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Colmada de rabia tire el maldito paquete de condones directo a la frente, no tardo en quejarse.
-Princesa, en serio lo lamento, pero no iba a salir con la verga parada
-¡Jodete Emerson! ¡Destrui mi reputación con la señora solo porque a ti te dio por usar tu último condón cómo bomba con el tarado de Leith!
El muchacho se bajo los pantalones llevando con ellos sus boxers, me mordi el labio y me acerque a él lentamente
-Quítate la ropa, Dan, hagamos que valga la pena
Rodé los ojos y obedeci. No iba a negar que me ponía verlo así. Rápidamente baje mi falda y levante mi blusa. Emerson abrió uno de los condones y me miro. Yo mientras tanto prosegui a quitarme las dos últimas prendas para finalmente acomodarme a horcajadas sobre él.
-Eres un idiota, tú y ese estúpido de Leith
-Si sigues mencionandolo me pondré celoso
Advirtió colocándose el preservativo con cuidado, lo odiaba aveces.
Es la verdad
Musite pellizcandole un pezon, él jadeo y me dio un suave empujon. Finalmente me penetro con fuerza
Ahogue un grito enterrando mis uñas en su espalda. Mordi su hombro, jadee, grite, gemi. Me estaba enloqueciendo. Me mordi con fuerza el labio evitando gemir tan fuerte mientras me movía encima de él, pegó sus labios a su oído gruñendo en este, me tomo del cuello sin hacerme daño, una sonrisa se formó en sus labios, cerró los ojos, no pensabamos con claridad, solo disfrutabamos del momento. Sin previo aviso yo estaba debajo de él y él se movía con fuerza.

Un largo gemido se escapo de sus labios, yo lo miraba.
-Maldición, preciosa.
Gruño ahora contra mi cuello. Mordisqueo esta zona levemente, tomo mis senos entre sus manos y los apretó. Me besaba con desespero mientras me embestia y descargaba de vez en cuando alguna nalgada. Los gemidos y chillidos se mezclaban junto al sonido de nuestras pieles chocando, joder.
-¡Emerson!
Gemi adolorida y extasiada. Si él seguía en ese ritmo me rompería en dos. Un cosquilleo se apoderó de mi intimidad, mis piernas se tensaron, mi cuerpo temblaba. Mordi su labio, mis manos apretaron sus hombros, los gemidos fueron más constantes, era el final de todo aquéllo, el maravilloso orgasmo que me provocó. Se derrumbó encima de mi y permaneció así por unos segundos.

•••

Después de una ducha caliente nos tomamos la libertad de ver algo de televisión en mi cuarto, su cabeza reposaba en mis piernas y de vez en cuando las besaba con suavidad. Su teléfono sonó, mas no me dio tiempo de ver de quien se trataba pies atendió rápidamente y salió de la habitación. Lo siguiente que escuche fue a Em discutiendo, suspire y trate de ignorarlo pero era casi imposible. Estuvo así cerca de quince minutos hasta que entro al cuarto y me miró desde el umbral de la puerta
-¿Todo bien?
Negó dejando salir algunas lágrimas y se acercó a mi
-Solo me da rabia, Danna
Suspiró y se sentó a mi lado
-¿Quieres hablarlo?
-Papá golpeó a Liz, rodó por las escaleras, tengo que ir a verla al hospital
Hice una mueca y le acaricie las mejillas.
-Tienen que denunciar a ese cerdo, Emerson- Dije y suspire con pesadez -¿Quieres que te acompañe?
No tardo en asentir, entonces me levante y le agarre la mano. Fue en ese preciso momento que note algo importante, me importaba Emerson. Y aquello era más que simplemente encuentros sexuales, había algo más profundo, un interés que parecía ser mutuo. Comenzaba a quererlo y eso definitivamente no me agradó.

art ;; e. barrettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora