Capitulo 33

164 10 0
                                    


El tiempo se había congelado para ambos, podría haber pasado una explosión y ellos no se habrían dado cuenta. Ambos estaban absortos en el otro, parecían perdidos en sus pensamientos, pero en realidad ambos estaban completamente sincronizados. Sus respiraciones iban al mismo ritmos, al igual que sus ritmos cardiacos. Estaban atentos a las cualquier movimiento que el otro hiciera, tal vez por miedo o inseguridad, esperaban ver cual seria la reacción del otro ante su presencia. Wendy era quien mas miedo sentía de los dos, pues sabia que en esta ocasión ella tenia todas la de perder. Pero detestaba ese horrible abismo que se había creado entre ellos, la soledad y su indiferencia eran mas crueles que cualquier herida o humillación que Duke le hubiera podido propinar en los días de su cautiverio. Y ella sufrió cosas que no le desearía ni a ser mas sanguinario o malévolo que existiera. Estar frente a el era el punto del no retorno, pero ella aun temía que aquello marcara el fin su relación. Wendy no imaginaba que Ford sentía exactamente los mismo. Este pudo leer el miedo en los ojos de ella, pero no supo identificar a que le temía. Pero tampoco podía dejar de observarla, lucia tan bella que pensaba era una obra de arte viva. Ella tenia un vestido blanco, era prácticamente igual al que uso en la cena de su cita, salvo por el color y que el materia era mas suave y menos grueso, era un vestido para de diario uso. Aun tenia las muñecas vendadas y el ante brazo izquierdo, también los tobillos y la rodilla derecha, y aun con todo ese vendaje, ella era perfecta ante sus ojos. Ella pensaba dar un paso dentro de la habitación, pero sus piernas fallaron de repente y cayo al suelo en un golpe seco. Ford reacciono rápido y se puso junto a ella, viendo como unas lagrimas de dolor se escapan de los ojos de su amada, pues se había lastimado el antebrazo vendado, el cual estaba comenzando a teñirse de rojo. Sin darle tiempo a protestar, Ford tomo en sus brazos y la levanto, dándole una mirada dura y de desaprobación.

-No debiste levantarte de la cama, aun estas muy débil......Te llevare de vuelta – dijo Ford con un tono autoritario, que no daba espacio a las replicas. Pero en el marco de la puerta, Wendy uso sus brazos y los puso a cada lado del marco, haciendo presión para no salir. Ford la miro sorprendido y se molesto.

-¡Wendy, para con eso! Tengo que llevarte a la habitación – Dijo Ford frustrado, aquella chica era realmente terca. Pero ella seguía resistiendo contra la puerta mientras el empujaba por salir y gracias a su sentido del olfato, Ford pudo oler como la sangre de la herida se hacia mas y mas abundante.

-¡Maldición Wendy! ¿Qué rayos te pasa? Estas haciendo que la herida se abra otra vez ¡Deja de forzar contra la puerta! – Dijo Ford exasperado, sentía como su temperamento se estaba saliendo de control.

-¡No! ¡No pienso salir de aquí hasta hablar contigo! – Dijo ella tratando de ocultar el dolor en su voz, pues el brazo le estaba comenzado a doler mucho. Ford sintió como sus colmillos se alargaron de la rabia y dio un gruñido.

-¡Bien! ¡Tu lo pediste! – Dijo Ford, harto de la actitud de Wendy y la levanto hasta ponerla sobre su hombro como si fuera un saco de papas y comenzó a salir de la puerta, pero Wendy agarro el marco por atrás. Ford trato de halarla pero ella no se soltaba, y comenzó a hacer mas presión de la debida. Pero el olor a sangre aumento rápidamente, mezclado un olor a sal muy característico, lagrimas. Ford supo que si seguía forzando, iba a soltar a Wendy de la puerta, pero podría empeorar la herida mas de lo que ya estaba. Dio otro gruñido de molestia.

-¡De acuerdo! ¡Tu ganas! – Dijo el sintiéndose derrotado, retrocedió y entro de nuevo a la habitación, luego la bajo a sus brazos y la coloco en su cama. Ella no lo miro a los ojos mientras se limpiaba las lagrimas. Ford no pudo evitar ver como la mascara de orgullo de Wendy desaparecía por un segundo, dejando ver a la chica vulnerable que tenia en frente. Este solo dio un suspiro y fue u baño por el botiquín. Cuando volvió, solo dio una mirada seria, pero suave y comenzó a tratar el brazo de Wendy. La fuerte fue que la herida solo abrió superficialmente por el golpe y el esfuerzo, cuando estaba terminando de vendar el brazo de Wendy, ella hablo.

Suspirando por los PinesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora