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—R~Remington
     Tartamudeo mirándolo a los ojos. El mayor la rodeo por los hombros y la pego a la pared
—Hubieras aceptado mi dinero. No me gusta que haya hombres tan repugnantes viéndote desnuda. Pueden hacerte mucho daño. Me da miedo
—Voy a estar bien, lo prometo— Le acaricio las mejillas y alzó la mirada hasta sus ojos marrones y sonrió —¿Me seguiste? ¿En serio?
—Me pico la curiosidad. Quise entrar pero no quise incomodarte en tu momento, comprendo que no es de tu agrado que entre solo para ver tus tetas al aire mientras un montón de imbéciles te arrojan dinero y te follan con la mirada. La verdad no quería que pensarás que soy de esos.
—Podría hacerte un baile privado para la próxima
     Remington se sonrojo ante aquella idea aunque gracias a la oscuridad del callejón que solo permitía que se vieran muy poco los rostros no se noto casi.
—Lo tendré en cuenta. Ahora vamos a tu casa. No quiero que te vayas sola.

    En el camino a casa, nadie habló por un buen rato. Danna tomo el valor de poner su mano sobre la de su contrario mientras este la tenia en la palanca. Aquel gesto lo hizo sonreír enternecido y llevar la delgada mano de la muchacha a sus labios para depositar un beso.
 

~•~

      La pelinegra clavo sus uñas en la espalda desnuda de Remington mientras este se movía con violencia dentro de ella. Era muy difícil ocultar sus gemidos, aquello la estaba matando. Remington se tomo el tiempo de mirarla con una sonrisa. Se sentía tan victorioso al por fin haberlo conseguido, la tenia ahí debajo suyo y la amaba, eso era todo lo que necesitaba.
—E~estoy cerca
    Jadeo él en su oido y ella asintió. Remington aumento sus movimientos y le cubrió la boca para que no gritara al momento de su orgasmo. No sería lindo despertar a la abuela y que los viera así.

   Finalmente, ambos llegaron al orgasmo ahogando sus gritos. Danna se retorcio bajo el cuerpo del muchacho y dejo escapar un pequeño gemido de sus labios.

     Danna se acomodó sobre el pecho de Rem y se cubrió con la manta que tenía en el sofá cama, Remington también tomó una parte de esta para arroparse.
—¿Terminaron?
    Preguntó la voz de la anciana desde la habitación con cierto tono de burla
—¡Abuela!
    Gritó apenada y la mujer soltó una carcajada. Danna escondió su rostro en el cuello de Remington, roja de la vergüenza.
—¡Es totalmente normal entre personas que se aman, Danna!— Rió. Danna quiso matarse —Solo respeten mi sueño la próxima vez, niños

    Luego de aquello solo hubo silencio. Ambos se miraron por un buen rato, entre sonrisas y besos. ¿Se estaba enamorando de él?.
—Te amo, Danna
    Susurró contorneando sus labios. Ella sonrió y le mordió suavemente el dedo
—También lo hago, Remington
     Él la miró con una sonrisa enorme y la ilusión plasmada en sus ojos.

art ;; e. barrettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora