XIII: MAYORIA DE EDAD

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Hinata.

Sale de la habitación de huéspedes con sus dos esclavas siguiéndola por detrás.

Localiza a Tsunade entre los Gladiadores, luciendo extremadamente seductora y bella. Ella sabe que es preciosa y lo aprovecha al máximo presumiendo sus grandes pechos en aquel estrecho vestido color sangre.

—Estos hombres son magníficos— habló la mayor, acariciando la mejilla con delicadeza del Gladiador Naeus—, no solo en los combates a muertes y cuerpo a cuerpo, sino también en la cama. Su condición física les permite durar horas sin venirse, eso significa que gozaras toda la noche. Así que, dime, ¿cuál te gusta más?

La hija del Emperador hace una media sonrisa, camina hacia un Gladiador en específico, exactamente al tercero de la fila dos, este tiene el cabello castaño un poco largo y su rostro está cubierto a la mitad con una máscara de un Dios.

Lo apunta.

—Quiero este—anunció, alto y claro. Tsunade quiere hablar, sin embargo rápidamente continúa:— y también a él.

Hinata se posiciona enfrente de otro Gladiador, lo recorre sin pudor alguno de abajo hacia arriba dándose cuenta que tiene varios círculos morados que se van desvaneciendo lentamente de su atlético cuerpo, llega hasta su rostro cubierto por una máscara de demonio, su cabello rubio está alborotado y un poco largo, abre un poco sus ojos al notar tres cicatrices en sus mejillas, ve ese ojo azul que solo mira hacia el frente con su boca en una línea fina y no sabe en qué momento desea tocarlo para saber si es real o es su imaginación.

—Me sorprendes cada vez más—halagó Tsunade llegando a su lado y regalándole una mirada despectiva a Naruto—. Mañana, esos dos Gladiadores, estarán a tus órdenes sin excepción alguna.

La Hyuga se sonroja, observa a Naruto disimuladamente y este le devuelve la mirada sin siquiera dudarlo.

—Bien—contestó la menor, dándose la vuelta y aclarando un poco su garganta—. Me parece muy bien.

Muchos pasos la despiertan de su profundo sueño

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Muchos pasos la despiertan de su profundo sueño.

Se estira un poco en su lecho, sintiendo como su cuerpo hace una sensación maravillosa cuando se dobla un poco hacia atrás. Ve hacia su ventana y le importa un demonio que el sol este a mitad de recorrido del día.

La noche anterior, después de estar platicando con Tsunade de cómo iba a estar todo listo para obtener la "experiencia", regresó a la Villa de su Padre demasiado tarde, Ino y Sakura no paraban de hablar y todo empeoraba cuando recordaba aquel hombre de ojos azules.

Se regañaba mentalmente por su pensamiento de "es imposible que alguien te guste sin siquiera conocerlo y hablarle", no obstante una pequeña vocecilla le recordó que hoy lo conocerá demasiado bien por el simple hecho de que él la hará suya completamente y para eso debe haber una plática antes ¿verdad?

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