13.

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El viernes cuando llegué del trabajo me di un baño rápido y busqué algo para ponerme, Ana estaba insoportable con que quería irse pero me retrasaba a propósito porque no estaba del todo convencida, se suponía que empezaba mi plan de investigación para ver en qué andaba y si era posible asegurarme de que Gian me estaba diciendo la verdad.

¿No vas a venir no?

Él en serio quería que yo fuera, así que me apuré a terminar de arreglarme y lavarme los dientes para salir con mis amigas. Cuando estuve cerca del lugar, le contesté el mensaje con la afirmación.

Mis piernas temblaban y todo mi cuerpo vibraba con mis pensamientos, Gian ahí sentado como siempre y mirando cada tanto, eso iba a ser de esperar. Aunque tenía malos recuerdos latentes en mis pensamientos todavía, fui demasiado fuerte y me olvidé de todo cuando entré y el ambiente cambió, la mezcla de humo de cigarrillo y marihuana con alcohol y la música fuerte, no era exactamente lo que quería, pero mis amigas parecían felices de estar ahí y enseguida se pusieron a bailar.

Busqué a Gian con la mirada y lo encontré sentado en donde siempre, con la diferencia que a su lado había una chica fumando con él. Una punzada en el estomago me invadió y traté de fijarme si él hablaba, no parecía pero si lo hacía me iba a molestar sin sentido. Algo en mí me decía que me acercara a ese lugar y fue mi instinto el que me hizo caminar, él apenas me vio se sentó mejor para darme lugar.

—Hola.

—Hola. —le dije y me senté de espaldas a la chica, no quería que notara mi incomodidad por su presencia pero cuando lo notó, hizo una media sonrisa y negó un poco con la cabeza mientras le daba una pitada a su cigarrillo.

—Tomá. —le dijo la chica y se levantó para darle el paquete de cigarrillos y un encendedor. Lo agarró y se lo guardó en el bolsillo, yo la miré hasta que se fue y volví mi vista a él un poco desconcertada o fingiendo estarlo.

— ¿Quién es?

— ¿Por qué?—hizo esa media sonrisa que no me gustaba en el contexto y lo miré mal. Volvió a fumar mientras tenía su medida sonrisa intacta. —nadie interesante.

Respiré hondo y la necesidad de ir al baño me atacó, lo miré y él actuaba totalmente indiferente, parecía como si mi presencia no era grata a su lado así que me levanté pensando en que sólo estaba sobreactuando todo.

—Voy a ir al baño. —dije y empecé a rezar para que notara la indirecta, pero asintió. —Gian...voy al baño.

—Bueno. —dijo y rodé los ojos yéndome antes de enojarme, pero lo escuché. —voy.

Suspiré aliviada y me metí entre la gente para llegar dentro de la casa, pasé por al lado de mis amigas pero ni siquiera se dieron cuenta. Entré a la fría y oscura casa para dirigirme al baño pero no terminé de llegar a la puerta que alguien me agarró del brazo, fue muy fuerte como para esperar que sea Gian y cuando me di vuelta, mis peores pesadillas de las últimas semanas se volvieron realidad. Era Kevin.

Con el corazón en la boca empecé a fallar, sus ojos brillaban en la oscuridad y esa mirada amenazante estaba de nuevo, aunque uno de sus ojos estaba morado y tenía varias lastimaduras secas, todo lo que podía pensar era en que estaba muriendo, porque no podía respirar. El pánico se apoderó de mí y no fui cociente de nada, él me estaba agarrando y acercándome a su cuerpo.

—Nos volvemos a encontrar. —musitó sobre mi mejilla, cada músculo de mi cuerpo se tensó y sólo mi mente estaba intentando rezar, no me di cuenta cuando las lágrimas empezaron a caer por mi mejilla y él levantó su mano para sacarlas, cerré los ojos como si me estuviera quemando y un sollozo se escapó de mi garganta, estaba temblando, las piernas se me debilitaban.

Aprendiendo a Quedarse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora