El dolor y el llanto inundaban la sala de mi casa, en medio el cajon con el cuerpo de mi padre vestido en un elegante traje negro, rodeado de montones y montones de flores que la familia y amigos cercanos habían traído.
Esta mañana cuando desperte al lado de Blake, un enorme dolor de cabeza reinaba en mi por tanto llorar, despues de haber tomado unas pastillas me dispuse a venir a mo casa, a arreglar todo para cuando trajeran el cuerpo de mi padre. Me jure no llorar, jure una y mil veces frente al espejo del baño que iba a ser fuerte, pero en cuanto los hombres de la funeraria bajaron el cajon de la carrosa, rompí en llanto. Me dolía demasiado, este era el peor golpe que la vida me estaba dando, y vaya que ya había pasado por otras tantas vidas.
El dolor de ver a tu padre postrado en un maldito cajón y saber que jamás despertara, que no volveras a verlo vagando por la casa mientras supervisaba que todos estuvieramos bien, que ya no comeríamos juntos todos sopa maruchan porque cuando el intento cocinar casi incendia la cocina, el saber que ya no estará esa persona que te hacía sentir protegida, que a pesar de lo mierda que eras, él te adorara más que a nadie. Eso dolía, quemaba mi pecho como los mil demonios.
La silla bajo mi trasero comenzaba a molestarme, despúes de estar horas sentada frente al cajón parecía que la silla se había incrustado en mi.
-Sal a tomar aire cariño, te ayudara un poco.-Susurró mi abuela, que llevaba todo este tiempo junto a mi.
-No me quiero apartar de él.-Mi voz salío más ronca y quebrada de lo que esperaba.
-Anda, te ves muy palida.
Para no comenzar una discución con ella, levante mi gordo trasero y me obligue a caminar al exterior de la casa. Max estaba sentado en la escalera justo detrás de mi, y en cuanto visualizo que saldría el se puso de pie para salir conmigo.
Salí de la casa y me sente en la acera, igual la calle estaba cerrada y los carros no podía transcurrir por aquí hoy. Max llegó y se sentó junto a mi.
-Me duele demasiado, ken, sin embargo no puedo llorar.
Lo mire, sus ojos estaban completamente rojos y debajo de ellos unas grandes ojeras negras.
-Quiza aún no lo asimilas, aún estas en Shock. Además, que no llores no significa que no te duela, te conozco y se que te esta quemando por dentro la tristeza, pero para ti siempre ha sido muy dificil mostrar tus sentimientos.
Me encogí de hombros y tome su mano como señal de apoyo.
-Ya no quiero seguir así.
Cuando abrí la boca para contestarle una sombra apareció en nuestro campo de visión. Ambos miramos al frente topandonos con una figura envuelta en una gabardina negra, sus ojos eran tapados por unos lentes oscuros.
De inmediato me puse de pie, a la defensiva. Max me imitó.
Sus lentes fueron retirados de su rostro, mostrando unos estúpidos ojos rojos, unos malditos ojos que pensé que jamás volvería a ver.-¿Que mierdas estas haciendo aquí?
Sus ojos me miraron con sorpresa, ¿Como esperaba que sería recibida? ¿Con rosas y abrazos?
-Ken..-Murmuró pero yo la corte de golpe.
-Mi nombre sabe a mierda saliendo de tu boca, asi que evita dirigirte a mi.
-¿Porque me hablas así? Debes tenerme respeto.
Max a mi lado soltó una cruda carcajada.
-Haber, señora, ¿Como se atrevé a venir aquí y exigir respetó? Ademas, ¿Que hace aquí en el funeral de mi padre? Ya esta muerto, no venga a llorarle todas las putadas que le hizo.
-Max, soy tu madre.
-JA. JA. JA. ¿Madre?-interviné.- Para madre Margareth, y vaya que ya esta muerta.
-Yo los críe. Deberían agradecerme.
-¿Agradecerle? Mierda, pues muchas gracias por la vida de escoria que nos brindo.-Soltó Max.
Los ojos de Mireya se llenaron de lagrimas, y yo me sentí satisfecha conmigo misma.
-Tan siquiera dejen me despido de él único hombre que ame.
No medi mis acciones, cuando pensé mi mano ya estaba estampada en su mejilla.
-No vuelvas a decir eso, tú no lo amaste, simplemente lo dejaste y él si te amaba, no sabes todo lo que sufrio cuando te fuiste, así que no vengas aquí ahora a reclamar el amor de mi padre. Vete mucho a la chingada.
Max me tomó de la cintura y antes de que nos giraramos para entrar de nuevo a la casa dijo unas últimas palabras que hasta a mi me dolieron.
-Vayase de una vez señora, y no sea tan estúpida de volver a presentarse aquí, ya le ha quedado claro que a estos que una vez llamo hijos, la odiamos más que a nadie.
Al darnos la vuela pudímos notar como Chris, Marco y Alex nos observaban. No lo resistí más y corrí hacia ellos, abrazando a Marco por la cintura, el me rodeo con sus brazos en el mismo instante en el que Max llegó a nosotros. Aqui estabamos los 5, compartiendo la misma pena, diciendole finalmente a dios a aquella que fue "nuestra madre" en el mismo momento que perdímos a nuestro querido padre.
-Mis hermanos tienen razón señora, por aquí no vuelva a presentarse que no es bienvenida.-Marco hablaba por los 5.
Me separé un poco del pecho de Marco y pude observar las expresiones de cada uno de mis hermanos. Estan dolidos, tristes, frustrados, cansados pero sobre todo estan desididos, desididos a sacar a esta mujer de nuestras vidas.
-U.. ustedes me estan destruyendo.-Murmuro Mireya.
-Así nos destruyo usted a nosotros.-Alex tenía los ojos llorosos, pero hablaba fuerte y claro, estaba segura que todos los presentes en el funeral lo estaban escuchando.-Es más, no nos incluya a nosotros, como sea lo hemos superado. Más sin embargo, usted destruyo a ese hombre que ahora yace en ese maldito cajón. No venga ahora a llorarle que no le queda el disfraz de puritana arrepentida.
La señora enfrete de mi era un mar de lagrimas, y yo simplemente no pod8a creerle, ¿Acaso ya se le había olvidado todo lo que nos escribio en sus estúpidas cartas?
-Ya basta, Mireya, sal de aquí. Respeta el duelo de mis sobrinos y a mi familia.-Dustin se colocó enfrente de nosotros.
-Esto no se ha acabado.-Mascullo ya enojada.
-Ya se acabo, no lo hagas más grande.-solte esas últimas palabras con una gran cantidad de odio.
Me di la media vuelta y entre a la casa topandome con unos hermosos ojos color avellana. Blake. El es mi refugio.
Camine hasta el y lo abrace.
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El diario de Venus.
Novela JuvenilVenus es el segundo planeta del sistema solar en orden de distancia desde el Sol, el sexto en cuanto a tamaño, ordenados de mayor a menor. Pero yo no soy ningún planeta del sistema solar, ni cercas estoy de serlo, simplemente soy Venus Miller, o mej...