Capítulo 2

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Amigos.

Entré a mi habitación totalmente desconcertada. El tipo que me invitó a un helado, que me acompaño a mi casa y que me ponía los nervios de puntas, había sido mi vecino desde hace mucho tiempo; lo que es peor, nunca lo supe. Tal vez era mi culpa porque desde que me aislé de todas las personas jamás preste atención a nadie; mi mundo solo era mi mamá, mi perro y yo.

Con las manos bajo mi cabeza y la mirada perdida en el techo de dormitorio, pensé en todo lo que me pasó el día de hoy. Escuché golpes en la ventana y me levanté de mi cama para saber de dónde provenía. Y la sorpresa de mi disgusto se notó en mi rostro inmediatamente.

—Hola. Nos vemos de nuevo —Me saludó desde el otro lado.

—¿Ya lo sabias? ¿Verdad? —Le pregunté muy molesta.

—Tal vez sí. Tal vez no... —Respondió tocándose la cara con gesto desinteresado —¿Qué cambiaría mi respuesta?

Me limité a contestarle con el primer insulto que se me vino a la mente, empuñé mis manos, respiré profundo y dije —¿Qué buscas de todo esto?

—Ser tu amigo —Me guiñó un ojo- Dana Lane.

—Eres desagradable ¿Te lo han dicho? —Señalé.

—Muchas chicas piensan lo contrario y tú piensas eso —Sonrió —Eres interesante —Y sin decir más se fue de la ventana dejándome con la palabra en la boca

—¿Quién se cree? —Dije por lo bajo.

Definitivamente este no era un buen día. Cerré la ventana, la cubrí con las cortinas y me fui a duchar. Después de un relajante baño, bajé a la cocina en busca de algo que comer. Maxi esperaba por mí en el patio así que salí a jugar con él y darle su esperado almuerzo —Eres un glotón —Le reproché y el respondió con ladridos, como sabiendo a qué me refería.

Todos los días jugaba con mi único mejor amigo, solo con mi perro podía sonreír y divertirme de verdad. Si lloraba, Maxi me consolaba dándome ánimo con sus patitas. Si andaba enojada él hacia trucos como pararse en dos patas o hacerse el muerto, solo mi can sabía cómo alegrarme la vida, no sabría que hacer si él me faltara.

Ya casi era de noche y mi madre no tardaría en llegar. Maxi y yo ingresamos a la casa y nos fuimos a la sala, no tenía deberes así que ver películas era lo único que podía hacer para no aburrirme.

Escuché un auto estacionarse frente a mi casa, y sabiendo que era Isabel, me acerqué a abrir la puerta —Hola mamá —Le di la bienvenida.

—Buenas noches cariño ¿Cómo te fue en tu primer día de clases?­ —Me saludó con un beso en la frente

—Bien, normal como siempre —Le respondí.

Ella mostrándome una caja —Dana... ¿Adivina? Hoy comeremos lo que tanto te gusta —Yo la abracé muy emocionada —¿Cómo sabias que quería comer pizza? —Pregunté.

—Porque eres mi hija y te conozco, además no quería cocinar —Se dirigió al comedor —Ven vamos a comer, tengo muchísima hambre.

La seguí —A veces eres como una niña, madre —Reí —¿Sabes que puedo cocinar?

Ella me miro con sus hermosos ojos esmeraldas —Lo sé, pero quiero darme el lujo de decir eso. No me cortes la ilusión.

Pasar un rato con mamá conversando de trivialidades de la vida era muy confortable, claro que yo no era la misma chica entusiasta de antes, pero aún conservaba algo de mí que solo Isabel y Maxi conocían. A veces, recordaba a papá, su compañía siempre me hará falta, sin embargo sé que él siempre me cuidará desde el cielo.

Eran las diez de la noche y era hora de ir a descansar, me despedí de Isabel y me dirigí a mi dormitorio, antes de ir a mi cama apagué las luces y solo por curiosidad me acerqué a la ventana. "Ese tipo no me interesaba para nada, tan solo quería ver si ya estaba durmiendo". Nunca antes me interesé por mis vecinos, no sé qué me pasaba, aun así observé por el filo de la cortina y vi que las luces en su habitación permanecían encendidas.

Su ventana estaba abierta "¿Quién duerme así?" pensé. De repente, vi que Evans apareció y se detuvo a mirar en mi dirección, me asusté y me dije que era imposible verme desde ese lugar, pero él me sonrió como adivinando que estaba allí, de pie, viéndolo —Diantres —Inmediatamente me alejé de las cortinas toda desconcertada.

Aturdida me acosté en mi cama, pensando en qué decirle mañana si es que lo veo, rayos claro que lo veré. No es que lo haya estado observando, solo quise mirar, fue repentino, caray no me importa lo que haga ese sujeto—No me importa —Sueño llegó a mí con esta última frase.

La alarma sonó y yo desperté en el piso, todo por la ruidosa bulla. Si es así como empezaba mi día, no quiero ni imaginarme como será después. Bajé por mi desayuno. Mi mamá me había dejado preparado huevos con tocino y junto al batido de fresas una bandejita con uvas dentro; ella era sencillamente grandiosa.

Estaba a tiempo para llegar al colegio, era lo que sabía, pero al recodar el incidente de la noche anterior, me apresuré para salir lo antes posible rogando para no encontrarme con Evans.

—Buenos días Dana ¿dormiste bien? —Me saludó el susodicho.

Creo que hoy no era mi día de suerte, todo estaba confabulado para estar en mi contra ¡Por qué!

Sacando mis audífonos de mi maleta le respondí desinteresadamente en forma de excusa —Obvio. Todo el tiempo duermo bien.

Él me miró fijamente con sus ojos miel y dijo a pocos centímetros de mí —Segura? ¿Aun después de espiarme?

Me tensé—No sé de que hablas. Sueñas muchas cosas ¿Vas al colegio o te vas a quedar de vago parado allí? —Me alejé inmediatamente.

—Eres una mentirosa de primera —Fue lo que escuché decir de sus labios, pero lo dejé pasar por alto. No quería darle importancia al asunto.

Llegamos a la institución diez minutos antes de que cerraran las puertas, ingresamos al aula juntos y sentí miradas no tan amigables posarse sobre nosotros o más bien sobre mí.

Habían transcurrido un par de horas, desde que las clases se dieron y recibir la materia de matemáticas era evidente; estaba resolviendo un problema realmente difícil en mi cuaderno, cuando vi que un pequeño papel aterrizó en mi banca.

"¿Aburrida?

Que dices si en el recreo comemos juntos en el mismo lugar de ayer

¿Aceptas?

¡Ah! Por cierto... traje pastel de chocolate"

Pensé si este individuo sabía mi debilidad o solo era coincidencia; de todas formas tomé mi lápiz y escribí.

"Sólo por esta vez. Pero no te tomes la confianza.

Espera a que me haya ido primero. Ok"

Escuché una leve risa de parte de él, después de que le devolví el papel y una idea vaga pasó por mi cabeza "¿Nos estábamos convirtiendo en amigos?"

Game OverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora