Capitulo 23

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Habían pasado dos días desde la película con Ford, y desde entonces ellos no habían tenido la oportunidad de estar juntos a solas. Cada vez que ella planeaba escabullirse al laboratorio llegaban varios turistas que requerían su atención. Alguno de ellos tuvieron la osadía de coquetear descaradamente con ella. La peor parte es que Ford había estado participando bastante en el museo y estuvo presente en varias de esas ocasiones. Ella por suerte logro hacerlos desistir a tiempo, porque aunque Ford estaba tratando de no interferir, ella podía ver como el estaba a punto de ir a matar a esos idiotas. Ella sabia de antemano que el y Stan no les temblaba la mano para defender lo que querían, solo le preocupaba que tan lejos podrían llegar, a veces le asustaba saber la respuesta. Aunque no paso ningún inconveniente. Era un viernes y sus amigos la habían llamado para que salieran a hacer algo divertido. Pero ella vio a Ford con la expresión algo decaída escuchándola conversar. Así que este desapareció por la maquina expendedora. Ella los rechazo diciendo que había roto algunas cosas en la tienda de regalos y debía trabajar horas extras para reponerlo. Una vez terminada la llamada se fue siguiendo a Ford. Cuando llego al segundo piso no lo encontró, entonces se dirigió al laboratorio. Estaba algo impaciente, realmente necesitaba de la presencia de su novio. Cuando llego vio como Ford tiraba algunos papeles al suelo con rabia, para luego dar un fuerte golpe contra la mesa. Ella se preocupo y salió del elevador con cautela, temiendo que este se enojara de que ella estuviera ahí. De repente lo escucho hablar solo.

-¡Maldición! ¡Malditos turista con la hormona tan cerdamente caliente! ¡Maldita tensión! ¡Maldita formula tan inestable! – Dijo el casi gritando escribiendo con fuerza contra una hoja.

Ella pudo evitar soltar un suspiro mudo, ahora veía cuan afectado estaba Ford. Era obvio que al no tener oportunidad de estar juntos ambos comenzaron a acumular tensiones, pero Ford tenia mas sobre sus hombros que Wendy. Además supo que para el era muy duro no poder defenderla abiertamente cuando uno de esos idiotas se trataban de propasar con ella. Además de que parecía tan difícil para el mejorar la formula de rejuvenecimiento. Tantas cosas juntas en su cabeza hacían que ese hombre fuera un manojo de nervios volátiles. Ella podía ver que la punta de sus orejas rojizas, ella sabia que eso significaba que estaba colorado por la rabia y la frustración. Wendy entonces se acerco despacio a el, donde la luz se hacia casi inexistente. Y despacio deslizo sus manos por los hombros de Ford. Este brinco de la sorpresa, pero al ver las manos se relajo. Este no volteo a verla y soltó un suspiro de frustración, estaba aun muy molesto para encararla.

-Wendy querida...... No es que no te quiera aquí pero ahora no tengo el humor para hablar – Dijo el tratando de sonar calmado.

-Me doy cuenta, aun con tu abrigo y tu suéter, puedo sentir tus hombros duros como roca...... - Dijo ella pasando la mano sobre sus hombros, masajeándolos.

-Solo es tensión, ya se me pasara – Dijo el mientras bajaba el pulso de su escritura.

-Estas demasiado tenso para hacer nada Ford......Ven levántate – Dijo ella agarrándolo del brazo.

-Wendy ahora no es un buen.......- Dijo el antes de mirar a los ojos de Wendy. Eran firmes y no aceptaría un no por respuesta. El solo pudo soltar un suspiro de resignación y la siguió a la habitación de enfermería.

-¿Tienes alguna crema o loción tipo relajante muscular? – Dijo ella revisando sus repisas.

-En la primera gaveta de la derecha, es una crema mentolada algo fuerte para deportistas – Dijo el señalando la gaveta. Ella sacó la botella blanca y la dejo sobre la camilla de exámenes. Ella se acerco a el y comenzó a deslizar su abrigo por sus hombros, el se sorprendió un poco.

Suspirando por los PinesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora