y el corazón en la mano.

Los ojos de Yuuri encendieron en rojo mientras sonreía de forma burlona. Cruzaron miradas como dagas en el blanco.

"Oye, ¿no te unes? Este chico es delicioso..."

Inconscientemente Víctor se acercó con lentitud hacia la cama donde estaban los otros dos. Se paró de frente al rubio, quién seguía siendo embestido por el diabólico Yuuri, acarició su rostro lloroso y caliente, recorrió su mano hasta su cabello, lo jugaba y acariciaba con cada uno de sus dedos... entonces apretó con fuerza la cabeza de Plisetski entre ambas manos.

—Yuuri es mío...

Con una fuerza que sólo en aquella ilusión era posible, Víctor arrancó la cabeza del chico, la cuál cayó al piso, dejándo tras de sí un espeso río de sangre...

[...]

Makkachin salió de la clínica algo mareado por el sedante, pero aún con esas se lanzó a Víctor, emocionado y coleando, como si hubiese pasado media vida sin él. La calidez que solo una fiel mascota puede dar era justo lo que Víctor necesitaba para calmar la ansiedad que ése crudo sueño le había causado.

No tuvo más opción que ver la competencia en la televisión de la familia Katsuki, pues si tomaba el vuelo hacia el país anfitrión no llegaría a tiempo para ver la presentación de Yuuri.

Toda la familia Katsuki, los amigos de Yuuri y Makkachin lo acompañaban en la sala para ver la transmisión.

Víctor había crecido solo casi toda su vida, por lo que valoraba con especial afecto esa unidad familiar que le daban los Katsuki.

"Me pregunto si cuando me case con Yuuri todo esto cambiará. Quizás me traten de forma más cercana..." se emocionaba al pensar Víctor.

Uno a uno se presentaban los patinadores, desbordando esfuerzo y pasión sobre el hielo. Toda la familia esperaba con ansias la aparición de Yuuri, sobretodo Víctor quién tenía abrazado con fuerza a Makkachin como si fuese un objeto anti estrés.

El siguiente en aparecer fue Yuri Plisetski. Su presentación fue enérgica, salvaje, digna de su ruda personalidad. Los ojos de todos se concentraban en sus firmes y seguros movimientos, tan cautivadores que hasta Víctor se sintió hipnotizado por él.

Segundo lugar para Plisetski. Era turno de Yuuri. Todos en la sala tenían los ánimos en el cielo, apoyaban a Yuuri entre gritos y sonrisas mientras Víctor sólo esperaba con amor a que empezara la melodía.

El Eros en su Cabeza [Viktuuri] [Yuri on Ice]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora