XVII| MIEDO

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Hinata. 

«Tres pequeñas amigas juegan en las áreas verdes de una villa a crear coronas con flores de todo tipo de colores.

Una pequeña, llamada Sakura, observó hacia la puerta de entrada desinteresadamente, con incredulidad en lo que ve entre cierra sus pequeños ojos y es cuestión de segundos en que puede distinguir dos siluetas acercándose a ellas; rápidamente se levanta y se coloca enfrente de su Domina que sigue sin darse cuenta de lo que sucede. Ino, su acompañante, para en cortar flores y dirige su mirada azulada a donde ve la peli rosa, como si fuese un mal augurio también se coloca enfrente de su Domina.

Poco a poco las dos siluetas van tomando forma. Dos niños. Uno mayor y uno menor. Ambos con el mismo color de cabello.

Cuando ambas partes están frente a frente, Sakura, no puede dejar de fruncir el ceño. Sus órdenes siempre han sido concisas: cuidar a su Domina cueste lo que cueste.

—No den un paso más—ordenó la peli rosa como si no tuviese diez años—. ¿Quiénes son ustedes?

En ese momento su Domina se da cuenta de lo que sucede, se levanta, y en el acto deja caer una corona hecha de rosas rojas al suelo y en vez de intimidarse se pone a la par de sus amigas.

Los hermanos se miran, en menos de un segundo se colocan de rodillas para dar a entender que hay respeto de su parte.

—Mi nombre es Itachi Uchiha—contestó el mayor, con la mirada hacia el suelo y apuntando a su hermano—, y él es mi hermano Sasuke. Somos hijos de Fugaku, un consejero. Venimos de visita desde Abella a poder jugar con usted, Hinata.

"Sasuke" dejó expuesta su molestia al chasquear su lengua.

—Si no quieres jugar con nosotras no hay problema, Sasuke—espetó Sakura, encogiendo sus pequeños hombros—. No te necesitamos. Ven, Itachi, tú serás el príncipe.

El niño enarcó una ceja al ver como su hermano mayor cedía antes esas niñas mimadas. Se deja caer al pasto y empieza arrancar césped para poder matar el tiempo.

Al otro lado de la "bolita", Hinata, ve sobre sus hombros aquel Uchiha solo, ve a Sakura y no tiene ningún indicio de remordimiento en su pequeño rostro.

—¿No crees que fuiste muy dura con él, Sakura?—Cuestionó Hinata.

Itachi se queda expectante en medio de las tres porque le están haciendo una corona también.

—Míralo—prosiguió la menor—, está solo y me da pena...

El bufido de la peli rosa la interrumpe.

—¿Qué quiere que haga, Domina?—Espetó ella, haciendo un mohín—. Él no quiere jugar con nosotros...

—No le haz preguntando—interrumpió Ino, trayendo flores azules—. ¿O sí?

Sakura la fulmina con la mirada, se levanta con terquedad y se dirige hacia Sasuke, se deja caer enfrente de él y lo ve directamente a los ojos.

—¿Quieres jugar con nosotros?—Pregunta ella, mirando de reojo a sus acompañantes—. ¿Sí o no?

Sasuke le sonríe con socarronería.

—No—contestó él.

La peli rosa le sonríe.

—Me da igual—le susurra y una vez más le sonríe.

Se levanta, observa a los demás y hace señas de que no quiso jugar con ellos.

—¡Gracias por decirme que soy bonito!

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