Hinata lo sabia, tarde o temprano tenía que suceder, pero jamás se imaginó que pasaría con un Gladiador.
Publicada un 5-09-17
NOTA: Algunos capítulos están basados en la Serie Spartacus.
Abre los ojos de golpe y los cierra con incredulidad cuando se da cuenta de que ha llegado a un lugar desconocido.
Su respiración es un poco errática, todo su cuerpo esta sudado y tiene la boca seca. Mantiene sus ojos cerrados y recuerda los días que tuvo que pasar para llegar a donde está.
Soles y lunas remando en un barco mientras que el agua se filtraba por todos lados, no le dieron de comer e irónicamente el agua sobraba en esos días. Intentó entablar conversación con otros hombres que estaban igual que él, encadenados y sentados en medio del barco, pero los hombres no hablaban sobre absolutamente nada.
Se rindió a la quinta noche.
El miedo, las pocas veces que ha aparecido en su vida, lo carcomió por dentro cuando pisó tierra firme, no le dieron tiempo de echar un vistazo al alrededor, pues, inmediatamente, lo golpearon atrás de la nuca.
Solo pudo sentir como caía al suelo y lo cargaban como si fuese un animal al cual están a punto de comer.
Y ahora esta acostado en una plancha rasposa, amarrado de pies y manos, con hierbas en todo su cuerpo que huelen bastante bien y sintiendo una calor insoportable.
Por el rabillo de su ojo derecho nota movimiento, observa justo a tiempo cuando dos figuras abren una puerta y se colocan enfrente de él.
Es el hombre que lo compró y otro hombre alto, con muchos músculos y piel oscura que tiene una armadura de Gladiador....
—Él se está recuperando—habló el hombre alto, acercándose a Naruto para observarlo mejor, pero este último se movió para no ser tocado por él—. Mañana puede empezar su entrenamiento.
Un momento, pensó el rubio, repitiendo las palabras clave que a encontrada en menos de cinco minutos, ¿hombre alto con muchísimos músculos, diagnostico de todo su cuerpo y entrenamiento?
Un clic en su cabeza le dijo todo.
—¿Crees que tenga un futuro prometedor?
El hombre alto mira al peliblanco, sonríe y asiente a la vez que apunta el estómago bien trabajado de Naruto.
—Este muchacho ya tiene experiencia en esto, solo hay que pulirlo, ¿no lo cree?
El hombre ríe.
—Es por eso que lo compre.
El Rubio ya no pudo soportar mas su enojo, intenta zafarse de las cuerdas con furia, no obstante es en vano.
No puede creer que este en esos lugares.
Él no era ningún pobretón, ni gastaba su dinero en zorras y juegos como para pagar deudas, no, él es el hijo del mejor Gladiador de todo Roma, ¿y lo tratan como si fuese un esclavo? Su Padre debe estar muriéndose de la risa por haber caído tan bajo, exactamente, en una Ludus*.
—Denle un buen baño—prosiguió el peliblanco—, córtenle el cabello y lo quiero fresco para mañana.
—Así será, Cuarto—aceptó el que debe ser el Doctore* de ahí.
Antes de que el hombre peli blanco saliera de la habitación, Naruto gritó:
—¡¿En que Ludus estoy?!
El hombre, completamente calmado y deteniendo a un guardia para que no lo golpeara por ese compartimiento, dijo:
—Pronto lo descubrirás, muchacho.
Y entre dos personas— Naruto no supo de donde salieron— lo levantaron y empezaron a cortarle su largo cabello rubio.
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