Nueva estudiante

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El primer lugar al que me dirijo es al despacho del director. Es un hombre amable que me da una calurosa bienvenida al colegio y me entrega mi horario de clase. Cuando se fija en mi cámara de video (la cual siempre llevo a mano) me explica que en horario escolar no puedo usarla pero, cuando le contesto que es para después de las clases me sonríe:
- ¿Te apuntaras entonces al club de audiovisuales?
- Lo cierto... Es que me gustaría apuntarme al club de vóley. Como manager – aclaro
Es entonces cuando me lanza la mirada que tanto temía.
- ¿Tu apellido es Tategami, verdad?
- Sí, señor.
Y con mi expresión le confirmo la siguiente pregunta sin necesidad de que la diga en voz alta. Sé que es una situación a la que me tendré que acostumbrar, pero la verdad es que no tengo ganas.
- Bueno, bienvenida entonces. Puedes hablar con el entrenador Nekomata si quieres antes de las clases. Estará en la sala de profesores.

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Al entrar en la sala y acercarme el profesor Nekomata me recibe con una amplia sonrisa, como esperaba.
- ¡Sonja! ¿Llegaste bien al colegio?
- Sí, señor
- Vamos, vamos, anímate un poco. Verás cómo te integras perfectamente. Si alguien tiene facilidad para hacer amigos esa eres tú. Aunque en el Karasuno hay otros a los que tampoco se les da mal – se me ensombrece la cara cuando menciona a los chicos, así que cambia de tema – Bueno, ¿has venido solamente a decir hola?
- Lo cierto es que quería apuntarme como manager al club.
- Vaya, vaya. No esperaba otra cosa. Los chicos se llevaran una sorpresa cuando se enteren que por fin han conseguido una manager. - Los dos nos reímos imaginándonos la escena. Después se acerca a su mesa y saca un chándal. – Aquí tienes.
- Muchas gracias señor. Y también por hablar con el director. Sé que fue mi repentino pero...
- No te preocupes, es un placer tenerte por aquí – se ríe.
Me despido con una sonrisa. Ese señor siempre sabe que decir.

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Me pierdo. Durante la pasada noche he imaginado distintas cosas que podían pasar mal: perder el metro y llegar tarde, ponerme la camisa o la rebeca al revés, no llevar zapatos... Pero desde luego perderme en los pasillos del instituto no estaba entre ellas.
Me fijo en uno de los carteles para señalar las clases: 3 – 5. Vale, no solo estoy perdida, sino perdidísima. Me giro rápidamente para intentar encontrar mi pasillo cuando me choco con alguien.
- ¡Hey! ¿Estás bien?
- Si... Perdón
Y cuando levanto la cabeza para ver quién era me encuentro con el capitán del Nekoma: Tetsuro Kuroo. Su cara debe ser reflejo de la mía: los ojos se le han abierto de par en par y, el capitán de la provocación, se queda sin palabras.
- Kuroo, deja a la nueva – dice una voz detrás. Pero se para al ver quién soy. El libero del Nekoma, Morisuke Yaku, y el vicecapitán, Nobuyuki Kai, me miran con la misma cara de asombro. Sin embargo, el primero en recuperarse es Yaku - ¡Hola! ¡Qué sorpresa!
- Hola – digo sonriendo – Si, ya imagino.
- ¿Entonces te has transferido? No sabíamos nada
- Lo cierto es que me entere este fin de semana, así que...
- Ejem, ¿podemos ayudarte en algo? – dice Kuroo, que ya parece haberse recuperado de la sorpresa.
- Bueno... - ¿Cómo les digo que me he perdido sin parecer una idiota?
- ¿Qué pasa? ¿La señorita Miyagi no sabe orientarse en un simple instituto de ciudad? – dice con tono malévolo. Yaku le lanza una mirada que haría callar al mismísimo Diablo, pero yo ya estoy acostumbrada a tratar con este tipo de cosas.
- Quería asegurarme de que el capitán del equipo llegara a clase. Sería una pena que ahora que hay manager no haya capitán.
No sé si será porque no se esperara una respuesta o por mencionar tan de pasada que soy manager, pero su cara vuelve a ser de asombro y los otros dos seniors se ríen. Yaku se ofrece a acompañarme y, como no me queda más remedio, acepto a regañadientes.
Y así es como llego escoltada por tres alumnos de tercero a mi clase: 2 – 4.

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Parece que en mi clase no hay ningún jugador de voleibol, cosa que no se si agradezco o no. Mi presentación es breve (al menos no tartamudeo) y rápidamente me voy a mi asiento junto a la ventana.
La gente me lanza miradas curiosas durante la hora entera. ¿El apellido? Seguramente todo el mundo ha oído hablar de mi hermano. Son gajes del oficio. ¿El Karasuno? Probablemente la gente conozca la historia de la 'Batalla del Basurero'. Sea lo que sea, tanta mirada me incomoda.
En el primer intercambio de clase la gente se me acerca a hacerme preguntas. ¿Cuánto tiempo he vivido fuera de Tokio? ¿Por qué volver ahora? ¿Qué me gusta hacer? ¿Me gustaría unirme al club de teatro? ¿Y al de futbol? Contesto amigablemente a todo el mundo (salvo a porque me he vuelto a mudar, a lo que digo algunas evasivas) e incluso bromeo y quedo para comer con un grupo de chicas. De momento nada es tan malo como lo imagine por la noche.
Cuando llega la hora de irme a cambiar para las actividades del club me encuentro con Yaku en la puerta. Se pone un dedo en los labios y tira de mí hacia las escaleras. Con la mirada le pregunto qué pasa (Tanaka y Yuu estaban totalmente en lo cierto: da la misma imagen de serenidad que Suga, y no cuesta nada tener confianza con él) y, como respuesta, inclina la cabeza hacia atrás. La imagen no puede ser más clara.
- Kuroo, ¿por qué tenemos que ir por la otra escalera? Es más rápido por esa de ahí
- Kenma, hay que hacer un poco de ejercicio. Piensa que es parte del entrenamiento.
- ¿Entonces lo que haga ahora no lo tengo que hacer luego?
- Mira que eres vago
- No lo soy
- Si lo eres
- No lo soy
Si dejar de hablar con los de segundo nos hace un gesto con la mano. El plan debe de haber sido todo un éxito.

Un nuevo gato en el NekomaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora