Capitulo 30

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El viento soplaba con fuerza, con frio y violencia. Ford y Duke no se despegaban las miradas de encima. Los ojos de Ford hablaban por si solo, no decían amenazas, sino promesas. Promesas de dolor incalculable y sufrimiento a su enemigo, todas cargadas de un odio ciego. Duke cambio su expresión de ira a una sonrisa a medio lado maniática, con la mirada de un psicópata. Relajo sus músculos y comenzó a hablar.

-¿Entonces dices que vienes a salvarla? ¿Y como planeas hacer eso? – Dijo Duke de manera burlona, Ford endureció aun mas su mirada ante el comentario.

-¡Ven y te demostrare como, perro sarnoso! – Dijo Ford rabia contenida, Duke se enfurece por la falta de respeto.

-Te mostrare quien es sarnoso ¡Hermanos despedácenlo! – Dijo Duke con autoridad y entonces los lobos saltaron a la acción.

Los lobos se lanzaron a atacar a Ford, pero ninguno logro tocarlo. Ford disparaba a diestra y siniestra sin fallar un solo disparo. Zarpazos iban y venían, pero Ford con agilidad los esquivaba todos. Todos esos años atrapado entre dimensiones le habían dejado un agilidad y flexibilidad que un gimnasta envidiaría, además también le dio una gran resistencia y fuerza física, la cual aumento vigorosamente con sus hermano en el mar. En un momento noto como los disparos no estaban surtiendo efecto y también como su arma se calentaba rápidamente. El miro el medidor de la batería y vio como estaba sobrecalentada, Ford supo que debía usar el plan B. Así que se coloco sus guantes evitando los zarpazos de las bestias, entonces las activo. Ford comenzó a usar sus habilidades de combate cuerpo a cuerpo, tratando de evitar que los lobos lo destrozaran en el proceso. Cada golpe era un poderosa descarga en cada una de las bestias, pero en esa vuelta, Ford no salió ileso. Aunque era muy ágil, aquellos lobos eran demasiado rápidos para el, cada cierto tiempo uno asestaba su golpe, por suerte ninguna herida resultaba muy profunda. Pero Ford sabia que no podría mantenerse así por siempre, se estaba agotando y aun había mucho de ellos. En un golpe, Ford cayo al suelo y sus manos golpearon el suelo con tanta fuerza que se daño el generador de energía. Cuando trato de levantarse vio como uno de los lobos iba sobre el, pero de la nada, la bestia cayo al suelo destransformado. Este vio con horror como su sobrina salí de entre los arbustos disparando a las bestias que estaban cerca de el. Pero no duro mucho, pues su rayo se sobre calentó también. El sabia que no había pasado suficiente tiempo para que su rayo volviera a estar listo. Mabel llego junto a Ford y este se levanto y se coloco frente a Mabel, por lo menos la protegería con su cuerpo. Ford estaba a punto de decirle a Mabel que corriera, pero un súbito disparo silencio el ambiente de manera abrupta. Todos miraron en dirección de donde vino aquel disparo, Mabel y Ford quedaron sorprendidos, eras los demás. Stan, Dipper, Soos y Guideon habían llegado al lugar y para sorpresa de Ford, todos tenían una de las armas de Stan.

-Lamento interrumpir extraño ritual o lo que sea, pero sabrán que no puedo dejar que lastimen familia, ya que el único monstruo horrible que hostiga a mi familia soy yo – Dijo Stan con su tono de sarcasmo y una sonrisa a medio lado.

Uno de los lobos salto para atacar a Stan, pero este disparan a la bestia. Ford sintió horror cuando vio como su hermano disparaba a sangre fría, por muy malditos que fueran aquellas criaturas, nos las mataría. Pero cuando la bestia cayo, Ford vio que no había orificio alguno, el lobo estaba inconsciente. En el suelo vio el cacillo de la bala y la reconoció de inmediato. Eran balas de aturdición, el había creado unas balas que no podían matar a nadie, solo dejarlos inconscientes, por un pequeño pulso de presión que liberaba al entrar en contacto con cualquier ser vivo. Ford no pudo evitar relajar su mirada al entender los hechos. En algún momento Stan debió sacar aquellas balas especiales de la sala de armamento, violando su sistema de bloqueo claro y las puso en sus armas como medida de prevención. En cualquier otro escenario Ford estaría colérico, peleando con su hermano por su obvio irrespeto por sus experimentos. Pero en ese momento estaba sumamente agradecido por ello, gracias a eso, los demás tenían como luchar contra los lobos. Entonces los chicos comenzaron a correr disparando a las bestias, mientras esquivaban los ataques de estas. Cuando Stan se acerco a Ford y Mabel, les arrojo un par de armas. Mabel se unió a los demás en la lucha, Ford y Stan estaba espalda contra espalda disparando a las bestias.

Suspirando por los PinesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora