A la mañana siguiente, salgo a trotar. No he logrado dormir bien. Pase gran parte de la noche velando su sueño. Es difícil sacar esa imagen de mi mente. Me esfuerzo por hacerlo y sacudo mi mente intentando concentrarme en la música de mi I-pod; lo que parece ser mucho peor, pues escuchar el melifluo sexy de Esthero me hace querer regresar a la cama y hacerle el amor a Amelia de manera desenfrenada. Llegaría a la habitación, la sorprendería al meterme bajo las sábanas, bajaría sus bragas y pondría mi boca en... «¿Qué demonios pasa contigo, Elena?» me reprendí a mí misma al tiempo que paraba mi trote. Estoy jadeando y dudo que sea por el cansancio. Era oficial. Me declaraba incapaz de sacarla de mi mente.
Regreso a casa y subo en el elevador. Entro al departamento y me encuentro con la escena más dolorosa que jamás haya visto. Alex y Amelia estaban de pie, besándose en el salón. Él parecía estar listo para irse y ella estarle deseando un buen día. El beso dura unos segundos que parecen eternos y yo estoy inmóvil frente a ellos.
-Elena, pensé que me iría y no me despediría de ti -dice Alex cuando por fin se da vuelta y me observa -. Gracias por dejar que me quedara y lo siento si me puse un poco pesado anoche- me sonríe.
Amelia tiene su cara enterrada en el suelo. Parece querer fingir que es invisible. Yo no aparto mi vista de ella, estoy buscando su mirada, pero sé que no la encontraré.
-No te preocupes, Alex. Después de todo, creo que voy a tener que acostumbrarme a verte más seguido por aquí, ¿no?
Él se ríe y luego de darme un beso en la mejilla, se retira. Le sonrío y me quedo mirando a Amelia unos segundos más. Ella me mira y, cuando está a punto de abrir la boca, emprendo mi camino hacia la habitación sin pronunciar una palabra.
Cierro la puerta tras de mí y me quedo de pie tratando de procesar lo que había visto. Esa escena había sido una gran respuesta negativa a todas las preguntas que tenía en mi cabeza. ¿Sentirá lo mismo que yo?, ¿estaría a punto de pasar algo entre nosotras? Siento que algo presiona mi pecho fuertemente. Estaba enojada conmigo misma. Yo le había otorgado el poder de herirme también. Ya era suficiente. Respiro profundo, contengo mis lágrimas e intento calmar mi ira con una ducha fría.
Después de eso sólo tengo ganas de meterme en la cama y acampar allí por muchos días. Sé que Amelia está allí afuera y, por primera vez en varios meses, me apetece perderla de vista.
Mi móvil me despierta luego de unas horas. Es una llamada de Alex. Ha descubierto algo sobre el caso de Amelia y necesita encontrarse conmigo lo antes posible. Entiendo que debo salir y toparme con Amelia. Suspiro y, luego de vestirme, salgo de la habitación.
Ella está en el sofá viendo tele.
-Hola -me dice con un gesto de pena.
Asiento con la cabeza con una sonrisa hipócrita. Camino hacia la puerta.
-Oye, Elena -insiste, levantándose y acercándose a mí -. Quería disculparme por lo de esta mañana. Alex me besó y yo no...
-Amelia, dejemos algo claro de una vez -interrumpo entonces de manera tajante -. No tienes por qué darme explicaciones. No somos amigas. De hecho, no existe ningún tipo de relación entre nosotras. Espero que entiendas eso.
Ella parece estar confundida.
-Yo sí siento que hay algo entre nosotras... -hace una pausa y parece arrepentirse por lo que acaba de decir-. Sé que tenemos una conexión -se detiene de nuevo-. Una amistad y no quisiera arruinarla por un tonto beso que no significó nada.
-No existe tal amistad -tomo las llaves de mi motocicleta y me vuelvo hacia ella de nuevo-. Y, si me disculpas, debo ir a trabajar.
-¿Trabajar?
-Sí. Déjame recordarte que investigo tu caso. Es por eso que estás aquí.
-¿Entonces es sólo por eso que permitiste que viniera a vivir contigo?
-¿Qué otra razón habría? -me encojo de hombros.
Se queda en silencio por unos segundos como si le costara creer lo que le acababa de decir.
-Entonces deseo que soluciones el caso muy rápido. Así podré irme y dejarte en paz de una vez.
-Lo haré -le sonrío y salgo de allí dando un portazo.
***
Al día siguiente mientras corro en el parque, repaso todo lo que había conversado con Alex el día anterior. Él había estado investigando a Omar Arafat y había descubierto una serie de correos electrónicos que había enviado hace meses. En los correos hablaba de ofrecer una gran suma de dinero si esta persona hacía lo que él le pedía. Charlie estaba trabajando para rastrear al destinario y conseguir más detalles acerca del extraño negocio. Omar no había regresado a la ciudad y tampoco sabíamos si lo haría. Estaba un poco frustrada. ¿Para qué había viajado?, ¿acaso estaría huyendo de los tipos que perseguían a Amelia luego de su rescate? Estos hombres habían dejado claro su interés por dar con el paradero de Omar.
Cuando regreso a casa y encuentro a Amelia preparando café en la cocina.
-¿A dónde fuiste?
-A correr -me acerco a la nevera y saco una botella de agua.
-Sigues violando las indicaciones. Te recuerdo que no estás recuperada del todo, pero imagino que para ti, cumplir alguna regla es más que imposible -dice con ironía.
-¿Por qué estás de mal genio?
-Siento que no te cuidas, Elena.
-Gracias, pero no tienes que cuidarme.
Se queda mirándome incrédula.
-Ya lo sé, no volveré a hacerlo.
Camino hasta mi habitación y me doy una ducha rápida. Luego de eso, me coloco unos vaqueros y una camiseta, pero cuando doy un paso, siento un intenso dolor en la pierna. Gimo de dolor sin poder evitarlo.
-¡¿Qué ha pasado?! -escucho a Amelia en la puerta.
-¡Nada!
Ella entra a la habitación y me pide que me tumbe en la cama.
-Ya te lo he dicho. Estás abusando de tu mejoría -dice, masajeándome suavemente.
-También dijiste que no volverías a preocuparte por mí -bromeo.
Ella sonríe y luego se pone de pie.
-¿A dónde piensas ir ahora?
-A hacer la compra. Me apetece hacer un pie de manzana.
Se queda mirándome.
-¿Quieres venir? -me obliga a preguntar.
-¿En tu motocicleta?
Vacilo antes de responder.
-Podemos ir en el coche.
-Está bien.
-¿Tienes algo en contra de mi motocicleta?
Ella se ríe y mueve la cabeza.
-No tengo nada en contra, pero manejas muy rápido.
-¡Tonterías! Soy muy cautelosa.

ESTÁS LEYENDO
El diario de Elena (COMPLETA)
RomanceElena es una agente de policía que ama su trabajo. Su siguiente caso a investigar, es la desaparición de Amelia Habash. Amelia es una doctora del hospital central, con una vida monótona y controlada absolutamente por su estricto padre. En este rel...