Instant Crush | Yoonmin

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Al día siguiente, aún seguía perdido en mis pensamientos, recreando aquella situación con el chico de pálida piel y ojos marrones.
Las clases pasaban tan rápidas y efímeras como aquel beso.
No lograba concentrarme en nada por más que me esforzaba, trataba de enfocar mi mente en los temas nuevos que los profesores se encargaban de que aprendieramos, pero me era imposible.
Agregándole a todo esto que Yoongi actuaba como si yo no existiera.
Sí, de nuevo.

Era difícil estar así para mí, sentía que él sólo estaba jugando conmigo, o tal vez había perdido alguna apuesta, o simplemente Yoongi era el tipo de chicos que gustaba de traer rendido a quien se le cruzaba por enfrente.

Los días pasaron lentos y algo tortuosos fuera de la universidad.
Ya que era cuando no podía verlo, y mi mente divagaba aún más.
Intenté distraerme un poco visitando a Tae un par de veces en su departamento, pero la visita siempre terminaba demasiado pronto porque Jungkook no tardaba en hacer presencia en el mismo lugar.
Y yo prefería darles su espacio. Lo merecían.

Mi madre comenzó a salir más seguido con sus amigas por las tardes, así que tenía que resignarme a quedarme solo en casa, perdiendo el tiempo jugando videojuegos, escribiendo canciones, o simplemente cantando, ya que disfrutaba mucho hacerlo.

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Desperté cansado, el cuerpo me pesaba más de lo normal, y la alarma con la canción que tanto disfrutaba comenzaba a hartarme.
Me metí a la ducha y ésta vez puse a llenar la bañera. Hoy no me importaba mucho el llegar a la primera clase, así que tomé un baño bastante relajante, me tomé mi tiempo. El agua estaba tan caliente y llena de espuma que no podía pensar nada mas en aquel momento, que en relajarme, calmarme y no pensar en nada.
No pensar en las calificaciones que entregarían hoy, en lo aburrida que sería la clase de primera hora, en el almuerzo junto al ventanal con Tae y Kook mirándose como si no existiera nadie más en el mundo, en que mi madre no me decía nada acerca de sus repentinas salidas con sus amigas , en las golpizas que solían darme en las anteriores universidades, en cómo mi padre se fue sin antes decirme que era una decepción para él y su familia, en lo poco seguro que era yo mismo ante mi cuerpo, en porque aquél chico de pálida piel y cabellos castaños me tenía perdido...
Demonios, regresaba a lo mismo, pensar y pensar.
Tal vez por eso me gustaba tanto Yoongi.

Min Yoongi me hacía olvidar muchas cosas que antes trastornaban mi cabeza durante el día.
Él me gustaba, era perfecto ante mis ojos, pero también era una hermosa distracción.
Un escape de una realidad que a veces dolía.

Pero el no poder compartir una charla con él o simplemente una mirada, me dolía un poco más.

🌹

Terminando la última clase de aquel jueves, caminé por todo el campus. Era enorme, no lo conocía completamente así que fue buena idea dar una pequeña vuelta mientras esperaba salir a Tae de su charla con el profesor de filosofía. Al parecer se pondrían de acuerdo sobre como arreglar el trabajo que Tae no cumplió en las fechas acordadas.

Eran varios edificios con innumerables aulas.
Me dediqué a caminar por los pasillos, y despejar mi mente. Era agradable ver semivacía la universidad, ya que siempre estaba a reventar de alumnos y profesores y mucho movimiento y ruido, etc.

Mis pensamientos fueron detenidos por el sonido de una melodía.
Se escuchaba algo lejos, así que caminé en dirección hacia el sonido.

Aquella melodía parecía ser tocada por un piano. Era hermosa, tranquila y muy bonita.
Seguí buscando el lugar proveniente de ésta, cuando después de subir unos cuantos escalones al siguiente piso, lo encontré.

Era un salón, al parecer era el taller de música.
La puerta estaba semiabierta.
Sin dudarlo asomé mi cabeza por aquel espacio.
Alguien tocaba el piano.