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Las manos cálidas de Yoongi me sujetaron suavemente de la cintura, con un pequeño esfuerzo me levantó y me ayudó a sentarme en lo que era su gran lavamanos de mármol blanco. Estábamos en su baño, que era realmente grande y lujoso, las luces eran tenues y el ambiente olía a fragancia floral. Me acomodé en el lugar y vi como el castaño se alejaba de mi para dirigirse a un pequeño estante blanco con muchos productos de baño, cremas, jabones y demás; tomó de alguno de los cajones un pequeño botiquín y lo abrió para sacar unas pequeñas gasas y alcohol.
Se colocó frente a mi, humedeció una de las pequeñas gasas con el líquido y lo acercó a mi labio manchado de sangre.
La cercanía me puso un poco ansioso, verlo tan concentrado en mis labios me hizo tragar saliva, me sentía bastante apenado. Todo lo que había ocurrido esa tarde había sido de locos.

Justo después de haber visto como Yoongi le soltaba un buen puñetazo en la cara a mi padre, nos subimos a la motocicleta y huimos de aquel lugar tan rápido como el vehículo lo permitió.
Anduvimos por unos cuantos minutos hasta que llegamos a una casa... más bien una mansión bastante conocida, y nos estacionamos frente a ella. Era la enorme y elegante mansión a la que Seokjin nos había invitado a la Poolparty hacía unas semanas, era increíble que ésta fuera la casa de Yoongi, lo cual resultó ser. Porque al bajarnos de la moto, Yoongi me tomó de la mano y nos dirigimos dentro de la enorme casa, sin decir una palabra.

-¿Me va a arder?- pregunté con miedo, mientras acercaba la pequeña gasa empapada en alcohol pude olfatear el fuerte olor de éste, lo que me hizo pensar que probablemente me dolería.

-Sí, lo hará - contestó mirándome a los ojos. Eran las primeras palabras que Yoongi me decía desde que llegamos aquí.

Al entrar a su casa, abrí mis ojos sopresivamente, no recordaba lo grande y espaciosa (sin mencionar lujosa) casa en la que ya había estado. Al parecer todas esas personas, las luces y la cerveza me habían hecho no distinguir muy bien lo increíble que era el lugar.
Sin soltar mi mano, Yoongi me dirigió a un largo pasillo donde podía ver bastantes puertas, llegando hasta la última, abrió la puerta dejando ver una habitación bastante amplia, ordenada y muy varonil. Era su cuarto, estaba seguro de ello, había discos de vinilo pegados a la pared como adorno, había una enorme y costosa computadora en un escritorio junto con unos altavoces bastante imponentes, había una guitarra, muchos CD's, audífonos de estudio, libretas, libros, ropa, pósters de raperos, y uno que otro cuadro de arte abstracto.
Con la mano aún sujeta a la suya, abrió otra puerta dentro de la habitación. Era justo el baño en el que ahora mismo estábamos.

-¡Auch!- me quejé dramáticamente ante el toque de la gasa en mi labio reventado. Hice una mueca de dolor y vi al de ojos marrones con molestia.

-Tengo que hacerlo mocoso, debo limpiar esa horrible herida - musitó serio y tranquilo, se veía mas calmado ahora que hacía un rato. Porque cuando entramos a su casa pude percibir una ligera tensión en su mano, no sé porque habrá sido, pero lo sentí; y justo ahora estaba mas tranquilo.

-No es horrible...- agaché un poco la mirada para enfocarme en mis pequeñas manos que ahora jugueteaban con el borde de mi camisa.

- Es horrible porque él te la hizo...- dijo con un toque de odio en sus palabras. Mientras miraba la pequeña herida.

-¿Podrías ser un poco más cuidadoso?- pregunté casi en un susurro para no parecer un niño pequeño quejumbroso, bastante estaba haciendo Yoongi al curarme para que yo estuviera quejandome por todo.

-Por supuesto - lo escuché decir tan bajo como yo había pronunciado aquellas palabras, busqué sus ojos y lo miré encantado, Yoongi me transmitía una sensación de paz increíblemente hermosa, su voz era como un sedante, hacía que el dolor de mi labio y mejilla dejaran de arder. Hacía que aquellas palabras y aquella mirada de desprecio de mi padre se fueran. Él era un bonito y apuesto sedante. Su toque, sus pálidas manos tomando mi barbilla y levantandola un poco para quedar justo a la altura de sus labios.
Su cercanía que ahora inundaba mis sentidos con su aroma y su calidez. Me estaba derritiendo frente a él.

Instant Crush | Yoonmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora