Capítulo 16

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Accidentes culpables

Cundo era pequeña solía ser una persona rodeada de amigos y todo era felicidad ante mi inocencia. Yo amé cada momento que viví junto a ellos, lo apreciaba descaradamente, pero en ese entonces yo no sabía de la maldad que encierra el mundo.

La primero que empieza a cambiar mi vida es la muerte de papá. Y finalmente, se encuentra el hecho de haber perdido a un amigo de verdad por mi culpa.

Todo fue repentino... viajo en mis recuerdos y me veo jugando con mis amigos y con el niño ojos miel que me gustaba, no había carros alrededor, por lo tanto la zona era segura.
Entre todos decidimos jugar a "policías y ladrones" y para no discutir quien era quien, sorteamos la identidad de cada uno. A mi amigo ojos miel de nariz pequeña y bellos rasgos faciales le toca ser policía mientras que a mí me toca el bando de los ladrones.

El inicio del juego se da y todos empiezan a correr y perseguirse por toda la calle, me atrapan, pero alguien nos ayuda a todos aquellos que hacemos el papel de ladrones. El escape es efectivo y nuevamente el juego se reanima haciéndolo cada vez más interminable.

Es allí, cuando me disparo y corro para salvar a otros compañeros que han sido atrapados. Me pierdo en la diversión que no me doy cuenta que un vehículo se aproxima a gran velocidad, me detengo a raya y me quedo paralizada en media calle. El vehículo no para y yo no puedo correr.
Mi cuerpo es empujado por alguien y lo siguiente que veo no es el choque del auto en mi cuerpo, todo lo contrario, el ojos miel se encuentra tirado y lleno de sangre en el suelo.

Agarro fuerzas desde mi interior y corro hacia él desesperadamente, pero aunque quiera me es imposible acercarme. La ambulancia no tarda en aparecer y se lleva el cuerpo inconsciente de mi amigo. Yo no hago nada, estoy de pie y solo me limito a observar la escena.

Al día siguiente mi calvario da inicio, los amigos que tenía ya no hablan conmigo, me ignoran y no pierden la oportunidad de señalarme como culpable.

Salir a la calle y escuchar groserías de los que llamabas tus amigos es algo doloroso; pienso que sus palabras amargas hacia mi van a parar, que todo volverá a ser como antes, que entenderán que todo fue un accidente, pero todo sigue empeorando.
Las agresiones psicológicas pasan a ser físicas, quiero defenderme, sin embargo, el sentimiento de culpabilidad todavía está allí. No puedo decirles que paren porque no tengo la valentía suficiente para detenerlos.

Mis días felices terminan... ya no vuelvo a ver a aquel niño y poco a poco mi personalidad cambia hasta que por fin logro hacer que mi mente se olvide de todo. No sé cómo lo hice y de qué manera lo logré, pero solo ahora frente a la verdad, frente a mi pasado y frente al chico o los chicos que siempre fueron mis amigos, lo recuerdo todo.

—¿Cómo debería responder a esta situación? —Pregunto a Evans.

El me mira y aun sin responder se acerca a la camilla en donde se encuentra su hermano y dice —Estoy seguro de que él quiere oír sobre cómo te sientes al saber de nuestra  doble existencia.

—¿Qué crees tu?

—Estás enojada ¿verdad?

Me acerco a Evans y digo —No, no lo estoy, aunque me gustaría saber... ¿Quién jugaba conmigo cuando éramos chicuelos?

—Tal vez nos odies después de esto... —Hace una pequeña pausa —Nos turnábamos para jugar contigo.

—Entonces cuando el accidente sucedió fue Sam quien estaba a cargo de jugar conmigo ese día. Evans discúlpame por todo lo que pasó con tu hermano, creo que soy yo la que debería estar en esta cama y no él. Entiendo que me odies después de todo, y entiendo si me dices que te acercaste a mi por venganza. Yo lo entiendo...

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