Kevin me había dado más copas de las que pude haber contado, no sabía exactamente cuántas pero al menos podía ser consciente de que se apegaba demasiado a mí cuando bailábamos y sus manos sin permiso entraban por debajo de mi remera, empezaba a ser incómodo cuando se las intentaba sacar y él desistía, aprovechándose de mi insoportable dolor de cabeza junto a mi falta de noción exacta.
Me aparté un poco cuando lo sentí demasiado encima de mí y de lo contrario me agarró de la cintura para apegarme mucho más a su cuerpo, haciéndome sentir lo excitado que estaba. Respiré el poco aire que me permitía tener y miré hacia otro lado, mis ojos se encontraron con quien los estaban buscando y el verde de ellos no se inmutó ni siquiera cuando los míos descendieron a la pitada que le dio a su cigarrillo, la seriedad parecía ser normal en él pero al conectar nuevamente nuestras miradas, la frialdad de la suya me causó mucha más tensión en todo el cuerpo, haciéndome sentir vulnerable. Recuperé mi aliente cuando agachó la mirada para darle otra pitada al cigarrillo y al mismo tiempo que lo observaba, Kevin me empujó contra él con brusquedad.
— ¿Qué pasa?
—Necesito ir al baño. —le dije sacándolo rápidamente de encima y me agarró de la mano antes de que pudiera mover las piernas.
—Te acompaño.
—No, necesito ir al baño, sola. —me solté, pero volvió a agarrarme.
—Vamos. —me indicó mostrándome la puerta, tragué saliva y me empujó dentro de la casa. Me dolía muchísimo la cabeza pero adentro, no estuve menos sofocada.
—Ahora vengo. —le dije y entré rápido cuando vi la puerta, para cerrarla y dejarlo del otro lado. Saqué mi celular cuando me sentí segura y llamé a Ana, enviándole mensajes y haciéndole sonar mi llamada reiteradas veces.
Empezaba a ponerme nerviosa porque él me quería tocar de otra forma, y no es como si eso fuera algo anormal, pero un cierto pánico me empezaba a atacar y estaba segura que no quería salir para enfrentarlo nuevamente. Para peor, Ana no me contestaba los mensajes ni respondía a mi llamadas, por lo que me tensioné mucho peor cuando tocó la puerta.
—Dale linda, ¿ya estás? —preguntó y no respondí, ya que intentaba relajarme y no asustarme por algo casi tonto. —Y nena, ¿ya?
—Un minuto. —elevé la voz y volví a intentar llamar a mi amiga, pero no me contesté y no me quedó opción que inflar mis pulmones de aire y salir a enfrentarme con su sonrisa que por alguna razón veía maliciosa, sus manos enseguida me acercaron a su cuerpo y eso me puso peor. — ¿Qué...qué pasa?
—Tardaste mucho. —dijo cerca de mi boca, podía sentir su horrible aliento alcohol y mi rechazo fue mucho más marcado cuando corrí mi boca de la suya y retuve sus manos de tocarme demás. —estaba pensando que ya no quiero bailar.
—Yo tampoco...quiero irme a casa.
— ¿A casa, ya?—me empujó contra la pared y lo sentí muy cerca, corrí la mirada tragando fuerte e intentado respirar, se acercó y empezó a besarme el cuello.
—Me estás apretando fuerte. —me quejé y me mordió un poco, apreté los dientes fuerte y él bajó sus manos por mi cuerpo, estaba todo oscuro apenas si podía verlo con claridad, la única luz era la de la puerta del patio. Sentí que empezó a desabrochar el short y me tensé mucho más. —no, no.
—Dale, sí. —masculló y las lágrimas me pincharon los ojos, su mano estaba apretándome del brazo y la otra estaba entrando por mi short. Aunque rogué, sentí como empezaba a tocarme, mi cabeza daba vueltas pero estaba muy consciente de lo que estaba haciendo.
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Aprendiendo a Quedarse.
Genç KurguAbril sabía que no tenía que meterse con un chico como él, había algo detrás de sus ojos verdes que escondía y no podía descifrar, todo de Gian la tenía encandilada pero su introvertida personalidad la alejaba en cada oportunidad. Que ella quisiera...