0 0 5

1K 149 47
                                        

Ha pasado una semana desde la primera sesión que tuvo Jihoon con el Sicólogo, una semana en la que el pequeño había empezado a sentir que su vida no podía ser más mierda de lo que ya era.

Caminó hasta la cocina en busca de un vaso con agua, su garganta se sentía sequísima por su mala alimentación.

Posó en sus labios el frío y plano vidrio, sus belfos se abrieron lentamente dando paso al líquido refrescante.

Estaba nervioso, no podía estar tranquilo sabiendo que en unas pocas horas estaría frente a una persona detestable, que le obligaría a decir todos sus más íntimos secretos, todos los que todavía no le había dicho.

Salió de su casa a esperar a Jun, se habían puesto de acuerdo en que Jun sería el que lo acompañase a las sesiones, Jihoon no quería que fuera su madre por obvias razones. Pensaba que ella comenzaría a dialogar con su sicólogo respecto a medidas que le hicieran reconocer que su distinta forma de amar era anormal.

Se sentó en la acera mientras que su vista y sus pensamientos deambulaban por el infinito, cómo desearía que su vida fuera tan tranquila como aquella mañana, sin preocupaciones ni problemas. Quería una vida sin sentimientos.

Preferiría perder todo aquello que le hace feliz y no sufrir, a tener momentos hermosos y llenos de vida pero tener que afligirse por otros miserablemente.

Su tiempo de reflexión se vió interrumpido por pequeño y suave golpe hecho por la cálida mano de Jun, acompañada por una suave sonrisa.

—¿Nos vamos?.

¿Cómo es posible que con una frase pueda transmitir tanta tranquilidad y serenidad a su vida?. Jihoon al parecer, estaba verdaderamente embelesado de su mejor amigo.

Pero ¿Quién podría culparle de sentir todas esas emociones cuando Jun es una de las poquísimas personas que verdaderamente valen la pena en esta vida?. Nadie...

Jihoon se levantó con ayuda de Jun, se sacudió un poco la parte trasera de sus pantalones negros. —Vamonos.
























—Jun de verdad, no quiero ir con ese sicólogo.—Agarró el brazo del mencionado mientras hacía inconcientemente un adorable puchero, de esos que Jun no podía resistirse.—Podemos ir al que quieras pero no a éste por favor.

Desde los ojos de Jun, el que Jihoon hiciera un puchero era una acción que no realizaba con mucha frecuencia, le parecía una creación digna de admiración, estuvo a punto de acceder a su petición pero... el respeto es primordial.

Golpeó la frente del menor con el dedo medio haciendo que éste se alejara mientras llevaba ambas manos a la zona golpeada, entre tanto lanzaba una que otra maldición hacia su persona.

—Se dice Hyung, ¿Cuántas veces tendré que repetirlo?.

Mientras Jihoon seguía acariciando la zona golpeada, Jun lo observaba con una sonrisa en el rostro, hace tiempo que su pequeño no cambiaba de expresión, siempre lucía triste y ahora, a pesar de estar enojado, por lo menos había hecho que su actitud variara.

—¡¿Pero qué te pasa?! Me golpeaste, idiota.

—Te golpearé de nuevo si no me dices Hyung.

Jihoon no quería, más bien, no soportaba el hecho de que Jun fuese mayor que él, no le gustaba que de sus finos labios saliese la palabra "hyung" pero si no lo hacía lo volverían a golpear.—...Hyung.

Jun se acercó lo suficiente como para que no existiese el llamado "Espacio personal" y envolvió entre sus brazos a su pequeño, aunque éste estuviese hecho un manojo de gruñidos y maldiciones.
























Cuando entraron, caminaron hacia la recepcionista su llegada, ella les contestó que lo más probable era que el Doctor se atrasase un poco en llamarlo ya que estaba en una reunión importante pero que no se preocupasen, que de todas formas los llamaría.

Jihoon pensó que eso era una señal, que debían marcharse de una buena vez y no volver jamás pero Jun le tomó de la mano y comenzó a jalarlo hacia los mismos asientos que la vez pasada. El menor iba a reprochar pero en el momento que su mano tocó la contraria, su nerviosismo fue a flor de piel, impidiendo que pensara con normalidad.

Los minutos pasaban, Jun y Jihoon seguían esperando que los llamasen, aún tomados de las manos, uniendo esa parte de ellos, el pequeño pensó que no podría aguantar más, debía decirle sus sentimientos y recibir su respuesta, en estos momentos Jun lo confundía más, no sabía si le estaba alimentando su locura o simplemente era el cariño de hermanos que sentía.

Ya no podía más, sabía que era un poco irracional de su parte, pero definitivamente no duraría un poco más. Se giró hacia el mayor, provocando como respuesta un leve sonido de pregunta, separó sus delgados belfos.

—Jun...digo Hyung.

Jun se acomodó un poco en respuesta, para poder verle de frente.

—¡Hola! ¿Son nuevos?, no los había visto antes.

Ambos quedaron atónitos, ¿Acaso ese pelinegro les estaba hablando a ellos?. Jihoon se giró hacia donde provenía la voz, ese chico pelinegro estaba sentado al lado de ellos, sus ojos eran demasiado achinados, su tez era de un color intermedio entre la de él y la de Jun. Y sus labios, eran realmente atrayentes.

—Disculpa.—Le respondió Jun.—Pero mi amigo estaba a punto de decirme algo importante.

—¡Oh! no lo sabía, disculpen pero pensé que la tierna pareja debía de saber de mi existencia

¿Pareja? ¿Había escuchado bien? ¿Jun y él parecían pareja?. Pero esas pequeñas ilusiones se rompieron con la respuesta de Jun.

—No somos pareja. ¿Quién eres?.

—Me llamo Kwon Soonyoung, pero para ustedes Hoshi.—Respondió el alegre pelinegro, mientras guiñaba el ojo derecho.

Jihoon seguía con la misma mueca que tenía desde que el Soonyoung le había interrumpido, su mano ya no estaba entrelazada con la de Jun y poco a poco comenzó a pensar y procesar lo que por poco le hubiese dicho a su mejor amigo.

Estaba agradecido con Soonyoung, le había saldado sin que éste se hubiese dado cuenta.

—Un gusto... no quiero sonar grosero ni nada pero estabámos en una conversación importante y...-

—No te preocupes.—Le interrumpió Soonyoung.—De todas formas ya me llamaron.—Apuntó a una señorita de bata blanca que los miraba con una sonrisa, Kwon le saludó con la mano.—Nos vemos, espero y nos llevemos bien "parejita".

Y dicho esto, se fue.

—Pero que chico más raro.—Comentó Jun.—Creo que ya sabemos porqué está aquí.—Observando al pelinegro con una sonrisa juguetona en el rostro.

Pero para Jihoon, el chico no le pareció raro, fue más bien al contrario, tenía algo que le fue imposible pasar por alto.

actualizo porque quiero y porque puedo (?

No mentira, solo perdí una apuesta :,v

Ámate [K.S.Y L.J.H]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora