❀ OO2

452 52 3
                                    

     Para la tarde, los vecinos habían llenado por completo mi pequeño departamento. Entre ellos un muchacho que llamo mi atención no más entro con quien supuse serian su madre y su hermana. Pues su forma de vestir era prácticamente como si viniera del siglo dieciocho. Tenía unos ojos verdes que no paraban de mirarme, me intimidaba por completo estar ante su fría mirada por lo que mi mejor opción fue huir al pasillo lejos de toda la gente y meterme en la habitación donde había dejado mis pinturas, lienzos y demás cosas. Segundos después él chico estaba en el umbral de la puerta.
—Hey— Habló y sonrió de medio lado mirándome de pies a cabeza —Es una falta de respeto pasar por acá como si fuera tu casa pero ¿Puedes indicarme donde esta el baño, corazón?
    Su voz era gruesa, ronca y con una pizca de burla. Asenti y lo aparte un poco para salir al pasillo y señalar la puerta, el muchacho asintió y volvió su mirada a la habitación
—¿Ocurre algo?
—No sabia que había otra pintora en el edificio

—Oh si, llevo desde los diez años pintando, mi papá me enseñó
—Pues tu padre tiene talento— Se acercó a uno de mis cuadros y sonrió detallandolo —Y tú tambien. Me gusta como juegas con la luz en este
—Siento que es un desastre— Admití cabizbaja, el muchacho se volteo y se acercó a mi —Necesito venderlos
—Pues te puedo comprar ese, de veras, es muy bonito
    Sonreí enternecida.
—¿Quieres ayudarme a acabarlo?

~•~

    Lo menos que yo podía imaginarme es que dejar que ese chico, Emerson, me ayudara fue la peor idea del mundo, pues gracias a su torpeza cinco horas de trabajo se fueron a la mierda, una enorme mancha roja estaba en todo el medio del cuadro y Emerson con el pote casi vacío en las manos. Habia tropezado con una caja mientras lo abría y he aquí el resultado. Mi rostro fue una mezcla de disgusto y a la vez gracia, Emerson por otro lado estaba por romper a llorar de la pena.
—Eres un caso perdido— Rei pasando inútilmente mis dedos por el exceso de pintura roja, como si eso fuera a ayudar en algo. Emerson se cubrió el rostro y maldijo con voz suave, yo tome uno de los pinceles manchados con puntura aun fresca y lo pase por sus manos, él lentamente las fue bajando para despejar su mirada y así hacer ver su descontento y atacar de la misma manera. En pocos minutos nos habíamos llenado de pinceladas pero quise llegar más lejos, arrojándole potes abiertos de pintura que nunca use y dudo seriamente llegar a usarlas por su simple color tan horrendo. Ahora, éramos una mezcla de marrón oscuro, verde vómito, negro, rosado chicle, morado y azul oscuro.
—¡Esa no!
    Grite cuando tomo el pote de pintura carmesí, mi favorita. Inmediatamente la dejo en su sitio y se acercó a mi
—Mamá va a matarme...— Hizo una pequeña pausa luego de admirar sus manchadas prendas —¿Aún quieres vender ese cuadro?
—Era un desastre sin la mancha, ahora esta peor. ¿En serio lo quieres?
—Pues si, puede llamarse "La gran mancha que vino a arruinarlo todo" será lindo verlo y recordar que por mi estupidez acabe así.
—Bien, cuando lo acabe te lo daré.

art ;; e. barrettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora