Capítulo 1

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Te conozco.

Mi nombre es Dana Lane, me faltan dos años para cumplir mi mayoría de edad y voy a quinto año de colegio. Vivo con mi mamá y no tengo hermanos; mi papá murió en un accidente cuando tenía 10 años. Mi mejor amigo es Maxi, mi perro; mis únicos pasatiempos son leer y escuchar música. La mayoría del tiempo paso sola en casa, porque mi mamá llega tarde del trabajo. Y bueno, aunque salgo con ella los fines de semana para reponer los días perdidos, en esencia no es lo mismo.

— Te prometo que cuando tenga vacaciones en mi trabajo nos iremos a la playa — Prometió Isabel.

— Mamá, tu sabes que no me gusta la playa —Dije entre dientes.

—Tu papá estaría muy contento al ver que su hija ha madurado lo suficiente como para aceptar lo contrario —Me abrazó protectoramente.

—Lo extraño tanto... por eso entiéndeme, si voy a ese lugar, me acordare de él y lloraré—Le comenté— Ya lo sé mi amor, pero es tiempo de que seas feliz, a tu papá no le gustaría que por su culpa, tu odies el lugar que siempre has amado— Me miró con ternura al deshacer el abrazo.

— Voy a pensarlo y te aviso ¿De acuerdo? —Le sonreí.

Mi mamá me dice que vuelva a ser la de antes, pero creo que es algo imposible, porque no pienso cambiar. Ella menciona que me parezco mucho a papá, en su tono de piel blanca, y su cabello color castaño ondulado, sin embargo, no se puede negar que también tenía algunos rasgos de ella como, sus mismos ojos esmeraldas, y algo de su esbelta figura. Sinceramente no me quejaba, tal vez era linda, pero eso me tenía sin cuidado.

Hoy empieza el primer día de clases en un nuevo colegio; la entrada es a las 7:30 a.m. por lo que me levanté temprano, tomé mi desayuno con cereales y me encaminé a la institución que quedaba a unas cuadras de mi casa.

Cuando llegué al colegio, me di cuenta que los alumnos recién estaban llegando; no quería que nadie me preguntara algo, así que encendí mi Mp4, me coloqué los audífonos, y seguí mi camino directo al aula asignado. Anteriormente había venido a matricularme junto con mi madre, motivo suficiente para conocer el paralelo y unos que otros lugares de la institución.

No había nadie en el curso para cuando ingresé, me senté en la penúltima banca cercana a la ventana, no me importaba si alguien usaba el asiento de atrás, total nunca le hablaría ni siquiera para saludar. Poco a poco los alumnos iban llenando el aula, hasta que la profesora de lenguaje entró, ella saludó dándonos la bienvenida. Y empezamos con las típicas presentaciones, odiaba eso, pero no tenía otra opción.

Luego de momentos de martirio, estaba feliz de haber terminado las primeras clases; cuando el profesor de inglés nos dejó salir del aula, rápidamente traté de buscar el sitio perfecto para comer porque desde hace media hora estaba que me moría de hambre, inteligentemente ya lo había elegido, así que no me preocupé y a pasos rápidos me dirigí a ese hermoso lugar.

— ¡Que magnifico sitio! No puedo creer que nadie lo visite—Definitivamente la gente es insensible, el ambiente es grandioso, hay una inigualable fuente de agua, flores por doquier y un árbol con una perfecta sombra.

—Amo este lugar —Me dije.

Me acomodé en un buen sitio para comer. Todo era bonito, no me quejaba; Las fresas que mamá me dejó listas en la mesa esta mañana estaban dulces y deliciosas. "¿Qué me alistará para el día siguiente?" sonreí ante este último pensar.

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¡Soy una tonta! Repetía en mi mente a cada instante, se supone que no debería hablar con nadie, y ahora tengo un "amigo". No era así como lo tenía planeado, no era así como terminaría mi primer día. Salí del colegio una vez terminadas las clases, mi meta era llegar a casa cuanto antes, pero cierto sujeto de apariencia amistosa, truncó mi objetivo.

—Me gustaría acompañarte —Habló muy divertido en cuanto estuvo a mi lado.

—No quisiera eso, vivo muy lejos —Traté de evadirlo apresurando el paso.

—Yo también vivo lejos, quien sabe y sea tu vecino —Era una broma, estaba segura, porque nunca lo había visto cerca de mi domicilio... probablemente.

—Entiéndeme, no quiero ser grosera, pero me gusta caminar sola —Le dije en tono brusco.

—También lo hago a veces, nos parecemos mucho ¿Nos vamos? —Me sonrió ignorando completamente mi inconformidad.

—Puedes hacer lo que quieras —Bajé la mirada siguiendo mi camino completamente derrotada.

Durante el trayecto me preguntaba si el chico que estaba a mi lado no tenía a quien rendirle cuentas. Hasta cuando pensaba seguirme, faltaban solo dos cuadras para llegar a mi casa y el "joven caballeroso" aún continuaba molestando mi paciencia.

— ¿Quieres pasar por un helado? —Me sorprendió de repente.

— ¿Qué? —Fue lo primero que respondí, sin detener el paso.

— ¿No te gusta el helado? —Se volteó hacia mí con una expresión de sorpresa.

— No es eso, pero... —Me interrumpió enseguida— Entonces que no se diga más. Acompáñame no te arrepentirás —Me tomó de la mano y sin detenerse me condujo a la heladería.

El lugar era acogedor y ciertamente era la primera vez que iba a una heladería con un chico. Nos sentamos en una de las mesas con vista a la calle. Y ambos pedimos la especialidad de la casa, una parte de mí, no podía negar que este pequeño momento me estaba gustando mucho.

— Linda ¿verdad? —Comentó después de que la mesera se fue con el pedido.

— Sí, ella tiene una bonita apariencia — Hablé mientras limpiaba mis lentes.

— No me refiero a ella. Me refiero a que te ves más bonita sin lentes — Me detuve al sentir mi cara arder— ¿Te sonrojaste?

— Claro... claro que no, tú no sabes lo que dices —Estaba nerviosa. Traté de calmarme o mejor aún cubrir mi vergüenza colocándome los lentes y entrando al modo "fría"

— Tranquila, no soy un mal tipo —Sabía que se divertía con cada palabra que decía.

—Llegaron los helados —Evité su mirada y empecé a comer.

Luego de que me contara algo de su vida sociable, pagara la cuenta y nos pusiéramos en marcha, Evans me invitó amablemente al parque de diversiones el fin de semana, sinceramente quería responder que "No", pero en el último de los casos mi respuesta fue "Sí".

Justo al llegar a la entrada de mi casa le dije —Gracias por acompañarme. Esta es mi casa y de seguro tienes mucho que recorrer hasta llegar a tu hogar.

—Te sorprenderás si te digo que mi casa... — Me mostró una leve sonrisa — Está aquí, junto a la tuya —Me quedé estupefacta y en mi cabeza solo había frases como "nunca lo vi o nunca quise conocer a nadie, esto no puede estar pasando"

— Es broma, no mientas— Respondí

Evans se puso delante de mí y acercando su rostro a mí oído susurró— Que nunca me hayas visto, no significa que yo no te conozca —Se despidió con un beso en la mejilla dejándome completamente sin palabras y sonrojada al rojo vivo. 

Game OverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora