El lugar era frío y silencioso, había un enorme ventanal que dejaba entrar una intensa luz azulea que iluminaba el largo y ancho de la pista de hielo, en medio del lugar había una esbelta figura patinando con una sofisticación que recordaba al ave volando rítmicamente por el viento del atardecer. Debido a la contraluz que provocaba el ventanal era difícil ver sus rasgos, lo único que podía notar sin dificultad alguna eran sus ojos, brillantes y ligeramente rasgados, de color marrón.
Desde fuera de la pista él observaba hipnotizado aquél baile, que parecía atraerlo como el dulzor de una flor a una abeja. Desde su cabello hasta sus pies, todo se movía con armonía, despedía con cada movimiento un aroma embriagante, como al más fino y exquisito vino que jamás habría probado.—Tómame, Víctor... tómame...
Se escuchaba como un susurro directo en su mente, primero lejano, y poco a poco parecía tenerlo respirando en su oído.
—Víctor... Víctor...
Esos ojos marrones comenzaron a tornarse rojizos, del color de la sangre tibia, y entre la oscura silueta comenzó a dibujarse la forma de una seductora y juguetona sonrisa.
"Víctor..."
Víctor...
—¡Víctor!
Lo siguiente que escuchó fue el chillido de Makkachin, que yacía sobre la cama junto a él como siempre, seguido de una apresurada disculpa por parte de Yuuri.
—¡Tengo la canción, Víctor! ¡por favor, escúchala!
E inmediatamente después ya tenía unos auriculares conectados a sus oídos. Se reprodujo una melodía que envolvía muchas emociones y sensaciones, incluso con el desconcierto de haber sido despertado de la nada pudo apreciar tan bella pieza.
Con un gesto le confirmó a Yuuri que era esa la pieza que bailaría en la siguiente presentación. Así, el pelinegro se fue emocionado, y un poco avergonzado por su abrupta aparición, y se retiró de nuevo a su cama.No era la primera vez que soñaba algo así, siendo seducido por esa parte de Yuuri que tanto le atraía, ese Eros que había despertado en su interior. No solo lo soñaba, si no que parecía que Yuuri era cubierto poco a poco por ese ser.
Todo en él había pasado de parecerle lindo a parecerle endemoniadamente sexy.No sabía si lo alucinaba o si realmente pasaba, cuando Yuuri de la nada le lanzaba una mirada provocativa, cuando su sonrisa era brillante para todos pero peligrosa para él, cuando al cambiarse de camisa frente a él parecía hacerlo en cámara lenta, dejando que cada mínima parte de su torso desnudo llegara hasta sus ojos.
Parecía como si nadie más aparte de él notara ese provocativo comportamiento, como si Yuuri procurara que nadie además de él pudiese ser envuelto por el Eros que emanaba de su ser.
Era como un juego, del que no estaba completamente seguro que existiese en realidad, pero que estaba dispuesto a jugar.
"No sé que planeas, pero no te detengas. Sigue jugando conmigo si te place, yo jugaré contigo. ¿En qué rayos estoy pensando? Estás enloqueciendome, Yuuri..."
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El Eros en su Cabeza [Viktuuri] [Yuri on Ice]
Fiksi PenggemarLa historia sigue la línea temporal del anime, pero en ésta versión Víktor Nikiforov se obsesiona con Yuuri desde el primer día que le conoce, tanto que comienza a alucinar la versión "Eros" de éste, vestido siempre con el traje negro de su sensual...