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Un delicioso olor a café me impregnó las fosas nasales, el aroma tan peculiar me hizo despertar aquella mañana del miércoles, seguro mi madre ya se encontraba desayunando; por lo que me levanté de la cama, y me dirigí al baño para tomar una relajante ducha. 
El clima comenzaba a ser un poco frío, los árboles comenzaban a quedarse sin hojas, y los fuertes vientos hacían silbar las ventanas de mi baño. Lo que me indicaba que estaba por comenzar el otoño, era una de mis épocas favoritas, porque se acercaban 2 de mis fechas más deseadas: halloween y navidad. 

El agua caliente mojaba delicadamente mi piel, y me hizo sumergirme un largo rato en mis pensamientos. Amanecí muy tranquilo y relajado, sentía que hoy sería un buen día, <esperaba que lo fuera>, pensé. El aroma de mi shampoo era tan dulce y suave, y a la vez muy fresco, que me ponía siempre de tan buen humor. Terminé de ducharme, cerré las llaves de la toma de agua y salí del baño con una toalla rodeando mi cintura.

Elegí rápidamente mi atuendo, unos jeans negros, una playera cualquiera y encima una sudadera azul marino, junto con unas botas negras muy casuales, con agujetas. Como el viento se escuchaba aún por mi ventana, cogí una bufanda negra y un gorro de lana del mismo color.

Bajé velozmente a desayunar, era temprano aún, así que no debía apresurarme pero por alguna razón quería llegar temprano a la universidad ese día.
Desayuné una deliciosa taza de café con mi madre, quien se veía tan radiante que me contagiaba su linda sonrisa cada que me preguntaba algo sobre la escuela o sobre Tae, o sobre mi lindo atuendo y la bufanda que ella me había obsequiado en un cumpleaños hace años <era mi favorita>.
Al terminar salí por la puerta de mi casa y me dirigí tranquilamente a la universidad caminando. Aún seguía siendo temprano para que comenzaran las clases, pero no me importó, seguí mi camino felizmente.

Al llegar, caminé por los solitarios pasillos de mi edificio donde se encontraba mi salón de clases. Miré la pantalla de mi celular donde se encontraba la hora, y aún faltaban 40 minutos para que empezara a llegar la gente a aquél lugar, así que seguí caminando por unos minutos más. Me dirigí a otro edificio, debo admitir que caminé inconscientemente al salón de música donde había visto a Yoongi aquella vez tocando el piano.
Yo no sabía tocar ningún instrumento, pero eso no me detuvo, simplemente quería observar aquél lugar donde él pasaba tal vez sus ratos libres entre clases, o después de clases, no lo sé.

Unos cuantos pasos antes de llegar escuché ruidos.

Me asusté un poco, era muy extraño que alguien estuviera a esa hora en la universidad. Casi nadie —si no es que nadie— suele llegar antes de que las clases comiencen. Así que me acerqué lentamente al salón.

Intenté no hacer ruido, por lo que caminé de puntas hacia la puerta; que se encontraba ligeramente abierta. Y antes de asomar mi cabeza pude distinguir que aquel ruido eran gruñidos acompañados por una voz.
Bastante bajos, como si se ahogaran en la garganta de la persona que los producía. Eran quejidos.

Se me erizó la piel. Sentí una rarísima sensación dentro de mí.

Algo no estaba bien.

Al asomar parte de mi cabeza, pude ver a una persona.

Estaba sentada en el suelo, justo de lado de ese gran piano color café. Recargaba su espalda contra éste, mientras abrazaba sus piernas y su cabeza se escondía en esas pequeñas rodillas. Ocultando su rostro.
 

Era él.

Estaba jadeando de enojo, o eso pude distinguir. Era como si gruñera de coraje o impotencia. Y maldecía en voz baja.

El sólo verlo me causó escalofríos en todo el cuerpo, sentí un nudo en la garganta, tan duro y apretado que sentía que mi respiración se detendría en cualquier momento.

Instant Crush | Yoonmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora