Una visita inesperada

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- ¡AAAAH!
Nos despierta un grito en el piso de abajo, el de los chicos. Nos incorporamos todas rápidamente y desorientadas.
- ¿Qué ha pasado?
- ¿Es un fantasma? – pregunta Yachi asustada
- Tranquila Yachi, seguro que no lo es – la tranquilizo. Pero en ese momento oímos algo corriendo por nuestro pasillo: unas garras.
- ¿Es... un MOSNTRUO?! – chilla.
La puerta se termina de abrir (hacia tanto calor que hemos dormido con la puerta entreabierta) y entra un felino de color canela
- ¡Es un gato! – dice la manager del Shinzen
- Hola, minino – digo acercándome despacio. Parece asustado pero consigo convencerlo para que me deje sostenerlo. En ese momento oigo unas pisadas en el pasillo. ¿Ese sonido y un gato asustado? No me sorprende ver la cabeza de Lev asomando por la puerta
- ¿Habéis visto a un gato?
- Si – le contesto sentándome con él en brazos. Las demás managers se acercan a tocarlo pero ver tantas manos lo pone nervioso y se estruja contra mí.
- ¿Me lo devolvéis?
- No
- ¡Sonja-senpai!
- ¿Cuántas veces te he dicho que dejes de perseguir a los gatos, Lev? Ahora vete a tu cuarto. El gato se queda con nosotras
- Más bien contigo – puntualiza Shimizu al verlo ronroneando en mi regazo. Sonrío mientras le rasco tras la oreja. Oigo a Lev bajar refunfuñando.
- ¿Cómo lo llamaremos?
- Primero habrá que hablar con los profesores, ¿no? Y en caso afirmativo hay que ver si alguna se lo puede quedar en caso de que Sonja-san no pueda
- ¿Eh? ¿A qué viene eso?
- Bueno, parece que eres su preferida. ¡Mira! Ronronea porque está de acuerdo.
Todas nos reímos. Mientras Shimizu va a buscar a los profesores para explicar la situación yo saco el móvil y aviso a mi padre. Empieza a poner problemas pero entre mi hermano y yo logramos convencerlo.
- ¿Segura que no tiene dueño?
- No tiene collar y tampoco chip
- ¿Cómo sabes que no tiene chip?
- Kaori-san tiene uno. Al parecer se nota un bulto bajo el lomo, que es donde lo ponen. Este no lo tiene. No obstante, cuando lo lleves al veterinario ya te lo confirmará.
- ¿Cómo que cuando lo lleve?
- No puede quedarse allí una semana entera – oigo a Kyoya tras mi padre. "¡Ese es mi hermano mayor!" pienso orgullosa.
- Ya veo que queréis decir que me toca ir a recogerlo
- Me tienes que llevar a rehabilitación en una hora. Puedes recogerlo, llevarlo al veterinario y después recogerme a mí con... ¿cómo se va a llamar?
- Lo estamos decidiendo
A regañadientes mi padre acepta pasarse en un rato. Cuando lo comunico todas se ponen a aplaudir.
- Los profesores no tienen inconveniente en que se quede hasta que sepamos qué hacer con él. Pero ponen de tope hasta mañana- dice Shimizu entrando por la puerta
- Nos basta una hora, hasta que el padre de Sonja-san se pase – dice Yachi sonriente.
- Vale... Ahora toca un nombre...
Todas nos devanamos los sesos pensando. Hasta he llamado a Elie, que estaba viéndose una serie (¿quien ve series a las 8 de la mañana?) para que nos ayude.
- ¿Colmillos?
- Demasiado corriente
- Espina
- Ni en broma
- ¿Qué os parece Simbad? – digo. El silencio sepulcral me incomoda – Vale, entonces...
- ¡ESA IDEA ES GENIAL, SONJA-CHAN! – dice Elie a través del teléfono
- ¡Es un nombre muy bonito! – dice la manager del Ubugawa
Y así es como, tras desayunar, entrego a Simbad a mi padre. "¿Vas a quedarte con todos los gatos que coja Lev? Porque van a ser muchos" me ha dicho Yaku. Lo cierto es que no sé que me ha impulsado a ello, pero este... Necesitaba protegerlo. Y eso he hecho.

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Seguimos con la rutina de los dos últimos días: partidos, descanso, partidos, práctica voluntaria.
Estamos los cuatro de anoche en el gimnasio 3 cuando oímos un "Con permiso". Al mirar a la entrada veo a Tsukki. Se sorprende al verme aquí pero inclina la cabeza a modo de saludo.
- ¿Oya oya?
- ¿Oya oya oya?
- ¿Puedo preguntarles algo?
- ¡Claro! – responden Kuroo y Bokuto al unísono. Akaashi y yo solo asentimos
- ¿Vuestros equipos son considerados de los mejores, no? ¿Pero aun así sería difícil ganar, verdad? – Akaashi tiene que tranquilizar a los capitanes tras estas preguntas
- ¿Qué quieres decir? – animo con una sonrisa a Tsukki a seguir
- Es que no entiendo tanto esfuerzo... A fin de cuentas, sólo es un club – eso me sorprende. No me parece que lo crea sino que quiere creerlo
- ¿Sólo un club? En realidad es un deporte
- ¡Claro! ¡De eso se trata! ¡Pero no, es un club donde hacemos deporte!
- ¡Entonces sí que es un club! ¡Rayos!
- ¿Se supone que debo seguirles la corriente?
- No, sino no acabaría nunca
- Tu ignórales
- Oye, Lentes
- Tsukkishima
- ¿Te gusta el vóley?
- No mucho – dice tras pensarlo brevemente
- Quizás es que eres malo
- ¡Bokuto-san! – le regaño
- Mi equipo ha estado en el nacional ¡Y soy mucho mejor que tu! Pero hasta hace poco no me parecía tan interesante el vóley – eso nos llama la atención a Tsukki y a mí – hasta que no empezó a funcionar los rectos. Era bueno con los amplios... pero siempre me los paraban. Hasta que, tras mucho entrenamiento, conseguí superar a los mismos bloqueadores. El poder sacar el 120%... Todo depende de ese momento. Y entonces te empezará a gustar el vóley. Al menos, así fue para mí.
- Vaya, que profundo Bokuto...
- ¿Verdad? – dice riéndose. Y después, tras una palmada – Bueno, ya te hemos contestado así que entrena con nosotros
- Venga, rapidito – lo apoya Kuroo
Da igual las protestas de Tsukki: lo arrastran a la pista para que bloquee junto a Kuroo. Akaashi va detrás y yo, riéndome, me acerco a coger el balón. En ese momento veo a Yamaguchi asomándose por la puerta. Se sonroja cuando me ve pero sé por qué esta aquí. Levanto el pulgar de forma que sepa que va todo bien. Asiente y se va sin hacer ruido.

Un nuevo gato en el NekomaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora