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Jihoon se encontraba caminando de camino a su escuela, pensando realmente en el significado de lo que le había dicho anteriormente a su madre. ¿Realmente se estaba despidiendo? No lo sabía, solo dijo lo que tanto había anhelado decir desde el fatídico día en que todo esto comenzó.

Caminó cada vez más rápido, para al menos llegar en hora de receso pero su desnutrido cuerpo no se lo permitió por lo que llegó a mitad de la clase de Filosofía, Lo único gatificante de esa situación es que al ser uno de los asociales de su clase nadie se daba cuenta de su presencia y eso incluía a sus profesores.

Mientras arreglaba sus cosas para salir del edificio, su mejor amigo y el causante de todo el amor unilateral que sentía le llamó tocandole el hombro.

Su nombre era Wen Junhui.

-Jihoon ¿Estás bien? ¿Por qué llegaste a la última clase? Me tenías preocupado.

-Jun... solo me quedé dormido, no es para tanto.- Poco a poco su cuerpo comenzó a tensarse y sus nervios hacían su aparición junto con la llegada de Junhui.- Nadie me necesita y lo sabes.

Su mejor amigo le dio una mirada molesta, esa mirada que hacían temblar sus piernas.

-No digas eso. Yo soy el que te necesita tanto como tú me necesitas a mí.

Jihoon odiaba que Jun lo conociera tanto, tanto como para acertar en cada pensamiento pero menos en sus sentimientos. Jun desconocía el causante de los suspiros melancólicos que daba el pequeño, y jamás se imaginaría que él sea el causante de estos.

Jihoon no podía con aquella frase, necesita irse, regresar a su casa y llorar como todas las tardes, era doloroso ver cómo su amor no era correspondido, era doloroso ser él con esos sentimientos.

-...Me debo ir Jun, nos vemos mañana.

Junhui solo asintió con la cabeza, pensaba que el pequeño se iba antes por su madre así que dejó a Jihoon retirarse sin molestarlo un poco antes.






















Mientras Jihoon caminaba a paso lento de camino a su casa sus lágrimas comenzaron a irrumpir saliendo sin permiso alguno de sus ojos, se sentía devastado con la necesidad de marcarse nuevamente su blanca y suave piel. Pero, a pesar de todo lo que estaba viviendo y todo lo que sufría no culpaba a Junhui por sus sentimientos, para él, el amor hacia su mejor amigo era como una rosa, algo simplemente bello pero, al no tener cuidado cuando la agarró con sus manos desnudas, se lastimó. Solo en esa simple comparación era posible describir cómo eran sus sentimientos.

Cada paso se hacía más pesado para su cuerpo, se sentía exhausto, probablemente haya sido por no comer desde la tarde de ayer. Cuando ya se hacía una eternidad su pequeño recorrido, divisó su casa color pastel, un poco llamativa la verdad pero eso simplemente no importaba. Poco a poco comenzó a empujar la gran puerta hasta que hubo suficiente espacio para que su pequeñísimo cuerpo pasase.

-¿Jihoon? ¿Eres tú?.- Su madre se levantó del sofá en dirección a la entrada donde el ya nombrado maldecía internamente por no haber sido más sigiloso. Una vez que lo pudo ver, soltó un suspiro.-Jihoonie, me tenía preocupada. Pensaba que no regresarías después de despedirte tan "dramáticamente".

El pequeño solamente se limitó a observar como su cuerpo estaba siendo envuelto por los brazos de su madre, necesitaba desahogarse pero este no era el momento.

-Disculpa.

Su madre comenzó a mover su cabeza de lado a lado, mientras le susurraba el cuanto lo quería y lo que él significaba para ella.

-Mañana iremos al centro del Doctor Jung Chin-mae, sé que no quieres ir pero es por tu bien.

-Pero madre, mañana no puedo, tengo .... tengo una cita.

Ámate [K.S.Y L.J.H]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora