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—Quiero que te mudes conmigo.

Remus alza la vista. Ha pasado los últimos días en el hospital, sus heridas siendo tratadas, tanto física como psicológicamente.

—¿Por qué?

Sirius toma asiento junto a Remus. Su cercanía es intoxicante y dulce. Todo Sirius es dulce.

—Porque eres tú. Siempre has sido tú. Quiero cuidarte. Protegerte. Amarte. Cuidar de nuestro bebé. Formar una familia. Sé que no será fácil, pero para nosotros nunca lo ha sido —se silencia durante unos segundos para agregar casualmente—. Y porque te amo.

Remus no responde. No se siente capaz. Aún así, Sirius no lo toma como una negativa. Besa su frente e inhala en sus cabellos, y la sensación de asfixia en los pulmones de Remus se calma suavemente cuando acepta el aroma de Sirius llenándolo, completándolo y haciéndolo sentir feliz. Feliz. No amargamente feliz, ni tristemente feliz, ni desagradablemente feliz. Simplemente se siente feliz. Feliz como no se ha sentido en mucho tiempo, con el corazón latiéndole con desesperación y los ojos ardiendo y nada duele y al mismo tiempo todo lo hace, porque es feliz, y no hay felicidad sin sacrificio, porque mientras más hondo sea el pozo más brillante es la luz de la superficie.

Remus tiene a Sirius, y tendrá una familia. Y aunque todo sea difícil, sabe que saldrá algo bueno de eso. Porque es Sirius, y siendo Sirius, todo será perfecto.   

Sweet CreatureDonde viven las historias. Descúbrelo ahora