Capítulo 3

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Fábrica de téxtiles abandonada, afueras de Zootopia Centro.

4:00 a.m.

Casi amanecía cuando Finnick y los suyos salieron en la destartalada minivan con lo que quedaba del cargamento rumbo a TundraTown , el Estado más helado del país.

Nick fingió total tranquilidad hasta que los perdió de vista, pese a que en el fondo se moría por arrancarse las orejas a tirones.

Había sido un día terrible, de una semana de lo más agonizante... y eso sin contar con que todavía no acababa el mes que en definitiva contaba con ser el peor de su miserable vida.

A menos que solucionara su problema antes de fin de mes.

Y si bien el día anterior había dado el primer paso aún no tenía siquiera un plan bien elaborado.

Y lo necesitaba con urgencia.

Para salvar su pellejo.

Volvió a la parte superior de la antigua fábrica, fatigado, pues antes de ir a casa debía revisar que todo estuviera en orden, que pareciera que ni una mosca paseaba por ahí.

Tuvieron una tarde-noche movida con la llegada de los "voluntarios", una forma amistosa de llamar a la selectiva cantidad de animales que llevaban para probar la mercancía que posteriormente transportaban a la zona donde fueran encargados.

Para ser justos con Nick, él no participaba de los raptos ni de ninguna clase de violencia, simplemente era el inventor, por supuesto.

Él se dedicaba a fabricar los collares paralizantes.

-¡¿Te has perdido amiguito?!-Le habló a uno de ellos que encontró debajo de una de las mesas. Inspeccionó el aparato para ver si tenía alguna falla por el golpe que debió recibir al caer al suelo.-Ahora no nos podemos dar ese lujo...- Exclamó con amargura al recordar el problema en el que se hundía a cada segundo sin saber el paradero de la zorra.

Parecían inofensivos, pero solo superficialmente. Lo cierto es que eran un artefacto peligroso que enviaba una potente descarga eléctrica a quien lo portaba con solo percibir ondas neurocraneales elevadas, lo que significaba en palabras sencillas: Que daba un toque nada cariñoso con solo una respuesta agresiva del portador.

No era una idea propia en realidad,a él jamás se le hubiera ocurrido una crueldad como aquella aunque al parecer si fue capaz de crear todo el diseño y hacerlo funcionar, claro, luego de muchos intentos y varios inocentes muertos. Riesgos del oficio, solían decirle.

Había sido contratado hacía unos años por un tipo que no conocía del todo, o que fingía no conocer por su propio bien, ya que luego de investigar con su perceptivo don analítico se dio cuenta que era mejor firgir no saber quien era el jefe. La curiosidad es uno de los 7 defectos del zorro como animal, así que ignoraba cualquier cosa que hubiera escuchado y/o visto para no meterse en problemas. Una vez que puso en balanza los pros y los contras de unirse al proyecto, aceptó, la paga era el punto mayor que lo hizo acceder.

Por 5 años hizo todo lo que le pidieron sin falta ni trampa, (Ironías de zorro) y todo marchó sobre ruedas, hasta que conoció a aquella zorra traicionera.

Típica historia donde el tipo sinverguenza conoce a la chica de sus sueños que parece su opuesto perfecto, ella se gana su confianza y su afecto con facilidad y luego...luego le apuñala por la espalda de la manera más estúpida y predecible de todas: Estafándole.

Lo peor de todo es que Nick había sido consciente de todo pero no quería verlo: Hembra, hermosa y vulpina ¡La maldad en su más puro estado!

Y es que ella le saqueó. Robó todos sus diarios, planos e información que había recolectado a lo largo de su carrera ¡Todo! En un abrir y cerrar de ojos lo dejó sin nada, de alguna forma (Y Nick sospechaba cuál de todas) había escontrado una de sus varias "guaridas secretas" donde ocultaba todos sus trabajos. ¿Cómo lo había descubierto? Nick se moría por saber la respuesta y luego ponerle uno de sus lindos collares en su frágil cuello y freírla con barbacoa.

Lo que ponía al zorro enfermo era no tener ni idea de hacia adonde se había ido ella, era obvio que pertenecía a alguno de los clanes mafiosos

¿Pero a cuál? No podía descartar ninguno, ya que todos codiciaban saber los secretos de "El fabricante" pues cuando se espacieron los rumores de su grandioso invento todos quisieron replicarlo: El tráfico de animales, donde se podía obligar a alguien a cometer crímenes por otros, podía ser muy lugrativo si se manejaba bien.

En resumen, podía darse por muerto si el negocio caía a causa de su desliz. Una vez que el jefe no lo necesitara más, sabía cual sería su carta de despido y la idea no era muy reconfortante.

Aunque todavía tenía una carta que jugar...

El día en que todo se fue al carajo, Nick se alteró tanto que estúpidamente hizo lo que nunca en su vida había hecho: Pedir ayuda. Ayuda a la policía.

Habló sin parar, argumentando cosas que ya ni recordaba pero entre una de ella salió el nombre de su ínfame amante y cuando la operadora preguntó su dirección reaccionó de golpe, dandose cuenta de su error. No supo que hacer, si cortaba la llamada sería el doble de sospechoso y en un santiamén lo localizarían y si daba la dirección no sabría que esperar ni cuanto tendría de tiempo para huir, por lo que uso el sentido común y dio una ubicación distinta, la de su casa nada sospechosa y libre de evidencias incriminatorias, solo en caso de que lo visitaran.

Nada de eso ocurrió para su fortuna. ¿A quién le importaba un zorro? Fue un punto a su favor.

Días después cuando le contó todo a Finnick, este casi lo muele a golpes de la rabia que sintió.

Nick le dio toda la razón, deseando pegarse un tiro por su ineptitud ¡Engañado como cachorro de 10 años!

Apesar de todo, Finn pensó por los dos en el momento de tensión y le sugirió no mencionarle nada a los otros tres hasta que encontrara la manera de resolverlo, fue ahí cuando nació la idea de fingir una desaparición.

Pensando con la cabeza fría , Nick se dio cuenta que la llamada podía ser el primer paso para una treta magistral.

Todo consistía en conseguir involucrar a la ZPD con la farsa de la desaparición de la zorra, eso lo llevaría directamente a ella de manera sigilosa , lograría desenmascarar a quién tuviera su información y sí tenía suerte y caían, culparía a los ladrones antes de que ellos lo delataran. Sin pruebas contra él y toda la evidencia con ellos. ¡Saldría sin un rasguño! ...aunque tuviera que huir luego de su propio clan, por traidor.

Al menos el paso 1 lo tenía: Judy Hopps como caballo de troya, no había forma de fallar.

Maestros del engañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora