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Entré corriendo a la biblioteca apresurado por la hora que era, el reloj digital de mi celular marcaba las 3:10, mi reciente charla con el profesor SuHo acerca de cómo iba con las tutorías de la clase con Min Yoongi se habían alargado tanto que tuve que contenerme en no dejar con las palabras en la boca a mi docente. Aunque tampoco fue de mucha ayuda el no poder haberme contenido en hablar y hablar de lo bien que iba el chico de cabellos castaños en la materia.
Corrí a través de los estantes marrones llenos de polvo y libros viejos hasta que di con una cabellera café obscura, unas blancas y grandes manos con un libro en ellas. Desde la distancia en donde estaba, podía ver perfectamente ese bonito perfil aperlado y con un ligero brillo por el poco sol que se colaba por los ventanales de la biblioteca. Podía ver claramente aquellas pestañas agachadas, esa filosa y masculina quijada, su pequeña y bonita nariz, junto con esos tiernos y rosados labios haciendo contraste con el perfecto rostro de aquél chico.

Me acerqué disminuyendo la velocidad de mis pasos, y tragué saliva al ser atacado con aquella mirada felina y peligrosa. Sus ojos anteriormente posados en aquella lectura, ahora me veían. Me escaneaban de arriba a abajo junto con una pequeña y coqueta sonrisa de parte del portador de esos belfos.
Se veía bastante bien.
Como siempre.

—Hey, disculpa... Yo-...—.

—No hay problema, no llevo mucho aquí—. Escuché salir de sus labios.

—Oh, está bien. Y-yo... estaba con el profesor SuHo— carraspeé antes de tomar asiento en el piso junto a su cuerpo —le preguntaba sobre...—  bueno, era claro que no debía decirle que cierto profesor me sugirió darle clases privadas a él, lo tomaría mal, o no lo sé... Conociendo su enorme ego, le molestaría. —...sobre el tema que vendrá en el siguiente exámen— sonreí nerviosamente, casi lo arruino todo.

—Bien, escúpelo— tomó una pequeña libreta y sacó un viejo lapicero que llevaba en su mochila. Recargó su espalda en la madera y me miró expectante.

—Sí, eh...— miré a todos lados buscando mi mochila que torpemente tenía en las manos, saqué uno de los libros gruesos llenos de información y comencé a leer mientras trataba de encontrar algún tema al azar del primer bloque en el que íbamos. —Bien, es... éste— señalé. —Es sobre los trastornos psicológicos más comunes.

—Ajá— musitó con cierto tono en su voz, como sin darle importancia a lo que acaba de decir. Así que quité mi vista de aquellas páginas y giré para mirarlo, encontrándome con una mirada algo lasciva y su belfo inferior siendo mordido ligeramente.

—¿Y-yoongi?— me sonrojé automáticamente ante aquel gesto tan sugestivo.

—Dices que esa ropa no es tuya, ¿verdad?— dijo con una pequeña sonrisa de lado.

—Uhm, sí... es de Tae— no entendía a qué venía su comentario, simplemente yo moría de nervios, y mi cara debo suponer que estaba totalmente roja.

—Pues te va muy bien— me dirigió una última mirada y se volvió a girar para seguir apuntando el tema que acababa de mencionar, como si nada.

—Oh... pues, gracias— musité casi en un susurro, rojo de la vergüenza y con la voz algo temblorosa.

—No hay de qué, Park.— pude notar un ligera sonrisa en su boca, casi pasando desapercibida.

Estuvimos estudiando unas horas más, el ambiente no era incómodo, charlábamos cosas algo triviales entre tema y tema, compartíamos opiniones y críticas acerca de éstos. Todo iba bien, estaba pasando el tiempo bastante agradable, me gustaba mucho estar junto a él e ir construyendo más y más confianza, verlo abrirse un poco conmigo y poder saber que es lo que pensaba sobre cualquier tema o cosa al azar de la que saliera a la plática. Disfrutaba cada momento a su lado, enamorándome más de su voz y su personalidad, algo seria pero divertida. Tranquilo y bastante cálido en ciertos casos y rebelde y sarcástico en otros.

Instant Crush | Yoonmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora