***

1.3K 132 10
                                        


Retiro mi boca lentamente y logro escuchar gemidos más suaves.

Me acerco a su rostro. Tiene los ojos cerrados; aún puede disfrutar el cosquilleo que recorre su cuerpo y la lleva a un estado de éxtasis. Su respiración es entre cortada y su boca está reseca.

Abre los ojos al fin y esboza una sonrisa de satisfacción. Me besa suavemente los labios.

-No sabía que esto se podía sentir tan bien –dice jadeando.

Me río.

Me toma del rostro y me besa con pasión.

Nos miramos fijamente durante algunos segundos. Todavía me era difícil creer que todo eso estaba sucediendo.

-Había imaginado esto antes, pero ha sido muy diferente en la realidad. Ha sido perfecto.

Me recuesto a su lado.

-¿Lo habías imaginado antes? –pregunto.

Ella sonríe sonrojada.

-Muchas veces –sonríe-. Por ejemplo, aquel día que dormimos juntas, el día que Alex se emborrachó...

-¿Por qué no me lo dijiste?

-¿Estás loca?, no sabía cómo lo tomarías.

-¿Me tienes miedo? –bromeo.

Ella se ríe.

-No –se encoge de hombros-. Es sólo que hablar contigo es cómo juagar a la ruleta rusa.

-¿Tan malo es?

-Me refiero a que nunca sé lo que va a suceder. Puedes reaccionar bien o puedes explotar y hacer una catástrofe de eso. Eso me vuelve loca.

-A mí me vuelve loca tu cuerpo –confieso-. También había imaginado esto un millón de veces.

- ¿Por qué tardamos tanto entonces?

-No lo sé. Me arrepiento de ello.

Nos reímos.

-Es extraño que todo esto esté sucediendo –dice ella.

-Para mí no es extraño, pero sí es algo increíble. Nunca pensé que podías fijarte en mí de verdad.

Ella ríe.

-¿De qué hablas?, sabías que sentía atracción por ti, ¿no?

-Pues, la verdad, no lo sabía. Quería pensar que era así, pero cuando estaba a punto de creérmelo, me decías algo que me quitaba esa idea de la cabeza.

Resopla.

-Es difícil explicar mi comportamiento. Ni yo misma entiendo por qué actúo de cierta forma contigo. No sé por qué me empeñaba en convencerme de que no sentía nada por ti.

-Llegué a pensar que de verdad no querías que estuviera cerca de ti. Parecía que te gustaba verme sufrir.

Se ríe.

-¿Qué dices? Claro que te quería cerca, aunque debo admitir que lo de verte sufrir quizás sea cierto. Me encantó verte celosa el día que salí con Alex.

Me río y cubro mi rostro con mis manos.

-Eres malvada, de verdad.

Estuvimos un rato sin hablar. Ella estaba recostada en mi pecho, respirando suavemente. Mi nariz estaba enterrada en sus cabellos rubios aspirando su olor y grabándolo muy dentro de mi memoria.

-Odio tener que preguntar esto, pero, ¿qué harás ahora? –pregunto.

Ella inspira hondo. Su gesto se vuelve serio.

-No lo sé... -dice en un suspiro largo y doloroso.

-¿Has pensado en la boda? No quiero presionarte, pero Alex estará esperándote mañana ante el altar. Debes tomar una decisión ahora mismo.

-No podría hacerle eso a Alex.

-¿Qué?, ¿no puedes hacerle qué?, ¿engañarlo? –Pregunto sentándome con brusquedad-. Te informo que ya lo has hecho. Ya lo has engañado conmigo.

-Elena, no me malinterpretes –dice incorporándose -. Sólo digo que no quisiera herirlo. Alex me ama y yo no estoy lista para dejar todo y comenzar una relación contigo. Es tu mejor amigo.

-Yo no te estoy pidiendo que dejes nada. Sólo te pido un poco de sensatez.

- ¿Sensatez? –Me espeta con brusquedad -. Pero si desde que te conocí no he podido volver a actuar con sensatez nunca más; si me has llevado al punto más cercano de la demencia. Me has enloquecido con tus altibajos, con tus ambigüedades. Si un día me provocas y al otro me esquivas de la peor manera. Antes de pedirme sensatez, Elena, dime en qué terreno estoy pisando porque ahora mismo hacemos el amor y tal vez mañana amaneces con ganas de mandarme al demonio.

Se levanta de la cama y comienza a vestirse rápidamente.

-¿Entonces lo que dices es que yo te hago sentir insegura?

-Lo que digo es que siento que arriesgo demasiado contigo. Arriesgo mi bienestar mental. Arriesgo mi tranquilidad y me siento inmersa en una relación que me consume.

-Pues no te preocupes, Amelia –digo al tiempo que me levando y me acerco a la puerta de la habitación -. No hace falta que arriesgues más nada por mí. Ya quedó claro lo que soy yo para ti. Sólo soy un conjunto de confusiones, locuras e inseguridades. Ojalá que acostarte conmigo te haya servido para terminar de darte cuenta de que la mejor decisión de tu vida es casarte con Alex. Te pido por favor que salgas de mi habitación –concluyo abriendo la puerta con violencia.

Ella se acerca y se detiene junto a mí.

-Nunca me había arrepentido tanto de algo como de haberme acostado contigo –dice y sale de la habitación


____________________________________________________________

Hola chicos.

Sólo quería decirles que está a punto de terminar la historia y que me gustaría mucho que la recomendaras a más personas. Subiré el próximo capítulo pronto.

Estoy trabajando en la segunda parte de la historia.

Gracias por sus valoraciones y comentarios.

Un abrazo.


El diario de Elena (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora