Capítulo 6

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Cara bonita

La noche que pasé fue sin duda la más terrible, los sueños que tuve significaban algo, podía sentirlo de esa forma. El problema aquí era que, por más  que intentara yo no podía entenderlos.

La imagen que había visto de ese niño, me recordaba a alguien ¿Pero quién? Me levanté justo a tiempo para llegar a clases, así que no tuve el lapso suficiente para  desayunar y tampoco sentía ganas de comer un bocado.

No me importaba si llegaba tarde con las ganas que tenía de ir al colegio, preferiría quedarme a meditar las cosas extrañas que pasaban por mi estúpida cabeza.

—Que no se le haga costumbre llegar tarde señorita Lane— Indicó la profesora de lenguaje.
—Como  usted diga maestra— Hice un gesto de desagrado y pasé  a sentarme  en mi puesto.

El susodicho no dejaba de mirarme desde que llegué.
—¿Qué tengo en la cara? Mira a tus cuadernos y procura estudiar.

—Oblígame. ¿Crees qué puedes hacerlo o tratarás de huir como siempre lo haces?—replicó  el patán engreído.

—Ni lo uno ni lo otro— No esperé  a que continuara con el diálogo, solo me preocupé por sacar mis cuadernos y poner la debida atención a clases sino quería que la profesora se la tomara en contra mía.

Pasaron los minutos, pero yo me arrepentía de venir a clases después de todo. La persona que se sentaba atrás de mi, se la había  pasado molestando con su lápiz y dando pequeños empujones a mi banca. Esto me estaba colmando la paciencia.

Hubo un cambio de hora y aproveché ese momento para dirigirme ante Evans y decirle a todo pulmón.

— ¡Qué te sucede! ¡puedes dejarme en paz de una buena vez!

Todos los alumnos incluida la chica que idolatraba a Evans nos observaron. Reaccioné muy tarde para cuando me di cuenta. El sujeto que tenía en frente no dejaba de mantener en su fina cara una sonrisa que me llenaba de enojo. 

—No quiero... Me gusta jugar así.
—Pues a mi no y me estoy cansando de ti— Me alejé  del lugar con la firme decisión de perderme la siguiente clase y salir por aire fresco.

Iba tan enojada y tan metida en mis pensamientos de perderme, que no me di cuenta cuando alguien puso su pie para obstaculizar mi camino haciéndome caer casi al salir del aula.

—¿Te caíste? Cuanto lo siento, no me di cuenta—dijo en voz alta la odiosa de Lissa.

Todos observaron por un momento el espectáculo que estaba dando para después darle paso a las risas y burlas que recibía de mis compañeros.
Miré con odio a Evans por última vez antes de salir corriendo del lugar.

Corrí y corrí sin mirar atrás. Lo único que quería en ese entonces era llegar a un lugar apartado, lejos de todos.
No lo pensé varias veces para dirigirme a la terraza del Instituto, evadiendo las advertencias de que estaba prohibido el paso. No me importaban las reglas, no me importaba nada.

Me acerqué a una de las esquinas de la terraza, me senté, llevé mis piernas a la altura de mi cabeza y me agaché a llorar. Esto no lo había hecho desde hace tanto tiempo, pero ahora lo estoy haciendo por vergüenza y por ese idiota.

—Estúpido.

—Lo sé y lo lamento, mi intención nunca fue esta, créeme— Escuché  decir a Evans quien estaba arrodillado frente a mi.

—Mentiroso, esta es la razón de tu juego, burlarte de mi. ¿Quieres que te aplauda?

—No, no es así. Yo jamás te haría algo así Dana— me tocó la rodilla que desde hace rato sentía que me ardía— ¡Estás lastimada!

Tenía lastimada la rodilla derecha efectivamente—Que no ves que... ¡Auch! ¿Qué estás  haciendo?
—Curarte, que más sino es eso.

Había sacado una toalla de su bolsillo y procuraba limpiar cuidadosamente mi herida.

—De vez en cuando debes depender de otros— continuó hablando con cierto aire de culpa— Arreglaré este mal entendido y te prometo que seré más obediente la próxima vez.

— ¿Dejarás de molestarme?—Pregunté sin rodeos.

Me sonrió con malicia— Eso jamás, dije que seré obediente, no que te dejaré de molestar. Sin eso el juego no sería divertido.

—Eres un...— Colocó su dedo en mi boca—Soy un amor lo sé, y tu eres mi flor rebelde de cara bonita.

Moví su dedo con un manotazo. Mi rostro estaba rojo y necesitaba ocultarla antes de que se diera cuenta. Pero fue en vano, él ya lo había hecho y se burlaba del momento.

Me agarró las manos y me empujó contra la pared, su rostro se iba acercando al mio y yo no tenía la fuerza suficiente para moverme, cerré los ojos por inercia y sentí sus labios rozarme cerca de la comisura de mis labios. No había sido el beso que una parte de mi quería, pero eso me ayudó a reaccionar de inmediato.

— Apártate. Me estorbas— Se detuvo a milímetros de mi cara y en un arrebato de tiempo me soltó y puso rápidamente una mano encima de mis labios y me besó.

No fue un beso real, pero si lo veía desde otro punto de vista fue algo así como un beso indirecto y eso era igual de vergonzoso. No dije nada, solo me quedé paralizada. Evans por su lado se levantó de inmediato y huyó del lugar diciéndome que la próxima vez iba en serio.

—Te odio... Cretino...—Llevé mi mano a mi pecho—De cara bonita, este juego me está lastimando por tu culpa—Susurré al borde de las lágrimas.

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