¿Ese... era Yuuri?

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Yuuri era impredecible, desobediente, talentosamente torpe, y sobre todo adorable. Se ganó la atención del público en su última presentación y quedó en primer lugar del campeonato, ignorando el hecho de que había golpeado el rostro contra la pared durante uno de los saltos.

Tras los resultados ambos fueron hacia los vestidores, quedándose sentados en una banca de un pasillo poco concurrido.

Yuuri seguía limpiándose la nariz por la sangre que escurría sin parar mientras Víctor se dedicaba a dispensarle pañuelos uno tras otro.

No paraba de alagar a Yuuri por su resultado, estaba muy feliz por el gran avance que había dado en su carrera deportiva, se sentía como un padre orgulloso de su exitoso hijo.

De la nada Yuuri se mantuvo serio.

Mirando a un punto sobre la nada, como perdido en sus pensamientos, descuidó el escurrimiento de su naríz, manchando su ropa. Víctor tomó rápidamente un pañuelo y lo puso con delicadeza bajo la fuente de sangre.

Estaban sentados, solos, con los ecos del público en la lejanía, el olor a sangre aumentaba en su intensidad, tenían los rostros cerca uno del otro y podía sentirse una tensión extraña en el ambiente.
Yuuri clavó su mirada en la de Víctor, el cuál había descuidado también el escurrimiento de sangre, que corría lentamente por la barbilla y cuello del pelinegro.

En un segundo, como una chispa espontánea, comenzaron a besarse. Primero lento y suave, después Yuuri lo volvió más erótico y rudo. Con sus manos acariciaba el firme y bello rostro de Víctor, quién a su vez sujetaba con deseo la cintura del otro.
La sangre se había embarrado en ambos rostros, haciendo excitante el fuerte olor a óxido en sus narices. Ambos estaban calientes, ambos deseaban que algo pasara, pero fue el fuerte estruendo de una puerta azotada cerca lo que rompió el estado de trance en el que ambos se encontraban.

Yuuri estaba notablemente avergonzado, parecía que aquello que lo había poseído de la nada se había dispersado de igual forma. Se levantó de donde estaban sentados y se dirigió directamente hacia las gradas. No le importó que Víctor intentara detenerlo, ni que la sangre seguía esparcida por su rostro, sólo salió tan rápido como pudo...

.
.

—Eres un idiota, Víctor

.
.

Se sobresaltó. Volteó violentamente, justo al lado de él estaba Yuuri...
¿Pero cómo? Recién lo había visto salir corriendo, ¿Por qué tenía puesto el traje de Eros? ¿Realmente era Yuuri?

—Me tuviste en tus manos, y me dejaste ir tan fácil... vaya imbécil...

Víctor comenzó a temblar, no entendía qué pasaba, por qué habían dos Yuuris, por qué ese en particular le hablaba con una actitud tan despectiva, por qué sus ojos eran tan rojos y brillantes. Intentó hablar pero las palabras se atoraban en su garganta.
El Yuuri con el traje de Eros soltó un pesado suspiro e inmediatamente después abrazó a Víctor por detrás, dejándo que sus labios rozaran provocativamente la oreja del otro.

—Si no me tomas pronto podría aburrirme... Podría buscar algún otro juguete, uno que me folle sin pudor alguno, mientras tú te quedas llorando en el rincón.

La extraña aparición mordió suavemente su lóbulo mientras metía sus manos a la camisa de Víctor, acariciando su pecho, pasando gradualmente de la sensualidad a la hostilidad.

—Sé que te masturbas pensando en mí... Sé que sueñas que vuelves a follarme... Sé que me miras el culo cada que puedes... Lo único que no sé... ¡Es por qué esperas demasiado!

Tras ese grito enterró sus uñas en la piel de Víctor y rasgó hacia arriba con fuerza, haciendo que el otro soltara un pequeño grito y llevara las manos a la parte adolorida.

No había marca.

Las manos, los labios, la voz, Yuuri había desaparecido, se había desvanecido por completo en un parpadeo.

El corazón de Víctor latía con fuerza, una gota de sudor corría de su frente hasta su cuello, había palidecido y sus manos temblaban ligeramente.

"¿Qué fue eso?... ¿Ese... era Yuuri?"

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El Eros en su Cabeza [Viktuuri] [Yuri on Ice]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora