Capitulo 34

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El sol se había ocultado tras las montañas, las estrellas se asomaban tímidamente por el cielo azulado, que comenzaba a tornarse negro. El bosque se encontraba en completa calma, el único lugar que no estaba dentro de cuadro de tranquilidad de la naturaleza era la cabaña del misterio, específicamente la habitación de Ford. El lugar que antes había sido testigo de dudas e inseguridades, ahora era un refugio para dos amantes mas unidos que nunca. En el lugar se podía respirar la pasión y la lujuria que desbordaba de ambos seres que habían decidido entregarse en la forma mas primaria y especial que se conocía. Wendy estaba perdida en todas las sensaciones que le provocaba Ford. Cada beso, cada caricia, cada te amo, solo hacia que ella perdiera los últimos ápices de raciocinio que tenia disponible, dándole paso a una mujer completamente entregada a su deseo. Ella estaba debajo de Ford, sintiéndose totalmente dominada por el arrollador beso y toque de ese hombre. El la besaba con hambre, con lujuria. Era un beso totalmente exigente, clamando por cada parte de ella. Invadía su boca con fuerza, su lengua iba como un conquistador contra la de su compañera, dejando con actos un mensaje claro, el tenia el control. Ella por su parte no se resistía, se sumía al dominio de aquel hombre, debajo que la bestia interior de Ford supiera que ella le pertenecía, así como el a ella.

Wendy comenzó a sentir como los colmillos de Ford crecían, rozando sus labios en el beso. Cada segundo que pasaba era uno en que Ford aplicaba mas fuerza en su deseo, comenzaba a tornarse en un beso salvaje. Ella se separo del el, tratando de buscar oxigeno, pero no le dio tregua, dejo su boca y fue a clamar su cuello. Wendy tenia sus dedos enredados en su cabello, incitándolo a seguir. Ford por su parte, necesitaba sentir mas, tenerla mas cerca. Entonces sus manos fueron a su espalda, atrayéndola mas hacia el. Este la sostuvo con firmeza y la levanto ligeramente para arrastrarla sobre la cama, así este pudo subir por completo a ella. Ford no paraba de besar y lamer el cuello de Wendy, quería sentirse dueño de su escancia. El se deleitaba en los gemidos que se escapaban de los labios de Wendy, dándole a entender que el la estaba enloqueciendo. Ella solo podía arquearse con cada beso que este dejaba sobre su cuello, cuando sentía sus colmillos pasar por su piel sin hacer presión. Ella sentía como Ford estaba aplicando mas presión sobre su espalda, acercándola mas a el. Ella podía sentir como su temperatura subía sin piedad, su piel estaba en llamas, necesitando alivio uno que solo Ford le daría. Ford sintió un extraño instinto primario, quería marcarla. Así que bajo hasta su hombro y dio una fuerte mordida, Wendy dio un grito de dolor y placer, nunca espero que Ford la mordiera con tanta fuerza. Ella sabia que aquella mordida dejaría marca, no había atravesado su piel, pero estuvo a punto. El pensó que la había lastimado, pero no podía para, la bestia dentro de el había salido libre, apenas siendo controlada. Ford supo que ya no podría detenerse aunque quisiera, su instinto había tomado el control de su mente, no podía detenerse y tampoco quería. Había esperado demasiado, demasiado para entrar en razón, para tener una segunda oportunidad, para dejar su orgullo de lado y pedir perdón, para recapacitar sobre sus errores, pero sobre todo, había esperado demasiado para ser feliz. No iba a esperar ni un segundo mas, el momento de serlo había llegado y no lo iba a desaprovechar.

Volvió a poseer sus labios con pasión desbordantes, queriendo beber de las maravillas que solo su Venus podía ofrecerle. Sentía como su temperatura subía a gran velocidad, su sangre corría por sus venas como lava caliente, quemando todo a su paso. Además se acumulo en un lugar muy sensible de su anatomía, volviéndola tan dura como la roca. Que tortura era tener tanta ropa sobre si mismo que ella tuviera sus propias barrearas textiles, impidiéndole sentir mas de su hada. Su manos comenzaron a bajar por la espalda de Wendy hasta llegar a sus glúteos. Los tocaba con pericia y apretaba con sentido de pertenencia, nadie mas podría tener nada de ella, eran de el y de nadie mas, sus actos lo dejaban muy en claro. Pero sus manos no de detuvieron ahí por mucho tiempo, siguieron bajando hasta llegar a sus muslos, sintiendo la suavidad de su piel de porcelana. Ford como sus manos por la orilla del vestido y comenzó a acariciado de arriba a bajo. Wendy podía sentís cómos las uñas un tanto crecidas de Ford acariciaban cosquillosamente sus muslos, entonces el agarro sus piernas y las levanto a sus costados, dándose mas acceso a ella. Wendy enredo sus piernas por las caderas de Ford, buscando sentirlo mas cerca. Aun con la ropa puesta el intruso de Ford se rozo contra su zona prohibida, arrancando un sonoro gruñido de placer por parte de este. Ford dejo de besarla para mírala unos segundo, poniendo su mano al costado del rostro de Wendy. Ella pudo ver que sus ojos se habían vuelto amarillos de nuevo, pero no brillaban, en realidad estaba sumamente oscuros.

Suspirando por los PinesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora