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      Miraba con repulsión cómo la tripa de Alexis crecía cada día más, negándose a aceptar que seria padre, que cuando por fin podía tener al amor de su vida entre sus brazos alguien venia a quebrar las cosas.
No puedes estar para mi, tienes que estar para esa criatura, tiene que crecer con un padre.
    Dijo Danna nueve meses atrás, y a día de hoy aquello se repetía miles de veces en su cabeza, provocandole un llanto. Se la pasaba desde ese día en el "Beer Garden", Al punto que gasta descuento le hicieron a partir de la cuarta cerveza.
—Tu esposa dando a luz y tu acá bebiendo
—Cierra la boca, Sarah
    Gruñó cuando su amiga le tocó la espalda. Ella rió y negó,  sentándose a su lado. Pidió otra cerveza para Emerson y una para ella. El cantinero, un pobre virgen cuarentón que solo buscaba que una de sus clientas le hiciera sea caso una mamada, le sonrió coquetamente a Sarah. Ella no era la excepción, nadie lo era para el pobre Charlie, solo buscaba sexo y ni la más urgida se lo daba.
—Es tu sangre lo que esta saliendo del coño de esa zorra, y no tiene la culpa
—No, no la tiene, claro que no. Pero me da pánico, no quiero entrar y verla, ver que ahora esa criatura depende de mi, que mi puta vida se inclinó a una cosa pequeña e hinchada.
—Puedes mandar a la mierda a Alexis y aun así mantener al mocosom
—Puedo— Le dio un trago a su cerveza —La cosa es que se metió ayer a la ducha y me puso un martillo bajo la mandíbula asegurando que si me movía de esa casa para estar con Danna "Aplastaria mi hueca cabeza canadiense y la de Danna". Lo gracioso es que le he dicho a esa puta más de seis veces que soy americano pero se empeña en seguir creyendo que soy de acá
—¿No eres de acá?
    Preguntó ladeando la cabeza, yo negué sin mirarla
—Nací en California. La canadiense es Elizabeth
—Oh, entiendo. Bueno ahora que mencionas a la loca esquizofrenica esa. Danna me comento que la ha amenazado varias veces en el club con una navaja y que hasta se ha método en su casa a amenazarla.— Hizo una pausa. —¡¿De donde mierda te sacas mujeres tan locas?!
—Se llama falta de compañía. Soy como una especie de Charlie, solo que no virgen a los cuarenta
    Susurró en el oído de la castaña cuando el cantinero se encontraba distraído. Afortunadamente no escucho aquello, solo las carcajadas del par.
—Danna te extraña
—Dile que la extraño tambien— Suspiró triste dejando su vaso vacío de lado y haciendole seña a Charlie para que le sirviera otra vez. Así fue efectivamente —Mierda, Sarah, el amor duele demasiado
—Es solo una prueba más para ustedes— Comento acariciandole el brazo —Ya veras que juntos la van a superar. Tendrás que mantener a la niña, mientras vives en un lindo departamento con Danna en algún lugar de Vancouver
—No creo que Vancouver sea buena idea
—¿Narcissa?— Emerson asintió —Entonces buscarán un piso por acá. Y si van a casarse me invitan...
—Amor, ¿Este imbécil ya te pego sus malos hábitos de la bebida?
     Me gire en el taburete y le sonreí a Remington de lado a lado, ambos chocamos los puños y nos dimos un abrazo. Desde que salía con Sarah las cosas entre ambos volvieron a la normalidad, lo veía muy atraído por la enana. Aunque era ciertamente gracioso que tuviera que doblarse para poder besarla.
—Nada que ver, el gnomo me esta dando consejos
—Felicidades, por cierto. Vengo de ver a Alexis— Suspire —Es una niña, Olivia, Olivia Barre...
—Dilo una sola vez y te haré tragar tu verga
    Amenace, Sarah agarró la mano de su novio y la beso para luego besarlo a él. Desvíe la mirada asqueado, desde que salían se ponían muy románticos en cada lado.
—Dejalo, esta aceptandolo a penas.
—Bien, los dejo para que sigan con sus hábitos del diablo. Amigo me llamas si quieres ir a conocer a esa cosita
    Y se retiró. Sarah y yo continuamos bebiendo hasta literalmente perder la cuenta de las cervezas tomadas, solo se que veinte minutos después tuve que sacarla de dos peleas con otras dos borrachas y acabaron por echarnos, a ella por quebrar más de seis vasos y a mi por llamar cara de verga a Charlie.

~•~

     Sujete en mis brazos a la pequeña, estaba aún hinchada, pero calmada, dormida, mejor dicho. Alexis sonrió, yo le levante el dedo medio y volví mi mirada a Olivia, eso era mio, era completamente mio y volví a aterrarme al saber que ahora, me veía obligado a mantener a dos mujeres, una zorra con tendencias asesinas y una, que rezaba, no saliera a Alexis.
—Eres divina— Murmuré besando su pequeña cabeza —Y te pido, seas como yo y no como la loca esa
    Susurre con una sonrisa. Mi madre se acercó a mi y tras felicitarme abandono la habitación con Elizabeth y Nick, los últimos que quedaban. Dejándome solo con Alexis.
—Es idéntica a ti
—Oh cierra la boca— Gruñi contorneando el pequeño rostro de aquella criatura con mi dedo índice. Mi teléfono sonó indicando una llamada, sonreí al ver que se trataba de Danna, mi Danna. No dude en atender —Extrañaba oír tu voz
—Emerson te amo— Se apresuró en decir, escuché un bullicio al otro lado de la línea —Te amo y quiero que lo sepas.
—Yo también te amo, querida, no tengo que repetirtelo porque es obvio. ¿Donde estas?.
—En el aeropuerto— Deje a Olivia con Alexis y salí del cuarto —Solo quería despedirme
—¿Despedirte?— Rei nervioso —¿Te vas de viaje?
—Regreso a Vancouver
—¡¿Como?!.
—Emerson, tengo que hacerlo, ahora tu tienes una ocupación más, una futura esposa a la que tienes que amar y cuidar, darle felicidad a esa pequeña porque puedes dársela
    Negué, con los ojos inundados en lágrimas.
—¿Te vas porque quieres o porque Alexis te ha estado amenazando?.

art ;; e. barrettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora