Capítulo 5

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-Solo tu padre podría ser tan idiota como para denunciar tu desaparición que cree que es a manos de la mafia. ¡Esto es América! La mafia está en todas partes, y eso incluye la policía. Intento salvarte y él no hace más que complicarme las cosas innecesariamente. –Dijo Wanheda exasperada tras concluir la llamada con el abogado de Wallace.

-¿Quién era? –Preguntó Lexa preocupada.

-El abogado de Wallace, le han detenido porque piensan que te ha matado, o secuestrado... Él sabe que yo he tenido algo que ver y cree que estoy traicionándole, y si no lo saco de allí en tres días, le contará a la policía quién soy, a lo que me dedico y cómo encontrarme. Pero eso no pasará. A mí no puede encontrarme nadie. -Lexa la miraba algo avergonzada, no sabía qué decirle, pero quería decirle algo.

-¿Qué seguridad tienes de que no te delatará antes? –Le preguntó con timidez.

-Bueno, hay varias cosas que me tranquilizan. La primera es que no le conviene; si me delata puede que pase unos años en la cárcel, si espera a que yo lo ayude, se librará por completo. La segunda es que no está tan jodido como lo pintan en las noticias, la policía sabe más bien poco de él. Ha conseguido falsear muy bien su identidad, hoy en la tele han dicho que es un exiliado de Irlanda del Norte, y no lo es. Eso le da poder.

-Le da poder porque no pueden acusarle por desertor de un país que no es el suyo... -Continuó con dudas.

-No solo eso, le da poder porque cuanto menos lo conozcan, más posibilidades tiene de salir vivo de esta. Por lo pronto, se libra de la cárcel en Inglaterra. Ahora solo me necesita a mí para zafarse de lo del asesinato/secuestro y estará en la calle contratando a mercenarios otra vez. –Lexa asintió con la cabeza. Comenzaba a descubrir que la vida fuera de su mundo, de su pequeña mansión era mucho más frío y siniestro. Atravesar la puerta de su casa era descubrir a alguien que cobraba por matar. Y ahí fuera existía también alguien capaz de hacer creer al país entero que había nacido en un país que no era el suyo, y, aunque toda Inglaterra le reconociera y tuviera intenciones de querellarlo, no podrían hacerlo, porque no había pruebas. Se sentía como descubriendo una increíble y oscura realidad de la que ahora formaba parte.

-¿Cómo empezaste con tu trabajo de... especialista?

-Solo surgió. –Respondió con austeridad Wanheda.

-Pero no entiendo cómo alguien como tú acaba ganándose la vida de esa forma.

-Pues todos tenemos nuestros talentos. Pero dímelo tú, eres psicóloga, ¿no se te ocurre nada? –La desafió con una encantadora sonrisa en los labios que, a parecer de Lexa, iluminaba sus ojos azules.

-La respuesta fácil a eso es que has tenido una vida difícil. Quizás perdieras a alguien que te importara, o quizás simplemente nunca tuviste a ese alguien. –Wanheda apartó un instante la mirada de la carretera para ver a Lexa, que le había respondido con naturalidad, con calma, como si estuviera hablando de una tercera persona y no de ella misma.

-Tu carrera te frivoliza. –Volvió a sonreír. –Parece que estuvieras leyendo los ingredientes de alguna bebida energética. –Lexa la miró.

-He dicho que esa sería la respuesta fácil, no la respuesta correcta. No creo siquiera haberme aproximado.

-Es que has hablado de forma muy genérica.

-No vale la pena ser específica contigo, no me contarás nada. En cuanto puedas te desharás de mí y me enviarás a otro país para no tener que seguir cuidándome.

-Cuando te des cuenta de lo que realmente significa estar conmigo, tú también querrás marcharte. Es más, cualquier cosa te parecerá mejor a estar cerca de mí. –Lexa volvió a mirarla. Estaba tan seria otra vez, tan oscura, tan triste... Esa chica estaba completamente sola en el mundo, sin nadie que la quisiera. La habían abandonado una y otra vez, y ese era un peso con el que debía cargar. Sentía remordimientos de pensar en lo que haría por salvar a su padre, y cuanto más sabía de Wanheda peor persona se sentía. Jugaba con ella a juegos psicológicos para volverla vulnerable. Pero tenía que hacerlo. Su padre era lo único que tenía.

La especialistaWhere stories live. Discover now