Capítulo 31

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Dedos apasionados sobre el teclado, elevando notas en el aire en son de las trompetas y los platillos de la batería en una melodía ligera, acompañando perfecta armonía a quien fuera la vocalista de esa noche.

Noche lluviosa fría, pero no por menos cálida y romántica.

Lo era para Nick, que esperaba con ansias y emoción en una mesa especialmente adornada del Jazz Café donde había quedado con su novia, quien seguro no tardaba en llegar.

Llevaban saliendo ya cerca de 7 meses y para el afortunado zorro enamorado no había uno de su especie más dichoso que él. Finalmente había encontrado el amor que siempre se le fue negado, finalmente se sentía complacido y listo para asentar cabeza y pronto, estaba muy seguro de ello, estaría completo.

Ella solo debía decir "Sí, acepto" y él sería el zorro más feliz de Zootopia, quizá del mundo entero.

La música siguió su rumbo en sus oídos, el bullicio animado también y sus ojos de esmeralda pasaban de ver a la banda en el escenario a la gente que lo rodeaba y a las luces suaves y a los colores que daban vida al ambiente que lo ponían de mejor humor, porque justo así se sentía él.

Y toda la belleza del lugar se intensifico cuando Kitty apareció en la entrada.

Para esa ocasión, Nick le había dicho que irían a cenar a un lugar elegante pero casual y que no era necesario que vistiera de manera glamorosa. Sin embargo, ella le desobedeció, como de costumbre, y se presentó radiante. Quería que él se admirara al verla en su vestido verde perlado y sonriera tontamente cuando notara el aroma de su perfume. Ella quería sentirse amada y feliz, cosa nada difícil teniendo a ese zorro charlatán y galante como pareja.

Nick siempre se esmeraba en hacerla sentir bien y protegida, incluso para esa noche, había dejado en casa sus coloridas camisas y sus desentonadas corbatas y en su lugar había optado por colores más neutros y formales.

-Muy atractivo, señor Wilde.- Le dijo coquetamente cuando él se acercó a ella.

-Y usted está más preciosa que nunca señorita van Tousse.- La tomó de la pata con delicadeza. Sus ojos brillaban justo como Kitty había esperado y eso la hizo sonreír esperanzada.- Me temo que acabaré robándola a su novio antes de que acabe la noche.- Bromeó, guiándola a su mesa.

Kitty rió, aunque tal vez un poco incomoda.

-Ven, por aquí. Te gustará este sitio, sé cuánto te encanta el jazz y los músicos apenas están calentando. – Se dejó llevar por el zorro y su entusiasmo. - Y el menú se ve delicioso. ¡Será una gran noche! - En el fondo maldijo la triste ironía que acababa de suceder pero la olvidó enseguida, como requería su papel.

-¿Ah sí? ¿Hay una sorpresa especial? –Nick asintió, arrastrando la silla para que ella se sentara. - ¿Cuál es?

-Ah ya lo sabrás, chica curiosa.

-No puedo esperar, me gustan las sorpresas.

-Lo sé. – Sonrió animado.

Si Nick Wilde supiera…

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Mansión Rey, Frost Lagoon.

Habían pasado unos diez minutos desde que Skye había capturado a Kitty y encerrado en una de las habitaciones. Le habían requisado, despojándola de cualquier arma que cargara y le habían atado a una silla. Kitty no pudo oponerse en ningún momento ante la rudeza de ese grupo de zorras pandilleras.

Maestros del engañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora