Tenía que encontrar la forma de sacar a Wallace de la cárcel o afrontar lo que se le venía encima si le contaba a la policía algo que pudiera ayudarles a encontrarla. Volvió a llamar a Monty rascándose la nuca. Se asomó por la puerta de la habitación y vio a Lexa aún dormida. Se le encogió el corazón y casi pierde el equilibrio; jamás se había sentido tan conmovida de ver a nadie sin hacer nada más que respirar. Solo respiraba. Hizo algo estúpido y acarició su rostro imperturbable, sentándose junto a ella e implorándole a alguna fuerza invisible que le diera valor para actuar, la pusiera a salvo y se alejara de ella por el bien de ambas. Le dolía que Lexa quisiera seducirla para evitar que matara a su padre, pero no podía culparla, era solo una cuestión de supervivencia.
-Ahora qué. –Dijo Monty contestando al teléfono y trayéndola de vuelta al mundo.
-Tengo que sacar a Wallace de la cárcel.
-Ya te lo he dicho, mata a Woods.
-Aún no puedo hacer eso. Es demasiado pronto y precipitado. Necesito más tiempo.
-Págale la fianza.
-¿Cuánto es?
-Dos millones.
-¿¡DE DÓLARES?!
-No, de yenes. ¡Claro! Creen que ha secuestrado a una mocosa, ¿cuánto esperabas que costara la fianza?
-Joder. –Musitó saliendo de la habitación. –No tengo tanto dinero.
-Ni él tampoco. –Lexa se despertó, pero no se movió. Se quedó en silencio escuchando la conversación para saber cuál sería el siguiente paso.
-Puede que haya una forma de conseguirlo... -Meditó Clarke sentándose sobre la mesa.
-¿Por qué no solo matas a Woods?
-Porque no quiero tener que meter a Lexa en un avión a Tijuana. No la salvé para arruinarle la vida, aunque mate a su padre no dejará de perseguirla la mafia.
-No, pero si no lo matas, te perseguirán a ti también porque Wallace se irá de la lengua. ¿Qué planeas?
-Voy a hacerle una visita a Woods.
-¿ESTÁS MAL DE LA CABEZA? ¡ESTÁ MÁS QUE VIGILADO!
-Soy una especialista en esto. He conseguido matar a tipos mucho más custodiados que él. –A Lexa se le retorció el estómago. ¿Había cambiado repentinamente de opinión? Iba a matarlo. Derramó una silenciosa lágrima, resignándose a que ya había hecho cuanto había podido por evitarlo.
-¿Y qué harás? ¿Matarlo?
-Esta tarde te llamo. Voy a necesitar un vehículo más grande y algo de munición.
-Suerte.
Wanheda se fumó un cigarrillo y empezó a preparar lo necesario para viajar a Nueva York. Consideró que quizás fuera algo arriesgado hacer eso de día, pero no tenía más tiempo. Desplegó el arsenal de armamento sobre la mesa y comenzó a prepararlo ocultándolo entre la ropa que llevaría puesta para el encuentro con Woods.
Lexa se recompuso y se levantó. Caminó lentamente hasta la cocina y se quedó de pie mirando cómo Wanheda se disponía a conciencia para acabar con la vida de su padre.
-¿Vas a salir?
-Sí. –Le respondió con seriedad. –Estaré de vuelta en doce horas. Tú te quedarás con Monty hasta que yo llegue.
-¿A dónde vas?
-A Nueva York. –Lexa se cruzó de brazos. No quería desarmarse frente a ella. Quería parecer fuerte, pero cada vez le costaba más.
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La especialista
ספרות חובביםClarke Griffin lleva una solitaria vida como mecánica. Lexa Woods es heredera de una enorme fortuna. Un día, sus mundos se cruzan. AU