Secretos de un pasado
Y las cosas no podían estar peores. En qué me equivoqué o cual debería ser mi respuesta en este momento, seguramente Evans está enojado y no quiere escuchar mis razones. ¿Qué debería hacer? ¿Huir? ¿Decir la verdad? O tal vez debería esperar a que me parta un rayo.
—Evans yo... —No puedo completar la oración, las palabras no llegan a mí y todo en mi mente está en blanco igual que una hoja de papel para dibujar.
—Dime que no es lo que yo creo, dime que casualmente estás aquí por una cita médica o por recoger unos papeles, dime que es eso —Su tono era calmado, pero su mirada era severa, misma que pronunciaba a los cuatro vientos que realmente se enojaría si yo no decía algo para defenderme.
—La verdad es que he venido aquí para... —Observo a mi alrededor por alguna solución —Estaba buscado a alguien, pero parece que me confundí de piso.
Evans mira el número de la puerta y señala —Esta es la habitación 112, crees que no sé quién se encuentra aquí —Me da la espalda y lo escucho suspirar —Dana me has mentido —Voltea de nuevo —Te dije que no vinieras, te lo pedí de favor y esto es lo primero que haces.
—¡Tú también me has mentido! ¿Acaso no lo recuerdas?
—Pero eso es diferente y te lo expliqué, no mezcles las cosas.
Recojo mi cabello hacía un lado, camino hasta quedar cerca de él y digo con voz molesta —No, para mí es lo mismo, además no tienes derecho a decirme qué hacer, porque yo puedo hacer lo que quiera así el mundo se pare de cabeza.
La puerta de la habitación se abre y con ella la silueta de un sujeto alto con traje negro a quién reconozco como el guardián del castaño.
—Señorita Dana, el joven Mike espera por usted, pase por favor.
—Gracias —Miro a Evans, quién con cara de incredulidad me pide que me detenga —Lo siento, pero tengo que entrar. Adiós.
Antes de que pueda seguir, su agarre en mi muñeca hace que no pueda continuar —¡Para por favor!
Niego con la cabeza y justo cuando estoy por contestar alguien se adelanta —No deberías molestar a mi invitada, Primito.
—Esto no es contigo, no te metas —Dice Evans sin mirarlo siquiera.
Si esto sigue, no podré lograr mi cometido. Evans tiene que entenderme, pero sé que no lo hará porque le he mentido y aunque no quiera admitirlo no tengo otra salida, si él me odia por esto entonces que así sea, en el fondo sé que lo merezco —¿Puedes soltar mi mano?
—No quiero... Sin embargo, tengo que hacerlo ¿Verdad? —Desafía con la mirada a Mike, luego hala de mi mano y sin previo aviso sus labios asaltan los míos.
No hago nada por la repentina acción y lo único tonto que se me ocurre hacer, es dejarme llevar por ese estúpido y adictivo primer beso. Nos separamos por la falta de oxígeno, y al abrir mis ojos lo que veo es la sonrisa irónica de Evans.
—Ni se te ocurra acercarte demasiado a Dana, ella es mía y no dejaré que me la arrebates —Advierte a Mike y lo siguiente que expresa es para mí —El verdadero juego empieza ahora, después no digas que no te lo advertí —Se aleja de aquel lugar perdiéndose en los pasillos y dejándome completamente paralizada sin oportunidad de refutarle nada.
—¿Qué pasó aquí? ¿Son novios? —Me pregunta Mike.
Me despierto de ese trance y meneo la cabeza de forma negativa, antes de que saque conclusiones apresuradas —Te equivocas, no somos nada, en verdad no sé qué sucedió de un momento a otro.
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Game Over
RomanceDana era una chica solitaria, no tenía amigos ni alguien en quién confiar, ella decide estudiar en otra institución educativa en donde piensa seguir actuando como lo ha venido haciendo. El primer día de clases se supone que debía pasar desapercibid...