Parece que el día se levanta igual que mi humor: malo. Después de la noticia de mi padre no hablamos mucho más en la cena y nos fuimos cada uno a nuestra habitación. Miro por la ventana solo para ver una hilera de edificios iguales y el cielo nublado. Si fuera Miyagi me habría encontrado con la casa de Yuu y él en la ventana, la frente apoyada en el cristal y quejándose de que fuera domingo.
Salgo de la habitación y, tras un momento de duda, llevo a la cama mi desayuno. La música de fondo me relaja y puedo disfrutar de mi tostada. Y entonces empieza a vibrar el móvil
"¿Estás despierta?"
"Si"
"¿Qué tienes pensado hacer hoy?"
"Tengo videoencuentro con los chicos de segundo del Karasuno. ¿Por?"
"Necesito salir de compras"
Suspiro. Menuda forma de pedir que le acompañe tiene Elie. Me lo pienso un poco: ya había quedado con los chicos que en una hora los llamaría, y tampoco es que me apetezca estar encerrada en casa todo el día. Me animo un poco.
"Supermercado. 5 de la tarde"
"¡¡GENIAL!!"---
Los chicos están más ruidosos de lo normal. Al parecer han estado practicando cosas distintas a lo habitual y les está empezando a salir bien.
- ¡Oh, venga! ¡No podéis dejarme con la intriga! – les digo entre risas
- Ahora eres el enemigo, Sonja – dice Tanaka con voz solemne
- Tanaka, controla ese tono – le dice Ennoshita. Pero todos estamos riéndonos, incluso él, así que no parece que le regañe de verdad.
Me preguntan por mi hermano y por mis clases. Yo les pregunto por sus clases y el resto del equipo. Es una conversación rutinaria con la que disfrutamos mucho. Decidimos probar a jugar a las cartas por parejas: Tanaka y Narita, Ennoshita y Kinoshita, Yuu y yo. Nos tenemos que distribuir así para evitar que Tanaka y Yuu hagan trampas como la última vez. "¿Trampas?" dicen los dos ofendidos, pero saben que es verdad.
- ¿Ya tenéis todo preparado para este sábado?
- Desde luego – responde Narita mientras piensa en la siguiente jugada – ¿Y vosotros?
- Aun no sé si iremos allí directamente o si nos quedaremos a dormir ya en la escuela el viernes. Paso turno.
- ¿Cómo se hace otros años? ¿Lo sabes? – pregunta Kinoshita
- No creo que los otros años llegaran equipos de otras ciudades – me río.
- Touché
Ennoshita y Kinoshita ganan y Yuu y yo quedamos segundos, por lo que Tanaka y Narita tienen que hacer un castigo. Decidimos que esta vez consistirá en llevar las maletas a los perdedores. "¿Y Sonja?" recuerda Yuu. Como no se les ocurre nada digo que yo les perdono mi parte, con lo que me gano los agradecimientos de Tanaka, aunque sigue sin soltar prenda.
A los dos minutos de despedirnos me vibra el móvil. "¿Seguro que va todo bien?" Maldito libero. No se le pasa ni una.
"Más o menos"
"¿Tu hermano?"
"Va lento, pero parece que sí que progresa"
"Eso es bueno, ¿no?"
"Supongo"
Unos segundos sin vibrar. Me muerdo el labio. Ya se debe de estar imaginando lo que es. "Entonces..."
"Si"
"¿Cuando?"
"Dentro de un mes. Será una misión humanitaria de dos meses"
Un minuto de silencio. Me lo imagino tecleando en mayúsculas todos los insultos que pueda. Y borrarlo. Luego todos los sinónimos de ánimo que se sepa (no muchos, eso ya nos quedó claro a Ennoshita y a mí en el grupo de estudio). Y borrarlo. Finalmente me llega la respuesta.
"Vaya mierda"
"Si"---
El móvil se pasa la tarde entera vibrando. Da igual la de veces que le diga a Yuu que estoy bien o que he salido de compras con una amiga, él sigue mandándome chistes malos y fotos de gatos.
- ¿Es tu novio? – pregunta Elie a la decima vez que suena el móvil en la ultima hora.
- ¿Qué? ¡No! – me río. La sola idea me parece patética – Es mi mejor amigo. Se ha enterado de lo de mi padre y... - mierda. Se me escapó
- ¿TU PADRE? ¿ESTÁ BIEN? – dice asustada
- Es que es militar, y dentro de un mes se va de misión, y ha sido un poco repentino, y...
- ¿Y sus superiores no han podido buscarle un puesto en Tokio? Quiero decir, que como tu hermano está... Ups – se tapa la boca
- No pasa nada, ya imaginaba que lo sabías – le sonrío para tranquilizarla
- ¿En serio?
- Bueno, te conoces toda la historia reciente del Nekoma, así que era lógico que hubieras oído hablar de mi hermano. No te preocupes.
Eso parece tranquilizarla y sigue con su búsqueda de la camiseta perfecta. Al final, de todas las que se prueba, elige una con los colores del Nekoma. Desde luego es una gran fan.
Cuando ya ha pagado me lleva a la siguiente tienda. "Ahora vamos a buscarte algo bonito a ti". Le dan igual mis quejas, me arrastra a los probadores mientras va escogiendo algunas prendas por el camino: un par de vestidos, una camiseta, unos pantalones apretados y tres faldas. Me sorprendo al ver que me sientan bien, así que decido llevarme un vestido negro de tirantas cruzadas, la camiseta blanca en la que pone 'Miau' y la falda también negra.
Tras entrar en algunas tiendas más nos sentamos en un bar y nos tomamos un refresco.
- Sonja-san, deberías venir a conocer al grupo de fans. Te caerían muy bien
- Me encantaría, pero con el club y ayudar en casa... ¿No podría ser en algún almuerzo?
- Es que hay algunos alumnos ya graduados. E incluso algunos de otros institutos
- ¿En serio? ¿Y no animan a su equipo?
- Suelen ser de equipos malos que no pasan de la primera ronda – se ríe – Oh, venga, ¡si hay chicos muy simpáticos! ¿O ya le has echado el ojo a alguien? – pregunta levantando una ceja. Ante mi negativa entre risas se acerca más a mi - ¿Segura? Eres la única chica entre un grupo de jugadores de vóley.
- En serio – sigo riéndome – Ya estoy acostumbrada a las vistas
- ¿Ves? Por eso yo no soy manager. Cada semana estaría enamorada de uno. – y mientras me rio se lleva la mano a la frente para pensar mejor - ¿Y en las vacaciones de verano?
- Tendremos entrenamiento en la Shinzen cuatro escuelas de aquí y el Karasuno durante toda la semana
- ¡Maldición! Bueno, siempre quedará los partidos oficiales.- dice dando otro mordisco a su dulce.
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Un nuevo gato en el Nekoma
FanfictionCuesta volver a acostumbrarse al ruido de la gran ciudad. Y tener que coger el metro no ayuda. Tantos años fuera de Tokio se notan y, aunque había seguido viniendo de visita y para algunas revisiones de Kyoya, no es lo mismo que cuando era pequeña...