- Oh, venga, no lloréis – les digo con lagrimas en los ojos a Yuu y Tanaka
- ¡No estamos llorando! ¡Tú eres la que está llorando!
- ¿Y qué es lo que tenéis en la cara?
- Sudor
- Agh, que asco, Tanaka
- ¡Buena, Ryu!
La despedida está costando más de lo que creía. Hemos pasado mucho tiempo juntos otra vez, pero la próxima será en varias semanas más y tras haber superado las preliminares. "Bien, nos vamos ya" llama Daichi a los del Karasuno. Doy un último abrazo a los chicos de segundo y me voy con el Nekoma y el resto de equipos de Tokio, que los despiden desde la puerta.
- Ya creía que nos quedábamos otra vez sin manager – bromea Kuroo
- He pensado que necesitáis alguien que os cuide. Yaku-san no puede hacer todo.
- ¡Ey! ¡Que yo soy el capitán!
- ¿Y?
- Tategami-san cada vez me cae mejor
- Bokuto-san, puedes llamarme Sonja – digo ya por inercia.
El Karasuno se mete en su autocar y, despidiéndose por las ventanillas, se aleja. Parece que todos nos habíamos puesto de acuerdo porque justo entonces nos damos la vuelta para ir recogiendo nuestras cosas también. Mientras me despido de las managers veo llegar a mi padre, que se pone a charlar con el entrenador Nekomata y Naoi. Asumo que hablan algo sobre mí porque me miran de vez en cuando.
- ¿Qué tal la semana?
- Agotadora...
- ¡Pues yo repetiría!
- Porque tú eres tú, Lev. Y sí, Innuoka, ya sé que tu también repetirías
- Pero si no he dicho nada, Kai-senpai
- Se te nota en la cara
- Bueno, no os preocupéis. Ahora mismo os dejo en el instituto para que os vayáis derechitos a casa.
- ¿No hay reunión? – pregunta extrañado Yaku
- Por lo que me ha dicho el entrenador ya la tendréis el lunes. Ahora tenéis que reponer fuerzas. El nacional os espera – sonríe
Esa afirmación enciende la chispa de todos y nos ponemos a hablar animadamente el resto del camino.---
Mientras estoy abriendo la puerta para entrar en casa una bola de pelo se lanza hacia mí. Tardo unos instantes en recordar que ahora tenemos a uno más en la familia.
- Que bonito... Una semana cuidando de ti y en cuanto llega Sonja me abandonas, Simbad
- ¿Por qué será? – digo dejando al gato en el suelo y dando un beso a mi hermano.
- ¿Qué tal la concentración? – me pregunta mientras va detrás de mí por el pasillo
- Agotadora... Pero genial. El Nekoma ha quedado en segunda posición – digo orgullosamente
- ¿Y el Karasuno?
- Últimos. Estaban raros... Aunque están haciendo cosas muy diferentes a lo que solían hacer, así que deben practicar más
- Así que están evolucionando...
- ¿Qué eres? ¿Discípulo del entrenador?
Se ríe mientras deshago la maleta. Simbad se ha adueñado de una esquina de mi cama mientras estaba fuera por lo que veo por las arrugas. Kyoya se da cuenta de que miro esa zona.
- Le habíamos puesto en el salón, pero cada mañana veíamos que despertaba en tu cuarto. Una noche cerré tu habitación y estuvo maullando hasta que le dejamos entrar. Juraría que tenía el ceño fruncido
- Así me gusta, Simbad – le rasco tras la oreja mientras ronronea
- ¡Eh!
En la cena nos ponemos al día. Kyoya me cuenta sus progresos en la rehabilitación mientras mi padre habla sobre su misión. "Puede que la pospongan" nos anuncia mientras los dos aplaudimos. En ese instante llega mi madre, que se une a nuestra cena. Las risas y comentarios de los cuatro me recuerdan a los últimos años, cuando cenábamos todos juntos en nuestra casa en Miyagi. Me permito un momento de añoranza, pero ese ya no es nuestro hogar y me alegro al ver que ya no lo siento como tal.
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Un nuevo gato en el Nekoma
FanfictionCuesta volver a acostumbrarse al ruido de la gran ciudad. Y tener que coger el metro no ayuda. Tantos años fuera de Tokio se notan y, aunque había seguido viniendo de visita y para algunas revisiones de Kyoya, no es lo mismo que cuando era pequeña...