Capítulo 16

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Camino a Zootopia Centro.
Última hora, 2:02 a.m.

La zorra estaba apoyada contra la ventana, sus ojos se le cerraban de puro cansancio.

Normalmente, los vulpinos pasaban la mayor parte de la noche activos pero esta vez podía atribuir su cansancio a otros asuntos que no tenían nada que ver con sus actividades de todas las noches. Esta vez, la preocupación y la melancolía eran la causa principal.

El carro se movía de forma irregular en la carretera, mareándola un poco. Suelo Subterráneo era infinidad de baches y colinas de tierra.

Se entretuvo mirando el paisaje hasta que al fin cedió al sueño, aunque no fue mucho mejor que estar despierta y meditando.

.

"¡Kitty vuelve aquí!"

Escuchó su voz de nuevo, lejana, el tono rabioso se oía justo igual que en la realidad conforme se fue recreando un escenario:

Un zorro pelirrojo siguiéndola gradas abajo en una sala común.

Lo recordaba, no había pasado mucho desde ese episodio.

"Vete al diablo, Wilde"

Su propia voz, despectiva y desinteresada, mientras le daba la espalda. Tomaba su bufanda con apuro para que él no detuviera su retirada.

"No he acabado contigo aún."

"Yo contigo sí" -Ahora cogió las llaves.-"Nos vemos luego"

"¡Quiero una explicación!" -Él no se detenía, atravesó la sala y antes de que ella saliera sostuvo la puerta con fuerza, impidiéndole cualquier avance. -"¡Dime la verdad!"

"No hay nada que decir. ¡Hazte a un lado!"-Exigió, tratando de quitarlo de su camino. -"No eres mi dueño y no puedes mandarme. Si quiero pasear solo lo hago y ya".

Ese sería el defecto eterno de los zorros: Todos eran animales dominantes y celosos. No podían evitarlo, estaba en su naturaleza tener esa sensación de propiedad cuando se creían responsables de algo o alguien...y él no era la excepción... ¿Cuándo dejó de ser la excepción sobre todos los demás? Pues fue en ese instante.

-"¿Pasear?"- Mostró los colmillos- "¿Así le llamas ahora a largarte toda la noche a-quién-sabe-dónde? Estoy harto de tu actitud, Kit."

Él sospechó, por supuesto,de que ella planeaba embaucarlo pero no tenía evidencia concreta de nada o al menos no la tendría hasta que fuera demasiado tarde.

Y así sucedió, justo en el presente.

Suspiró cansado.

Una exhalación penosa al compás de sus orejas cayendo hacia atrás.

¡Qué bien detallada tenía ella todas sus memorias!

Todo se borró y solo quedó su rostro agobiado.

-"No quiero pelear contigo, no me gusta hacerlo"

"Y yo tampoco, pero estoy cansada de ti y tus celos"

Él tomó sus patas entre las suyas.

"Vamos, Kit ¿Tan difícil es decirme lo qué sucede? Sabes que estoy aquí para ayudarte si tienes problemas, ¿Debes dinero? ¿Necesitas? Puedo conseguir algo...¡Pero por todas las moras, dímelo ya! Te he notado muy extraña en las últimas semanas y eso no me agrada nada.¿Que no confías en mí?"

Maestros del engañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora