XIV: BONITA

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Naruto

Un fuerte golpe en su mandíbula lo manda al piso de la cocina.

Desde donde está puede ver como Naeus le da la espalda, suelta carcajadas por el acto que cometió y alardea ante los otros Gladiadores que es el mejor de toda la Ludus.

Naruto gruñe en forma de fastidio.

Se levanta, toma al pelinegro/castaño de su nuca, lo gira y lo golpea en la mejilla con un movimiento certero.

El rubio puede escuchar como todos los Gladiadores aplauden, apuestan quien será el ganador de hoy y hablan sobre de los insensatos que son desde hace una semana. Pelea tras pelea ha ocurrido con ambos sujetos. No se pueden mirar a los ojos ni un segundo porque de inmediato se van directamente a los golpes.

Como ahora.

Naruto no sabe cómo Naeus cambia la jugada. Ahora él no puede respirar porque lo está ahorcando.

Siente como la desesperación se va acumulando en su cuerpo y empeora aún más cuando un dolor agudo se instala en su garganta por el agarre del mayor. Empieza a ver borroso y sus manos empiezan a perder fuerzas.

Está perdido.

A punto de rendirse puede ver figuras rojas y negras moverse por todas partes, el aire llega a sus pulmones de golpe y las piedrecillas del suelo pican en su mejilla.

Lo llevan a rastras a su celda, la característica voz de Kiba, preguntándole si está bien, se escucha como un eco en su cabeza y no sabe en qué momento pierde el conocimiento.

Agua helada lo sobresalta por completo, haciéndolo toser y sin pensarlo dos veces tomar su cuello por el dolor que siente

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Agua helada lo sobresalta por completo, haciéndolo toser y sin pensarlo dos veces tomar su cuello por el dolor que siente.

Hace una mueca de molestia al pasar saliva.

En un instante recuerda a Naeus y su paranoico comportamiento, este último solo entró al lugar con su rostro rojo de cólera y lo golpeó como si fuese normal. En esta ocasión se fue más allá de los límites que trazaron porque esta vez si quería asesinarlo.

Levanta su cabeza hacia arriba, topándose con Kabuto y dos Guardias que se burlan por estar en pésimas condiciones por el hecho de que no está en su celda con su amigo.

—Tu castigo te espera—masculló la mano derecha de Cuarto, dándose la vuelta completa y empezando a caminar—. Tráiganlo. Ahora.

Inmediatamente lo levantan como si fuese un muñeco de trapo, recorren los pasillos que en esos momentos están en completo silencio, pasan la cocina abandonada y llegan hasta el patio trasero.

La luna menguante va a mitad de recorrido, la noche es fresca y desoladora. Naruto escucha el gran portón de metal que siempre está cerrado chirrear, haciendo un eco espeluznante y burlándose de que saldrá pero sin saber si volverá.

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