Capitulo 9

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Stan estaba en la cocina sirviéndose un vaso de agua, tenia la garganta algo irritada. Aunque disfrutaba su trabajo, dar tantos recorridos a las personas era un poco agotador a su edad. Y aunque estaba buena en forma física gracias a los viajes con Ford, seguía siendo viejo, se agotaba mas rápido que el promedio y su garganta se irrita con mas facilidad. Pero a pesar de eso su habilidad de atrapar turistas en sus historias seguía siendo la mejor, no por nada lo conocían como el maestro del engaño. Cuando termino su vaso de agua se dirigió a la tienda de regalos, debía ir a ver que Wendy no estuviera holgazaneando. Aunque sabia que esa costumbre se había vuelto innecesaria, la chica ya estaba mas aplicada en su deber e incluso se veía mas cooperadora con otras actividades. Wendy fue una de las niñas que venia cuando era pequeña buscando fantasía falsa, pero luego solo dejo de hacerlo. A veces, cuando iba a la ciudad a conseguir algo veía como ella y Soos hablaban. Los años pasaban y la veía en distintos lugares trabajando, nunca duraba mucho en ellos. En realidad nunca le presto mucha atención hasta unas vacaciones que el caminaba por el pueblo buscando algo que le diera una idea para otra atracción. Entonces escucho una discusión del Varonil con sus hija, ella rogaba por no ir al campamento de leñadores, pero el insistía por el hecho de que no quería que ella se la pasara con otros adolecentes tontos. Entonces el le dio la opción de conseguir trabajo en un día como medida para no ir. Ella le replicaba que ya no había lugar donde la dejaran trabajar. Pero su padre se mostro inflexible, o encontraba trabajo ese día o se iría al campamento al día siguiente. Stan sintió algo de pena por la chica y recordó lo estricto que solía ser su padre. Por un momento se vio a si mismo en Wendy, entonces cuando ella se quedo sola, este se acerco y le dijo que necesitaba una cajera que atendiera la tienda de regalos. Este le dijo que la paga no era mucha, pero antes de darle mas detalles ella salto a abrazarlo dándole las gracias y se fue a contarle a su padre. Stan pensó que se arrepentiría después, pero al final, aun con lo vaga que solía ser ella, este realmente estuvo mucho menos cargado con el trabajo y vio que ella realmente era necesaria. Y con todo lo que había pasado con sus sobrinos y hermanos, entendió algo, aunque nunca lo diría en voz alta. Esa chica se había vuelto una especie de hija para el.

Cuando se encontraba en la tienda de regalos vio que Wendy estaba saliendo de detrás del mostrador, algo distraída y con una sonrisa algo boba. Este se sorprendió porque no veía por las ventanas a sus amigos, pero decidió preguntarle.

-¿A dónde vas tan alegre niña? –Dijo Stan con su típica voz de aburrimiento.

-¿Yo? ......Voy a ver a su hermano- Dijo Wendy tratando de sonar desinteresada, pero Stan podía leer entre líneas.

-¿A ver a poindexter? ¿Y para que exactamente? – Dijo Stan entrecerrando los ojos, ella y el estaban mas extraños de lo normal.

-Para una investigación en la que me pidió ayuda, me llamo para ver los resultados-Dijo ella comenzando a ponerse nerviosa, pero trato de disimularlo.

-De acuerdo...... Ve pero no te tardes, no quiero que vayan a venir clientes y tu no estés para vigilar a los ladrones- Dijo Stan fingiendo restarle importancia.

-Claro jefe- Dijo ella relajándose y se fue a la maquina expendedora.

Una vez cerro la maquina, bajo las escaleras con rapidez, tecleo el código del ascensor y entro en el. Entonces lo puso en marcha el numero dos y comenzó el descenso. Ella se sentía algo apurada por llegar, una vez en el lugar vio que la puerta de metal estaba cerrada con llave, pero ella había aprendió algunas cosas de Stan. Así que tomo un par de pinchos y los doblo como Stan le había enseñado. Comenzó a forzar la cerradura y casi de inmediato la cerradura cedió. Luego de abrir la primera fue al de la segunda, también la abrió fácil. Ella abrió la puerta con mucho cuidado de hacer ruido y entro de puntas. Vio como Ford estaba viendo un libro de frente al librero sin percatarse de su presencia. Entonces ella fue cerro ambas puertas sin hacer ruido. Luego camino sigilosamente hacia el y estaba preparada para taparle los ojos, pero Ford hablo primero.

Suspirando por los PinesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora