Capítulo 26

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Aviso: tened pañuelos cerca. Es el capítulo más desgarrador.

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-Empecemos de cero. –Dije volviendo a apoyarme en su cuerpo. -¿Cómo te gustaría empezar nuestra vida?

-Me gustaría empezar diciéndote algo para que lo recuerdes siempre. –Jugó con mi pelo y pegó sus labios a mi oreja, causándome un placentero escalofrío. –Yo haré cosas que no te gustarán, en nuestra vida. Haré cosas que te harán daño, te harán sufrir y llorar, y querrás odiarme. Intentarás odiarme con todo tu corazón. Y, cuando eso pase, quiero que te acuerdes de este momento, aquí, en esta calle fría y sucia. Porque cada cosa que haga, Lexa, todas y cada una de las cosas que haga las haré pensando cuánto te amo. Porque nunca nadie me hizo querer ser mejor persona. Solo tú. Llegaste sin querer y me cambiaste. Nunca querré hacerte daño. Si sufres por mi culpa, quiero que lo sepas, que sepas que todo lo que hago y haré a partir de este instante, será pensando en que te amo. –Sus brazos me cubrieron como la nieve cubre a las colinas, protegiéndolas del viento, del sol, de las pisadas, de las nubes oscuras. -¿Lo tienes claro, mocosa? –Me susurró con una sonrisa de esas que lo derriten todo.

Lexa recordó nuevamente aquel instante, y el dolor que sintió al decirle a Clarke que se iba se multiplicó infinitas veces en su pecho. Estaba a punto de marcharse en un taxi, la calle estaba vacía, al igual que esa última noche en la que Clarke le había hecho esa promesa.

-Si sabías que ibas a irte, ¿por qué has venido? -Musitó Clarke, rota, inmóvil, exhausta de ilusionarse. -¿Estás intentando hacerme daño? -Reclamó mirándola a los ojos. Lexa tembló. -¿Estás vengándote de mí?

-No. -Respondió ella con la voz temblorosa.

-¿Y por qué me haces esto? ¿Por qué no simplemente te fuiste?

-No quería que fuera como la última vez. -Dijo Lexa. -No quería volver a quedarme con palabras que no pude decirte, besos que no pude darte... No hubiera sido justo para ninguna. -Clarke miró al cielo, abatida. Observó una pequeña luz arriba, muy alto, en el cielo oscuro, junto a los ojos de Lexa. Era un avión. Pensó en la gente que se estaría yendo en él, y en si alguna persona estaría dejando tantas cosas atrás como Lexa las estaría dejando en unas horas. Una gota cayó sobre su frente.

-Gracias por la despedida que me has dado. -Musitó con la voz rota. -Espero que tu futuro te brinde todo lo que esperas de él.

-Clarke... -Se dirigió Lexa ahogada en angustia, acercándose a Clarke. -Tú también encontrarás lo que buscas en tu futuro, te lo prometo.

-No, Lexa. Lo único que quiero en mi futuro se marcha mañana a Inglaterra.

-Clarke, por favor. -Suplicó mientras sentía algo aprisionarla por el cuello.

-Ya hemos tenido nuestra despedida. Ya puedes irte. -Le dijo con un tono neutral. Las gotas de lluvia se multiplicaban, caían con una velocidad dañina.

-¡Volverás a estar bien! El tiempo curará todo.

-Eso te pasará a ti, que no cometiste el peor error de tu vida. Pero yo tengo que vivir recordando que pude haberte tenido y decidí renunciar a ti.

-Yo no te pedí que te fueras... -Musitó Lexa.

-Ni yo que vinieras hoy... -Respondió Clarke. Lexa la miró, parpadeando lentamente para alejar las lágrimas.

-¿De verdad hubieras preferido que me fuera sin más? ¿Sin decirnos adiós?

-No... -Respondió Clarke. -Pero no intentes convencerme de que esto lo haces por la chica que fuiste una vez... No me voy a tragar eso de que ya no me quieres, que te está poseyendo tu "yo" pasado. No me lo creeré. Hoy he hecho el amor contigo, con la que eres ahora, y me da igual que hayas cambiado, Lexa. Puedes cambiar muchas cosas; puedes no ser una psicóloga, puedes no llevarte bien con tu padre, pero hay un cincuenta por ciento en cada ser humano, y es inamovible. Y yo amo a esa mitad tuya que sigue ahí, que también me quiere a mí.

La especialistaWhere stories live. Discover now