Maestros del engaño

Capítulo 18

Fábrica de téxtiles abandonada, afueras de Zootopia Centro.

4:20 a.m.

El cielo comenzaba a colorearse de lila y naranja cuando Nick entró al silencioso y tranquilo Centro una vez más, al menos en esa pequeña parte de la gran cuidad.

Estaba a un par de kilómetros de la fábrica que solían usar para trabajar y justo a tiempo, porque ya no soportaba el dolor en las patas, las vendas que se había puesto antes de salir de Bosques Lluviosos se habían estropeado desde hacía rato y por eso las heridas volvían a molestarle.

Pero había ignorado el malestar con la única técnica que funcionaba: distrayendo su mente con nuevos pensamientos. Tenía tanto en qué pensar todavía apesar de necesitar un respiro y , porqué no, un poco de descanso. El desvelo y toda la actividad de la noche anterior en ese casino del infierno fue más de lo normal para él y para rematar, esa coneja del demonio tampoco le había dado tregua con tantas miradas recelosas y su actitud inquisitiva a cada movimiento.

Y Nick aceptaba que esa parte se la merecía, habría que ser estúpido para no desconfiar de alguien que había hecho lo que él hizo con ella para infiltrarse en ese lugar. Y ahora tendría muchas preguntas que responderle cuando regresara a la cabaña, porque era seguro que la conejita no se quedaría quieta hasta escudriñar a fondo todo lo que pudiera y él se vería obligado a darle las respuestas que considerara adecuadas para no meter más la pata. Lo que sí no merecía era esa especie de tortura psicológica que ella empleó sobre su persona mostrándole su figura delicada y desbordante de sensualidad inocente de una manera provocativa...aunque siendo justos con Judy, ella no actuó con ninguna mala intención, fue natural. Era él quién ya pensaba mucho ello desde que la había visto con el vestido de gala y era él quién imaginaba fantasías de toda clase.

¡Maldita suerte la suya!

¿Por qué cada vez que tomaba una decisión que involucraba a la coneja todo le salía mal? Desde invitarla a tomar café hasta prestarle su ropa..Nunca sus planes se habían torcido tanto como desde el momento en que se encontró con ella.

Y cada vez empeoraba más: Nick tenía demasiado autodominio para enfrentarse a situaciones que requerían toda su atención, pero también tenía sus límites y debilidades y con Judy sentía que estaba llegando a ese tope.

Ella tenía una influencia inquietante sobre él: Su inteligencia analítica lo invitaba a desafiarla con cada mentira para medir que tan astuta era, aunque ella era una policía entrenada y era fuerte de muchas maneras, la delicadeza y la fragilidad tan femenina que poseía por naturaleza, lo obligaba instintivamente a protegerla, un conflictivo sentimiento del que ni siquiera era consciente hasta conocerla y que descubrió en aquella habitación al verla verla llorar atemorizada . También estaba su notoria belleza que cuando bajaba la guardia se las las ingeniaba para hechizarlo con sus ojos como brillantes amatistas y su sonrisa, su bondad y sus virtudes,su valentía y su contagioso entusiasmo, además de su sensacional y curvilíneo físico, ¡Incluso su colita esponjosa le gustaba ! Siempre que tenía oportunidad le observaba con detalle pues era muy guapa para ser un conejo.

La mayoría de esos roedores son muy sencillos y jamás habría visto a ninguno como un rival para su intelecto (Excepto, quizá, Jack Savage) ni que merecieran tanto una segunda mirada, pero Judy era diferente a todo.

Desde la primera vez que escuchó de ella en las noticias supo qe debía conocerla. Le atraía, la admiraba demasiado, pero sobretodo, le temía por provocar todo eso en él en tan poco tiempo, menos de un año desde que la vio en la televisión.

Menos mal que huyó de esa guarida, como el cobarde que era, antes de hacer algo que lamentaría luego. No porque estar con ella fuera un delito, de hecho imaginaba que podría ser incluso increíble; No, en realidad era porque echaría a perder todo por lo que había trabajado y todo lo que faltaba por hacer. No podía distraerse de sus objetivos. Seguiría repitiéndoselo hasta que sonara como una regla creíble.